“La trampa de la economía moderna”
Por RT Internacional
En este episodio de ‘Keiser Report’, Max y Stacy hablan de una turbadora imagen de la normalidad postpandémica a la que nos encaminamos: el uso de muñecos inflables en restaurantes para mantener el distanciamiento social mientras se simula que hay clientes… tal y como la emisión de moneda crea una ilusión de actividad económica. En la segunda parte, Max habla con Tyson Slocum, de Public Citizen, de las deficiencia estructurales del mercado energético que llevaron a precios negativos del crudo.
La primera parte de este capítulo hace una comparación del estado real de la economía, el sistema monetario y el petróleo con los maniquíes que en algunos restaurantes de Alemania han empezado a usar para mantener el distanciamiento entre los comensales, creando asimismo una ilusión de que hay clientela.
“Generar una ilusión de demanda es la trampa de la economía moderna, porque hoy la demanda precede a la oferta”, afirma Max. “En la sociedad moderna de financiarización que vivimos, primero se crea la demanda, en forma de mares y montañas de dinero fiat que inunda el mundo”, dando como resultado “una economía disfuncional“. Pero en lugar de dejar de emitir moneda, los banqueros centrales hacen todo lo contrario, critica.
Stacy opina que el uso de muñecos hinchables en los restaurantes es igual de perturbador que lo que está pasando con la fracturación hidráulica o los tipos de interés, o cuando la Reserva Federal de EE.UU. se dedica a comprar fondos cotizados. “Toda esta falsedad se basa en el dólar estadounidense apoyado en el petróleo. Sabemos que el precio del petróleo estuvo en valores negativos por la financiarización, el fraude que campa a sus anchas en la economía y los fondos cotizados que destruyen al inversor normal y corriente”, sentencia.
Los “piratas” del petróleo
En cuanto al mercado de futuros de materias primas, el invitado de esta ocasión, Tyson Slocum, sostiene que ese sector está en manos de “piratas”, como quedó demostrado cuando los precios del crudo alcanzaron valores negativos. “Esto no tuvo nada que ver con precios basados en la oferta y la demanda de los productores y consumidores de energía. Tuvo que ver meramente con especuladores e inversores como los fondos cotizados en bolsa y muchos minoristas que controlaban la mayor parte del mercado y se asustaron cuando vieron la posibilidad de tener que liquidar los contratos con la entrega física”, por lo que cancelaron dichos contratos.
Además, expone que el modelo de negocio de la industria de la fracturación hidráulica de EE.UU. es “una estafa”. “El problema es que yo no creo que haya nada que pueda solucionar el problema financiero estructural de las empresas de fracturación hidráulica. Es una causa perdida (…) y es uno de los timos que está lastrando a Estados Unidos”, señala.