LA HISTORIA DE JOICE, LA ESCLAVA AFRICANA CREÓ LA FORTUNA DEL CIRCO MÁS FAMOSO DEL MUNDO

La esclava Joice Heth fue explotada más allá de su vida por el cirquero P.T. Barnum: incluso su cadáver se convirtió en una atracción casi turística.

Joice Heth era una mujer negra. En el siglo XIX, eso se traducía inmediatamente en una sentencia de esclavitud en Estados Unidos. Poco se sabe sobre su vida antes de ser comprada por P. T. Barnum, (el famoso empresario y cirquero que años después creó el Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus)en 1835. En ese momento histórico, los registros sobre la vida de los esclavos no eran necesarios. En vida, sin embargo, nunca se imaginó que se convertiría en una atracción casi turística para los médicos de diferentes partes del país —incluso años después de haber fallecido.

Una estrella de la medicina contemporánea

Joice
Foto: Wikimedia Commons

Sobre Joice Heth quedó poco registro. Más allá de estimaciones con respecto a su lugar de nacimiento —posiblemente en Madagascar—, no existen archivos sobre su familia y vida personal. Lo que pasó a la historia de Estados Unidos fue la trayectoria de su cadáver. Después de morir, la mujer se convertiría en una estrella de la medicina contemporánea.

 
 

La mujer perdió la vida en Nueva York. El 25 de febrero de 1836, su cadáver fue abierto en el City Saloon, frente a una audiencia de 1,500 espectadores que pagaron por el espectáculo. Muchos de ellos eran científicos, que esperaban encontrar información valiosa sobre otras formas de vida en África. No encontraron nada nuevo: el cuerpo humano siempre es el mismo.

Sin embargo, el halo de misterio persiguió al cuerpo de Heth durante años: su comprador, P. T. Barnum, aseguraba que ella había cuidado a George Washington cuando era niño y presumía que se trataba de una anciana de 161 años. Con una larga carrera como showman en Kentucky, el hombre sabía cómo vender una historia —aunque posiblemente no fuera real.

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Una gira post-mortem

 
 

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Imagen: Wikimedia Commons

Barnum se vio por primera vez con Joice Heth en su casa. Según su propio relato, la encontró completamente inmovilizada en un sillón de su casa. Completamente ciega, sin dientes y con una mata gruesa de pelo gris en la cabeza, la mujer parecía desvanecerse sobre sí misma. A pesar de su condición, según relata el showman, era platicadora y amigable.

La historia con respecto a la relación de Joice Heth con el primer presidente de Estados Unidos radica en los relatos que Barnum le escuchó sobre “su querido pequeño George“, de acuerdo con Michael Lueger, en su artículo par JStor Daily. El documento que validó sus historias fue el acta de adquisición por parte de la familia Washington. Fue entonces que Barnum vio la oportunidad, y adquirió a la mujer en ese momento.

Con una nueva factura, valuada en 500 dólares, se hizo dueño de Joice en 1835. A partir de entonces, se la llevó de gira por todo el este del país, promocionándola como la centenaria nodriza del primer presidente del país. Heth lo negó repetidamente en vida, pero la historia tuvo éxito. Un año más tarde, la gira culminaría en una plancha de autopsia, con el cadáver de la mujer centenaria abierto frente a médicos que no daban crédito de su humanidad y una fortuna para P. T. Barnum, que le valió seguir en el mundo del circo y fundar posteriormente el Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus.

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