La prensa quiere sangre. El grotesco espectáculo contra López-Gatell

Por Revistaconsideraciones.com 

La reportera hizo el ridículo ante millones de personas. Su pregunta fue la primera que se hacía a Hugo López-Gatell la noche del 6 de mayo. Levantó la mano, junto con el resto de periodistas que la rodeaban, esperando tener la suerte de ser elegida para emitir su interrogante. La suerte le favoreció, pero no era suerte de la buena. Con la mano todavía en alto, escuchó el “a ver, usted”, mientras el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud le indicaba que hiciera su pregunta. Entre titubeos, enredada en una cita José Narro, político en decadencia, concluyó con: “¿le ha mentido a México, secretario?”

Conferencia Covid, espacio para atacar

Todas las tardes, los periodistas convocados a la conferencia dedicada a la pandemia, esperan ansiosos los diez o quince minutos para las preguntas y respuestas con el equipo de epidemiología. El tiempo es corto y las dudas interminables. La mayor parte de la conferencia se diluye en el panorama diario del avance de la Covid-19. En muchas ocasiones, hay invitados que consumen aún más el tiempo de la charla informativa. En días de oportunidad, las reporteras y reporteros cuentan con 30 minutos para tratar de preguntar al equipo de médicos sobre cualquier duda para reportar a su medio. Sin embargo, se ha vuelto una costumbre, entre los periodistas, la necedad y el golpeteo mediático. Cada noche, sin exagerar, se pierden valiosas oportunidades para medios de información serios ante las preguntas repetitivas y tramposas.

Lo que siguió a esa pregunta nunca se olvidará. José Narro había dicho, una semana antes, que las cifras de muertos y contagiados estaban mal. Ningún periodista serio lo tomó en cuenta y sólo fue replicado por aquellos cuyo objetivo es tratar de mostrar la “ineficacia” de cualquier actividad relacionada con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El 6 de mayo, en una entrevista para El sol de México, José Narro afirmaba: “López-Gatell ha mentido sobre el Covid-19 en México”, y refería lo mismo que había escrito en varios tweets, con información tristemente mal interpretada para un exrector de la UNAM.

Pero la reportera no había leído el artículo. Tampoco había leído los tweets de José Narro. Queremos creer en su ingenuidad y suponemos que, desde las oficinas de su redacción, le enviaron un mensaje con la orden de hacer esa pregunta, porque su diario quiere sangre de Hugo López-Gatell, tanta sangre que salpique hasta Palacio Nacional. Sólo así se puede entender el inmenso error, quizá el peor, de su carrera.

No escribimos el nombre de la reportera porque es innecesario. Pero la necesidad de mencionar a El sol de México, el medio para el cual trabaja, es imprescindible. El diario pertenece a la Organización Editorial Mexicana (OEM), propiedad de Mario Vázquez Raña. El periódico, desde su fundación, estuvo muy cercano al gobierno federal; más tarde, su alianza fue cada vez más perversa, hasta convertir a la familia Vázquez Raña en magnates no sólo de la industria informativa.

Pero hace dos años perdieron en las urnas. Se escribe en plural porque su apuesta siempre ha sido mantener en el poder a quienes los ayuden a mantenerse, a los Vázquez Raña, también en el poder. Desde hace dos años, no pasa un día sin que, en alguno de sus medios, se distribuya información tendenciosa, manipulada, o francamente falsa, contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La prensa quiere sangre

Los reporteros asistentes a las conferencias vespertinas (y matutinas) son novatos en la búsqueda del escándalo. No son Brozo, especialista en emboscadas; no son Ciro Gómez Leyva, maestro de arrebatar la palabra; no son Carlos Loret de Mola, profesional de montajes televisivos. No. Son carne de cañón que los medios envían para cubrir una fuente de la cual pueden abrevar desde YouTube. Aunque es importante su presencia para provocar, para insistir, para orillar a los entrevistados hacia el error. Pero en año y medio, apenas les habrá funcionado en un par de ocasiones. Ni tienen los recursos ni la experiencia ni los espacios propicios para hacer estallar el escándalo sanguinolento.

En las conferencias Covid, la de El sol de México no es la única reportera con la indicación de buscar pleito. Las primeras que mostraron los dientes fueron de Milenio y de Reforma. Y junto a ellas, otros reporteros, como el del diario Basta, quienes han tratado de llevar a Hugo López-Gatell hacia el hartazgo con dos fines: tener una nota con tintes amarillos para denostar al Subsecretario, y utilizar ésta como arma política contra el presidente, el objetivo principal.

Las redes sociales han hecho trizas a cada reportero y reportera en su momento. En cada acontecimiento, otros integrantes del medio periodístico han defendido apresuradamente a sus colegas. Una de las apologías recurrentes es su pertenencia a medios golpeadores, alineados a gobiernos corruptos y beneficiados por lo mismo, como si quienes asisten a las conferencias no tuvieran la mayoría de edad y su adscripción a diarios infames no dependiera de ellos. No son víctimas. Forman parte de una corriente antiobradorista cuyo objetivo es descomponer el ambiente político mediante información manipulada o falsa. Tampoco se les acusa a las reporteras por condición de género. La defensa hecha a la reportera del diario Reforma bajo una premisa de género, es absurda. Nada tiene que ver su trabajo, dañino y mal hecho, con ser mujer.

Los tiempos cambian, algunos periódicos no

Lo sucedido la tarde inolvidable del 6 mayo, en Palacio Nacional, se veía venir. En algún momento, el afán de golpeteo debía cobrar una víctima entre los reporteros. Muchos de los asistentes realizan preguntas sobre la confusión, la incertidumbre y el miedo provocados por la pandemia. Muchos, llevan su pregunta hacia el área de la marginación social. Son interrogaciones duras y su resultado también puede dejar mal parado a López-Gatell, pero se entiende porque el contexto para cada pregunta es legítimo. Después de casi dos meses de conferencias, lamentablemente para los periodistas, el público reconoce las dudas verdaderas sobre la insidia y la manipulación lingüística.

El público cambia y los lectores también. Los medios tradicionales no se han percatado de ello o no les interesa hacerlo porque piensan en el regreso de sus amigos al poder. Eso los llevaría, nuevamente, hacia esa área confortable donde se movían a gusto. Pero el mundo se modifica y con él, las percepciones sobre la realidad. Ni Grupo Milenio, ni Televisa, la OEM, Grupo Reforma o Tv Azteca, son capaces de percatarse de eso. La acumulación millonaria de recursos del erario es una pared que nos les permite observar a sus propias audiencias. No han recapacitado en los millones de personas que ven las conferencias en vivo, o después, porque ahí están, almacenadas. Desean seguir tratando al espectador y al lector, como idiotas.

El golpeteo político contra Andrés Manuel no sólo afecta la credibilidad de los medios y, evidentemente, la de los reporteros de las conferencias. Cada vez que la información llega manipulada con intención, quien pierde es el receptor. La información es valiosa en tiempos de pandemia y utilizarla para echar abajo las intenciones de un gobierno, es un objetivo perverso. Debe ser señalado y analizado a tiempo.

Ya basta de prensa miserable. No podemos, ni debemos, soportarla más. Los tiempos cambian, y si ellos no intentan cambiar, la sociedad los obligará a la mala. Desde la redacción de El sol de México lo pueden corroborar.

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