La guerra en Ucrania trajo de vuelta a la necesidad compulsiva de información o doomscrolling
El doomscrolling estuvo muy presente durante los primeros meses de la pandemia del Covid; cuando creíamos que lo habíamos superado volvió a aparecer con la guerra en Ucrania.
Esta práctica obsesiva por obtener información afecta a nuestra salud mental. Los expertos advierten que esta trae un alto costo en términos de ansiedad que no debe ignorarse. Muchos especialistas comprobaron que los niveles de ansiedad aumentaron durante la pandemia. Lo mismo está sucediendo ahora tras la guerra entre Rusia y Ucrania.
¿Por qué somos tan susceptibles al doomscrolling?
Según la teoría cognitiva de la ansiedad, esta sería una respuesta a la amenaza. Los expertos dicen que es completamente racional, pero que necesita intervención cuando se vuelve incapacitante para realizar otras actividades.
Los especialistas en salud mental consideran que con el doomscrolling las personas buscan comprender la naturaleza de la amenaza: qué tan probable es, cuáles podrían ser las consecuencias, cómo podría hacerle frente y que podría ser capaz de ayudar.
En cuanto a las similitudes y diferencias entre la guerra en Ucrania y la pandemia, hay varias por nombrar. Por ejemplo, la pandemia tuvo al distanciamiento social como impedimento para que las personas se apoyaran entre sí.
El contexto de guerra, sin embargo, causó que muchas personas no quisieran involucrarse con el tema. Los especialistas dicen que este asunto hizo que esas personas se aíslen del resto por pensar así.
Otra diferencia que hallan los expertos es el estrés crónico que conllevó la pandemia. Estas mismas personas pueden llegar a pensar que solo hay malas noticias luego del Covid. Esto acrecenta el estrés que ya traían de antes. En este sentido, los expertos en salud mental creen que las personas deben mostrar resiliencia y dominar la situación.
La reacción de algunas personas ante la guerra
El doomscrolling volvió con más intensidad con la guerra en Ucrania. En algunas personas, la obsesión por saber qué pasa en Europa las llevó a buscar noticias sobre el tema las veinticuatro horas del día. Algunas tienden a despertarse en la noche, preocupadas por la situación.
Todas se caracterizan por revisar sus teléfonos constantemente, todas buscan la misma información en diferentes portales de noticias. Algunas hasta buscan testimonios personales en Twitter, con el fin de encontrar diferentes fuentes de información.
El Covid marcó a muchas personas que ahora ya perdieron el gusto por socializar. Pero la guerra despertó en ellas la necesidad de ayudar a los damnificados por la guerra. Ciertos individuos dicen sentirse exhaustos, ansiosos, enojados y molestos, cuando ven imágenes gráficas de las víctimas de guerra.
Algunas personas han vuelto a los mismos hábitos que habían tenido durante el Covid. Tienden a revisar las noticias todo el tiempo, están alertas de las nuevas novedades.
Sin embargo, otras creen que es mejor mantenerse al margen para evitar caer en la misma ansiedad de revisar las noticias. Pero han decidido involucrarse más en los asuntos humanitarios, donando todo lo que pueden a organizaciones benéficas.
De todos modos, hay que ser muy cautelosos por cómo encaramos el tema de la guerra para evitar poner en riesgo nuestra salud mental.