La historia de cómo México dejó que los niños bebieran desechos de Honda, Nestlé y Hershey’s

Por Sin Embargo

El Gobierno de Jalisco mantuvo en secreto por casi una década un informe que muestra altas concentraciones de cadmio, mercurio, arsénico, plomo en menores de 12 años, mientras empresas como Hershey´s, Honda y Nestlé siguen vertiendo tóxicos al agua con la complacencia de las autoridades.

Por Manuel Hernández Borbolla

Ciudad de México, 24 de enero (RT).- El Estado mexicano ocultó durante 10 años un estudio que demuestra cómo las industrias llevan décadas envenenando a niños, jóvenes y adultos de varios pueblos, ubicados en la región de Jalisco, a través de los desechos tóxicos que arrojan en él, considerado el “río más contaminado de México”.

Así lo revela una investigación realizada por RT, en la que se documenta la manera en que industriales mexicanos y extranjeros han sido beneficiados por el Gobierno pese a la catástrofe ambiental que ha provocado una epidemia de enfermedades entre pobladores de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago.

El informe se hizo público este mes de enero, luego de que la Comisión Estatal del Agua de Jalisco mantuviese durante nueve años bajo reserva, y mediante un acuerdo de confidencialidad, un estudio realizado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en el que se observa una alta concentración de metales pesados en el cuerpo de niños que habitan pueblos a orillas del río Santiago.

“Los resultados de la población infantil respecto a los tóxicos ambientales, mostraron altas prevalencias de exposición a cadmio (77 por ciento), a compuestos orgánicos persistentes totales (74 por ciento), a mercurio (60 por ciento), al ácido trans-mucónico (benceno, con 43 por ciento), así como a plomo (35 por ciento) y arsénico (30 por ciento)”, señala el informe al que tuvo acceso este medio, y que lleva por título: ‘Propuesta metodológica para la implantación de una batería de indicadores de salud que favorezcan el establecimiento de programas de diagnóstico, intervención y vigilancia epidemiológica en las poblaciones ubicadas en la zona de influencia del proyecto de la presa de Arcediano en el estado de Jalisco”.

El estudio fue realizado en 330 niños de las localidades de El Salto, Puente Grande, Tonalá, Juanacatlán, La Cofradía y Jardines de la Barranca, ubicadas a las afueras de la ciudad de Guadalajara, la segunda urbe más grande de México.

Sin embargo, al tratarse de una muestra representativa, los autores del documento estiman que más de la mitad de la población total de dichas comunidades registra niveles de envenenamiento por metales muy por encima de los estándares médicos.

De acuerdo con expertos consultados, las altas concentraciones de cadmio encontrados en la orina de casi el 80 por ciento de los niños puede derivar en casos de insuficiencia renal crónica. También se encontró que las altas concentraciones de benceno habían generado un importante daño cognitivo en algunos de los infantes analizados.

Esto significa que el Gobierno de Jalisco tenía conocimiento de la situación desde hace casi una década y no hizo nada para revertir el problema, a pesar de los insistentes reclamos de la población y la mortandad silenciosa que se vive en la región, como consecuencia de la alta exposición al agua contaminada.

Una dinámica perversa alentada por las millonarias ganancias que generan empresas trasnacionales y gobernantes que privilegian las inversiones privadas por encima de la salud de la gente.

“TIENE VENENO”

“Sientes que vas a morir”, dice Mairo, un niño de 8 años, quien se acerca curioso a ver cómo documentamos la contaminación del río Santiago en un predio cerca de la presa de El Ahogado, en el municipio de El Salto, una de las zonas más afectadas por la contaminación.

“¿Te has metido al río?”, le pregunta Enrique Enciso, activista integrante de la organización Un Salto de Vida, quien nos acompaña en un recorrido para observar cómo la espuma tóxica y hedionda se acumula en el caudal, a pesar de que a pocos metros se encuentra una planta tratadora de agua, que instaló el Gobierno Federal hace ya varios años, con la intención de remediar la catástrofe ambiental que se respira en el lugar.

“Tiene veneno”, responde el niño. “Yo me metía antes. Mis amigos se metían y murieron. Se metieron allá y tomaron agua”, cuenta el pequeño. “Ya tiene mucho que no me meto”, agrega.

A lo lejos se observan algunas fábricas que forman parte de El Castillo, una zona ubicada en el corazón del complejo industrial construido en El Salto. Esta zona experimentó un despegue a raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por México, EU y Canadá, que entró en vigor en 1994 y marcó desde entonces la agenda económica neoliberal impulsada entre estos países.

Mairo dice que suele venir a este páramo para cuidar vacas. Su familia vive cerca. Al igual que muchos niños de la localidad, ha tenido contacto con el agua y la espuma cargada de químicos que, a la larga, han demostrado ser mortales para los habitantes de la región.

EL RÍO “MÁS CONTAMINADO”

El 14 de febrero de 2008, el pequeño Miguel Ángel López Rocha murió en un hospital de Jalisco tras haber caído en el río Santiago. Los médicos encontraron que el menor tenía en la sangre niveles de arsénico 400 por ciento más altos que el máximo permisible.

El suceso detonó la molestia de los habitantes de El Salto y Juanacatlán, que desde entonces emprenden una batalla jurídica y política para tratar de remediar los daños ocasionados por la presencia de tóxicos en el agua entubada que llega a las casas.

Así, algunos activistas y académicos han denominado al río Santiago como el “río más contaminado de México”, debido a la alta concentración de metales pesados provenientes de la industria química, automotriz, textil y de alimentos asentada en la zona.

Un estudio del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), realizado en 2012, señala que se vierten “un total de 507,5 toneladas de contaminantes convencionales diariamente” en estas aguas.

