La falta de dinero puede provocar que los padres hablen menos con sus hijos

Según un estudio, desarrollado por Betty Hart y Todd Risley en 1995, los niños provenientes de familias de clase media alta están expuestos a 30 millones de palabras más que los menores de bajos recursos. Esa “brecha de palabras” puede influir negativamente en el proceso de aprendizaje y desarrollo de los más pequeños. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que la falta de dinero en los hogares puede provocar que los padres hablen menos con sus hijos, retrasando el aprendizaje de nuevas palabras.

El interés por saber cómo actúan los padres cuando experimentan escasez financiera llevó a Mahesh Srinivasan, profesor de psicología en UC Berkeley, y a su equipo de investigación a desarrollar un estudio en el que evaluaban la interacción entre 84 padres con sus hijos menores de 3 años. Durante el análisis, los padres describieron cómo se sentían anímicamente en esos momentos de falta de dinero.

 
 

Falta de liquidez afecta el discurso de los padres

Libreta de notas, calculadora y un billete en una mesa

Tras las pruebas, los investigadores detectaron que los padres con falta de liquidez tendían a interactuar menos con sus hijos (para el análisis se consideraron niños de 3 años), en comparación con los padres que reflexionaron sobre otros tipo de escasez como falta de alimentos o con aquellos que simplemente no recordaron malas experiencias económicas.

Es evidente que cuando los padres experimentan o piensan en escasez financiera, tienden a suprimir el discurso hacia sus hijos. En ese sentido, Srinivasan agrega que:

Nuestros resultados sugieren que la capacitación para padres puede no ser suficiente para cerrar la brecha de rendimiento académico sin abordar el problema más amplio de la desigualdad de ingresos”.

La interacción se reduce con mayor intensidad a final de mes

Aunado a ello, el estudio demuestra que la comunicación entre los padres y sus hijos se redujo con mayor intensidad al final de mes, un momento donde los cabecillas de familia esperan con ansias pagos u otras fuentes de ingresos.

“Debido a que teníamos grabaciones de los padres… pudimos identificar realmente las diferencias en sus patrones de habla cuando eran más o menos propensos a experimentar tensión financiera, independientemente de sus propias características personales”, dijo la autora principal del estudio, Monica Ellwood-Lowe.

Así que, este estudio evidencia que no solo la educación de los padres es clave en el proceso de aprendizaje de los más pequeños, los problemas financieros también influyen. En ese sentido, los investigadores indican que ayudar a los padres con sus problemas de liquidez o asegurarse de que tengan los recursos necesarios podría ser una alternativa para cambiar la forma cómo interactúan con sus niños.

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