Qué es la etanolamina, la molécula hallada en el espacio que es clave para descifrar el origen de la vida
Por BBC Mundo
Cómo se originó la vida en la Tierra? Nadie lo sabe, pero conocer los ingredientes que la hicieron posible puede darnos pistas valiosas.
En un reciente estudio, un grupo de investigadores españoles afirman que detectaron uno de esos ingredientes en el espacio, muy cerca del centro de la Vía Láctea.
Se trata de la etanolamina, una molécula que está presente en la membrana de las células de todos los seres vivos y que ahora, por primera vez, se observó fuera de nuestro planeta.
“Esto nos puede ayudar a entender cómo se formaron las primeras células en la Tierra“, le dice a BBC Mundo Víctor M. Rivilla, uno de los coautores del estudio desarrollado por el Centro de Astrobiología (CAB), un centro de investigación estatal de España, asociado al Instituto de Astrobiología de la NASA.
l hallazgo, además, deja abierta la posibilidad de que los ingredientes que hacen posible la vida estén presentes en otros lugares del universo distintos a la Tierra.
¿Qué es la etanolamina y qué pistas nos da sobre el origen de la vida que conocemos?
Molécula clave para la vida
La etanolamina es una molécula que contiene cuatro de los seis elementos químicos fundamentales para la vida: oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y carbono-los otros dos son el fósforo y el azufre-.
Además, es uno de los componentes de las membranas celulares, la capa protectora que recubre a las células de todos los organismos y que permite que al interior de ellas puedan ocurrir los procesos genéticos y metabólicos.
“Entender cómo se formaron estas membranas es un paso fundamental para entender cómo se formaron los organismos vivos“, dice Rivilla.
¿Cómo la encontraron?
Anteriormente la etanolamina ya se había detectado en meteoritos, pero no está claro cómo ha llegado ahí.
Ahora, con la ayuda de dos radiotelescopios, Rivilla y sus colegas detectaron etanolamina en una nube molecular ubicada a 100.000 años luz de la Tierra.
En el espacio, las moléculas vibran y emiten fotones, que son partículas de luz.
La forma en la que cada molécula vibra es como su firma”, dice Rivilla.
Así, al detectar el rastro de los fotones dentro de la nube, los investigadores notaron que las vibraciones que estaban observando correspondían a millones de moléculas de etanolamina en esa nube en el centro de la galaxia.
¿Por qué es importante?
Los resultados de la investigación sugieren que la etanolamina está presente en las nubes moleculares del espacio, que es donde se forman nuevas estrellas y planetas.
Entonces, la conclusión de Rivilla y su equipo es que la etanolamina pudo estar presente en los asteroides que se sabe que bombardearon a la Tierra primitiva, hace miles de millones de años.
“Estimamos que alrededor de mil billones (¡un 1 seguido de 15 ceros!) de litros de etanolamina podrían haber sido transferidos a la Tierra primitiva a través de impactos meteoríticos“, dice en un comunicado Izaskun Jiménez-Serra, investigadora del CAB y coautora del estudio.
De esta manera, la molécula pudo haber llegado a nuestro planeta desde el espacio, y una vez aquí pudo combinarse con otras moléculas que ayudaron a la formación de membranas celulares más eficientes y más robustas que favorecieron la evolución de los primeros organismos vivos.
La etanolamina es una de las pocas moléculas verdaderamente complejas descubiertas en el espacio que es directa e innegablemente relevante para la biología tal como la conocemos”, le dice a BBC Mundo Brett A. McGuire, astrónomo y profesor de química en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien no estuvo involucrado en la investigación.
¿Vida extraterrestre?
El hecho de que estas moléculas esenciales estén presentes en el espacio, permite pensar que, bajo las condiciones adecuadas, podrían dar lugar a formas de vida en otros lugares del cosmos.
“Si los ingredientes de la vida se extienden por todo el universo, también es probable que la vida pueda surgir en cualquier lugar tan pronto como las condiciones sean favorables”, dice refiriéndose a este hallazgo el astroquímico Sergio Ioppolo, en un artículo del portal Inverse.
“Es probable que la vida no sea una excepción, sino más bien un paso adicional en la evolución de las regiones del espacio donde se forman las estrellas”, añade Ioppolo, investigador en la Queen Mary University London, quien no participó en este estudio.
McGuire, por su parte, aclara que el hecho de que se haya encontrado etanolamina en esta región interestelar no significa qua ahí hay membranas celulares, o que esta molécula sea común en el espacio.
Una idea similar plantea Stuart J. Bartlett, astrobiólogo del Instituto Tecnológico de California (Caltech) consultado por BBC Mundo.
“¿Qué tan lejos de las nubes moleculares puede formarse esta molécula?”, se pregunta Bartlett.
“Sería muy interesante conocer los requisitos astronómicos para la síntesis de esta molécula”.
Nuevas preguntas
Bartlett también menciona que sería interesante saber cuál es la relación entre el hecho de que haya etanolamina en el espacio y en la Tierra, o si solo es una casualidad.
Según el astrobiólogo, sería una “casualidad parcial” si el uso de la etanolamina en la Tierra se debe a procesos químicos de las células; pero sí habría una relación causa-efecto si esta molécula se incorporó a la vida en nuestro planeta a través de fuentes venidas del espacio.
“Comprender qué explicación es más precisa requerirá muchos más años de investigación y no se puede responder en la actualidad”, dice Bartlett.
Rivilla y su equipo ya sospechaban que en el espacio profundo podría haber moléculas de etanolamina, porque antes ya se habían detectado otras moléculas de estructura química parecida.
Ahora ya tienen la certeza de que ahí están presentes, pero la pregunta que sigue pendiente es cómo se formaron esas moléculas.
Esa es la tarea que sigue.
Mediante estudios teóricos, modelos químicos y experimentos que simulen el medio interestelar, Rivilla y sus colegas quieren entender el origen de las moléculas de etanolamina.
Además, gracias a que los radiotelescopios son cada vez más sensibles y sofisticados, esperan detectar otros tipos de moléculas complejas que hayan podido dar lugar a la formación de membranas celulares, pero también del ARN y el ADN que contienen la información genética; y las proteínas que se encargan del metabolismo.
Armar ese rompecabezas espacial “podría ser clave para entender el origen de la vida“, concluye Rivilla.