Un proceso de devastación donde la instalación de un corredor industrial ha jugado un papel central.

“El deterioro de la calidad del agua del río Santiago se aceleró a finales de la década de los años setenta por la contaminación ambiental en las zonas de Juanacatlán y El Salto, debido a la creación de las zonas industriales”, señala el estudio.

Entre 2009 y 2011, el IMTA encontró mil 90 sustancias químicas en el río, incluyendo altas concentraciones de metales pesados como cadmio, cobre y mercurio, además de otras sustancias peligrosas como nonilfenol, el octilfenol etoxilado y el tetracloroetileno.

De acuerdo con el inventario de Descargas del Estado de Jalisco de la Gerencia Regional de la Comisión Nacional del Agua, 266 de las 280 zonas de descarga de aguas residuales de todo el estado están ubicadas a orillas del río Santiago.

¿CUÁLES SON LAS INDUSTRIAS MÁS CONTAMINANTES?

Pero a pesar de que el IMTA documentó más de 500 toneladas de contaminantes vertidos al río diariamente, los registros oficiales en México presentan un subregistro importante que impide conocer puntualmente el daño cometido por cada una de las industrias asentadas en la región de El Salto.

Esto, aun cuando en la lista de contaminantes figuran varias empresas transnacionales provenientes de países como EU, Japón, Alemania, Francia y Suiza.

De acuerdo con el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes, de 2004 a 2018 las industrias asentadas en El Salto arrojaron 22 toneladas de contaminantes tóxicos y metales pesados al agua, solamente dentro del municipio de El Salto. También se han registrado emisiones por al menos mil 806 millones de toneladas de gases tóxicos en la zona.

Los datos oficiales, consultados por este medio, revelan que la empresa que registra los mayores niveles de contaminación es Zoltek, una compañía estadounidense especializada en la comercialización de fibra de carbón. Tan solo de 2010 a 2013, la compañía vertió al Río Santiago al menos 16.5 toneladas de metales pesados como cadmio, plomo, cianuro y níquel, entre otros.

 

En la lista de contaminantes aparecen otras empresas trasnacionales como la fábrica estadounidense de chocolates Hershey’s, que derramó altos niveles de plomo. También figuran la automotriz Honda y la compañía de químicos Quimikao, ambas oriundas de Japón. Estas tres empresas han arrojado al menos 1.2 toneladas de tóxicos a las aguas del río Santiago.

Otras firmas que aparecen en la lista son la compañía alemana de autopartes ZF Suspensión y la francesa Virbac, especializada en la fabricación de alimento para animales.

La extinta empresa mexicana de toallas y telas, Hilasal Mexicana, figura también entre las más contaminantes de las últimas décadas.

OTRAS REGIONES DE LA CUENCA 

A pesar de que El Salto cuenta con el principal corredor industrial, las fábricas se extienden a otros municipios de la cuenca Lerma-Santiago, desde el nacimiento del río Santiago en el lago de Chapala, abarcando los municipios de Zapotlanejo, Poncitlán y Ocotlán.

Entre las empresas asentadas en esta zona destacan la compañía suiza de alimentos Nestlé, que arrojó al menos 82,6 kilogramos de contaminantes al agua de 2018 a 2013, principalmente níquel y cromo.

Otra empresa que destaca es la tequilera mexicana Casa Cuervo, uno de los principales productores a nivel mundial de la emblemática bebida alcohólica, compañía que vertió al menos 9,9 toneladas de tóxicos como níquel, cromo, cadmio y mercurio durante 2018 y 2012.

También figuran la química mexicana Grupo Celaense, con 1.92 toneladas de metales pesados en la última década de la que se tiene registro (2018-2008).

NUEVO CORREDOR INDUSTRIAL

A pesar de que el Estado mexicano cuenta con datos sobre los daños ocasionados por el derrame de contaminantes sobre el río Santiago, las sanciones contra las empresas responsables de contaminar el caudal han sido mínimas.

De 2013 a 2018, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó 2.065 visitas de inspección y verificación a empresas ubicadas en la cuenca del río Santiago. De dichas inspecciones, no se detectaron irregularidades en 735 casos, hubo faltas menores en 1.296 y apenas se clausuraron 34 instalaciones supervisadas (16 de manera parcial y 18 totales), así como multas por un total de 31,5 millones de pesos (1,6 millones de dólares).

Una cifra que contrasta con los cerca de 20 mil millones de dólares anuales de ganancias que reporta la Asociación de Industriales de El Salto (AISAC).

En octubre pasado, los industriales y el Gobierno de Jalisco firmaron un acuerdo para remediar la contaminación del río, sin que hasta el momento se hayan establecido sanciones concretas contra las empresas responsables de intoxicar uno de los afluentes de agua más importantes de la región.

“Este es un pacto por el medio ambiente, enfocado en el saneamiento de la cuenca del Río Santiago, donde los industriales ubicados en El Salto tienen mucha influencia, dado que las descargas de agua eventualmente van a dar a este río. Es un acuerdo voluntario que establece algunos compromisos en temas de gestión ambiental. Tenemos el potencial de limpiarlo, es una responsabilidad enorme, una deuda que tenemos con toda la población del estado de Jalisco”, dijo el Secretario de Desarrollo Económico, Ernesto Sánchez Proal.

A pesar de los daños a la salud y la falta de controles administrativos para impedir que las empresas sigan desechando contaminantes al agua, el Gobierno de Jalisco anunció en diciembre de 2019 la apertura de otro nuevo parque industrial en El Salto, que contará con una inversión de 110 millones de dólares.

En tanto, los niños siguen siendo envenenados con metales pesados en la sangre, mientras este modelo industrial, que busca maximizar ganancias a costa de la salud de la población, continúa funcionando con la complacencia de los tres niveles de Gobierno en México.

 

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