¿Cuál es la verdad tras la “libertad homosexual” en la Antigua Grecia?
Sabemos que en numerosas ocasiones se ha mencionado que, en la Antigua Grecia, las personas podían ser homosexuales libremente sin ser juzgadas. Sin embargo, la verdad es que esta teoría está un poco lejos de la verdad, tal como lo mencionamos anteriormente en un artículo. La historia está llena de contradicciones y hay incluso leyes que dejan en claro que los homosexuales no eran tan bienvenidos como se cree.
En cambio, personas del mismo sexo, específicamente hombres, se expresaban un profundo amor entre ellos que podía llegar a ser sexual, pero sin que estos fueran considerados homosexuales per se. Pero, ¿por qué?
Para dar con la respuesta, debemos adentrarnos en las mentes y costumbres de la sociedad griega antigua. Esta vez, nos enfocaremos específicamente en Atenas, una de las referencias principales de la historia cultural del mundo y, especialmente, de la Antigua Grecia.
Un contexto que dista mucho del actual
Empecemos por el hecho de que la mentalidad de entonces dista mucho de la de la actualidad. En la Atenas de la antigüedad, la sexualidad era considerada solamente la elección de una pareja sexual, pero esto no constituía una identidad en sí misma. Hoy en día, la sexualidad conlleva un rol en la sociedad.
Por tanto, en Grecia, la sexualidad era un proceso individual que incluso podía cambiar con el tiempo, pero no era un factor que identificara a alguien como heterosexual u homosexual. Para los humanos de la actualidad, identificarse con alguna de estas etiquetas es parte de su carta de presentación.
Debido a que la sexualidad no era una identidad en sí misma, esta no influía en otros factores. Por ejemplo, la sociedad ateniense solía ser profundamente machista y tenía una concepción muy negativa del sexo femenino, pues las mujeres siempre estaban bajo la sombra de los hombres griegos.
Las relaciones de ambos sexos eran necesarias para procrear y formar una familia, pero para los hombres griegos, las mujeres solamente suministraban los roles de madres y esposas. Como no eran consideradas iguales en el ámbito intelectual, estas no representaban individuos con los que sus esposos pudieran verdaderamente conectar.
En este sentido, probablemente te imaginarás lo que vamos a decir a continuación: los hombres atenienses conseguían el verdadero amor en otros hombres. Como solo ellos eran considerados sus iguales, lograban crear nexos sentimentales entre ellos mismos, dejando a las mujeres fuera de la ecuación.
Así, los atenienses mantenían relaciones sexuales con sus esposas por placer físico, pero el amor estaba reservado para los hombres.
Esta idea homoerótica podía quedarse en el plano sentimental, pero en varias ocasiones era común que ocurrieran relaciones sexuales homosexuales entre hombres. Aunque, la práctica era más común entre los jóvenes que en los adultos casados, quienes preferían mantener relaciones sexuales exclusivamente con sus esposas.
Lo hacían “con fines educativos”
En la Antigua Grecia, la educación de los efebos contenía una parte fundamental: las relaciones amorosas y sexuales.
Se consideraba importante que los jóvenes imitaran la vida de los mayores, por lo que era socialmente aceptado que estos mantuvieran relaciones sentimentales o sexuales, pues a estas se les podía sacar un provecho educativo mayor. Estos eran conocidos como los erastés (maestros) y los erómenos (estudiantes).
Esta relación era conocida como paiderastia, término que podría traducirse como ‘amor de niño’ y del cual proviene la palabra pederastia.
Los erómenos debían asumir el rol pasivo y los erastés, el activo, y era este último el que recibía toda la atención durante el acto. Si ocurría al contrario, el erastés podía ser considerado débil o poco viril.
Pero las relaciones entre hombres de la misma edad eran muy diferentes a los ojos de la sociedad ateniense de la Antigua Grecia. Un hombre no podía rechazar la compañía de una mujer para formar su vida con otro hombre de su edad, pues con esa decisión rompería con la familia tradicional griega.
Por lo tanto, los límites para las relaciones entre hombres eran bastante determinados por las reglas sociales. Si bien algunos hombres casados mantenían su relación con sus erastés o erómenos hasta el fin de sus vidas, estos eran casos excepcionales.
Entonces, ¿los antiguos griegos eran homosexuales?
Los atenienses de la época no consideraban que la sexualidad y el género estuvieran ligados, por lo que, actualmente, no se podría afirmar que eran ni homosexuales ni heterosexuales. El término más cercano que podríamos utilizar es el de bisexuales, pero ni así podríamos abarcar la complejidad de las relaciones entre erómenos y erastés.
Por su parte, las mujeres quedaron bastante excluidas de la historia debido a su “inferioridad” social, por lo que no queda claro si las relaciones homosexuales entre ellas eran tan comunes como con los hombres. Pero de lo que estamos seguros es de que, definitivamente, no podríamos afirmar que la sociedad griega antigua era tan “libre” o “receptiva” como se ha popularizado últimamente.