Las consecuencias de tirar agua radiactiva

Solo Chernobyl y Fukushima han sido catalogadas por la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) en el nivel de gravedad de 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. El primero fue el de Chernobyl el 26 de abril de 1986 mientras que el segundo ocurrió hace menos tiempo, el 11 de marzo de 2011.

¿La principal diferencia? El culpable del primero parece que fue un cúmulo de errores humanos (junto con un mal diseño) mientras que el segundo fue causado por un terremoto de 9 puntos en la escala sismológica de magnitud de momento y que ocasionó un tsunami con olas de hasta 40 metros de altitud y terminó perjudicando a la central.

 

Hay agua radiactiva de dos fuentes diferentes. Primero, porque para evitar que los reactores de la central de Fukushima se calentaran de más, se echó agua para enfriarlos. Y, segundo, porque el agua subterránea se filtró por debajo de los reactores y se mezcló con material radiactivo. Ahora, Japón acumula un millón de toneladas de agua contaminada y para el verano de 2022 ya no tendrá sitio para seguir almacenándola, ¿la solución que plantean? Echar el agua tratada al océano Pacífico, según el ministro de Medioambiente, Yoshiaki Harada.

El agua contaminada se somete a un tratamiento para eliminar todos los isótopos radiactivos, después se almacena en tanques sellados. Ya hay mil tanques que guardan estas aguas. Para quitar todo el cesio radiactivo que el agua contenía, utilizaron zeolitas, es decir, un material volcánico al que se adhiere este elemento. Tras este primer paso, en 2013 se filtró el agua para hacer desaparecer el estroncio.

 
 

TEPCO

 

¿El problema? El tritio, que se adhiere muy bien al agua al tratarse de un isotopo (radiactivo) del hidrógeno. No podemos olvidarnos que, al final, el agua son dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno, por lo que el tritio forma parte del propio agua que se está almacenando y es prácticamente imposible hacer ningún tipo de filtrado. De hecho, en 2016 el ministerio japonés concluyó que ninguno de los métodos disponibles para eliminar el tritio funcionaría.

 
 

El tritio no es perjudicial para el ser humano por debajo de ciertas cantidades. De hecho, es bastante común entre las centrales costeras echar agua con tritio al mar. Además, desde 2015 la empresa encargada de la central de Fukushima ha realizado varios vertidos puntuales. Eso sí, siempre entre los 330 y 600 becquereles por libro, por debajo de los límites de tritio marcados por la ley de Japón, fijado en 1500. Sin embargo, aunque para nuestra salud no es un problema, sí lo es para el medioambiente: podría poner en peligro las especies marinas locales, incluidos los peces, que son una fuente de ingresos para las personas que viven cerca de la central. Por este motivo, las capturas que hagan los pescadores tendrán que ser revisadas si se llega a realizar el vertido y, quizás, no solo tenga que ser en las costas japonesas sino también se deberá revisar el marisco surcoreano.

 

Aunque el Gobierno nipón todavía no ha tomado ninguna decisión sobre este tema puesto que están esperando el veredicto de un panel de expertos, la realidad parece ser que la decisión es solo cuestión de tiempo. No obstante, antes de que se descargue sobre el océano, es muy probable que el agua contaminada tenga que ser diluida y el vertido tendrá que realizarse poco a poco para que el impacto medipambiental sea el menor posible.

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