La política se compromete a crear un Pacto por la Ciencia, pero no dice cuándo
Como en cada llamada a las urnas, los debates electorales se suceden uno tras otro. En este caso, y teniendo en cuenta el poco tiempo transcurrido desde las anteriores (abril de 2019) por el fallido intento de formar gobierno, de nuevo se han precipitado los careos entre representantes de los partidos con representación.
Mientras en cuestiones económicas, regionales e, incluso, en la gestión del universo de los emprendedores no existe prácticamente ningún punto de acuerdo, la ciencia juega en una liga muy diferente.
El debate celebrado por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) ha sentado en la mesa a PSOE, Podemos y Ciudadanos. El Partido Popular sin presentarse a la cita, y VOX alegando problemas de agenda fueron los grandes ausentes.
“La ciencia adolece de muchas carencias resultado de la situación política actual y todos los partidos saben lo que pedimos”, explicaba la presidenta de la COSCE Perla Wahnón en la apertura. La eterna letanía de una reducción de la burocracia y la llegada definitiva del famoso, pero inexistente, Pacto de Estado por la Ciencia. Porque si hay algo que demanda el sector, además de sus peticiones es “su disgusto por el “incumplimiento de los compromisos asumidos por los representantes políticos”
Bajo cinco preguntas, centradas en planes para la legislatura, incremento de la inversión, la precaria situación de la Agencia Estatal de la Investigación, participación de la ciencia en la toma de decisiones y mejora de las universidades como centros de conocimiento, la realidad es que la unanimidad forma parte de la tónica para todos los partidos. Todos reconocen la singularidad de la ciencia y su aportación al crecimiento, así como el hecho de aumentar a más del 2% del PIB su inversión para recuperar los recortes de casi el 25% durante la crisis. El cómo lo harán es una cuestión diferente que marcará la pauta en los debates a futuro.
Pacto por la Ciencia, con consenso pero sin tiempos
Al igual que sucediese con el Pacto de las Pensiones, así como la búsqueda de un acuerdo por la educación –que no termina de aterrizar–, el Pacto por la ciencia sería el marco para crear el futuro del país.
“Cuando se hacen leyes no se piensa en la ciencia”, argumentaba Noelia López de Ciudadanos. Una idea soportada por todos los presentes que ha sido motivo de queja de la ciencia desde hace años, aún teniendo en cuenta las medidas urgentes presentadas por el Partido Socialista este mismo año y que, debido a la inestabilidad han quedado en nada: las mejoras en la llegada del gasto público, además de los problemas de contratación continúan siendo un lastre para la ciencia. Así como los tiempos, las nuevas convocatorias de subvenciones están previstas para noviembre de 2020, lo que supone casi un año de tiempo perdido de un sector que trabaja a contrarreloj.
La reforma de la Agencia Estatal de Investigación, y su consecuente reforma esperada desde hace años, forma parte de esa tarea de cuestiones pendientes. “Todos los Ministros decían que iban a hacer la Agencia, pero nadie se lo creía. Al final llegó, pero con pocos medios y muchas limitaciones”, explicaba el representante socialista Juan José Moreno. Bajo el modelo de fundación, o replanteando su formulación, la petición de la comunidad es que el organismo cuente con la autonomía y fuerza necesaria para poder gestionar los fondos y trabajar por el sector.
Por este motivo, todos se comprometen a alcanzar el mencionado pacto mediante una adhesión de las fuerzas políticas a un documento previamente elaborado por la comunidad científica.
Con esta medida se buscaría dotar de estabilidad y conciencia de largo plazo a la ciencia. Plazos que serían inevitables para ese propio pacto. “Los problemas son de ahora y urgentes”, explicaban desde COSCE; un pacto de Estado, teniendo en cuenta los tiempos administrativos oficiales y la falta de consenso real en el Congreso, podría demorarse años. La realidad es que todos los partidos se muestran incapaces de fijar plazos, ni si quiera para las medidas urgentes –las cuales, desde la organización, se han definido como puros parches–.