¿Por qué las mujeres en el mundo de la ciencia son más juzgadas que los hombres?
El mundo de la ciencia es responsable de infinidad de avances que han llevado a la sociedad a ser lo que conocemos ahora. Gracias a él, la humanidad ha podido avanzar y evolucionar. Pero eso no implica que dentro de sus filas todo sea perfecto. De hecho, la tendencia a juzgar a sus miembros según su género sigue siendo altamente frecuente, lo que complica el crecimiento profesional de las mujeres en dichas áreas de conocimiento.
Ahora, vale la pena mencionar que eso no implica que la mujer no haya tenido roles prominentes en el mundo de la ciencia. De hecho, ellas han estado siempre presentes en la ya mencionada hilera de avances y descubrimientos que han favorecido a nuestras sociedades.
Sin embargo, incluso ahora sus aportes tienden a ser olvidados o ignorados por el mundo. Asimismo, las mujeres que actualmente trabajan de forma activa en los campos STEM (Science, Technology, Engineering and Mathemathics) parecen encontrarse frecuentemente con más desafíos, obstáculos y juicios que sus contrapartes masculinas.
El mundo acostumbra a juzgar más a las mujeres STEM tan solo por su género
Como muestra de lo anterior, infinidad de estudios científicos nos muestran todas las formas en las que los roles de género suelen afectar negativamente a las mujeres en el mundo de las ciencias.
En la actualidad, su participación en dichos campos ha ido aumentando paulatinamente. Sin embargo, la presencia de las mujeres en los campos STEM aún tiene un largo camino que recorrer antes de ser considerada equivalente a la de los hombres.
Los sesgos se encuentran en cada eslabón de la cadena
En un estudio realizado por investigadores japoneses, se observó cómo la población de Japón aún asocia más a los hombres con roles en el mundo de las ciencias. Por otra parte, las mujeres no gozan de esa percepción. De hecho, los roles con los que menos se las asoció fue con puestos de trabajo relacionados con química, física, matemáticas, ciencias de la tierra, ingeniería mecánica y ciencias de la información.
Como si fuera poco, otra investigación en el campo de la programación analizó la aceptación de las contribuciones de las mujeres en códigos abiertos. Dentro de la plataforma de GitHub, se observó cómo los cambios de las programadoras solían ser más aceptados que los de los hombres. Sin embargo, en lo que se conocía el género de la contribuidora, aumentaba la posibilidad de que su sugerencia fuera rechazada.
Dicho sesgo no solo existe en el campo profesional, sino que viene desde mucho antes. Eso lo muestra otro estudio realizado en el 2019. Dentro de él, se vio cómo los estudios en ciencias, matemáticas y física eran regularmente asociados con “masculinidad” entre los estudiantes de secundaria. Como consecuencia, esa percepción hacía que menos mujeres jóvenes pensaran en optar por dichos campos como una posible carrera universitaria.
Siguiendo esa línea, más investigaciones también han demostrado cómo las mujeres que cumplen roles estereotípicamente relacionados con el cuidado del hogar suelen tener menos desarrollo en el mundo STEM. Igualmente, otros estudios también resaltaron cómo las carreras de publicación científica de las mujeres podrían ser más cortas debido a la necesidad de ocuparse de elementos como el cuidado de los hijos o del hogar.
El “acantilado de vidrio”: o cómo no solo se suele juzgar a las mujeres líderes según su género
De acuerdo a una publicación de CulturePlusConsulting,com el “techo de vidrio” con el que se encuentran muchos profesionales podría no ser el único problema al que se enfrentan. Dentro del escrito, se introduce el concepto del “acantilado de vidrio”, desarrollado gracias a un estudio publicado en Psychological Science en el 2010.
Dentro de la investigación, se observó cómo la sociedad tendía a juzgar con más dureza a las mujeres en ciertos roles, solo por su género. En particular, podemos poner como ejemplo un estudio que se hizo con hombres y mujeres a cargo de una compañía automotriz. Si la empresa presentaba una falla de nivel ético, la posibilidad de que las personas la siguieran apoyando era mejor si sabían que la CEO era una mujer.
Igualmente, en un experimento similar al comparar la apreciación de un mismo error cometido por dos jefes de policía, se vio que el rating de aceptación del hombre solo bajó un 10%, mientras que el de la mujer disminuyó un 30%. Igualmente, por una falla idéntica, la mayoría de los encuestados consideraron que habría que destituir a la oficial; pero no opinaron lo mismo en el caso del hombre.
Ahora, dicho “acantilado de vidrio” no solo afecta a las mujeres. De hecho, parece que nuestra idea de los roles de género nos hace más propensos a juzgar a cualquiera que se encuentre por fuera del estándar. Por lo que, un hombre manejando una compañía de productos para niños sería más seriamente juzgado que una mujer en el caso de una falla ética.
¿Por qué incluso ahora se suele juzgar a los profesionales según su género?
Para profundizar un poco más en lo anterior, vale la pena destacar que las personas suelen juzgar tanto para afirmar que alguien no debería estar en un rol, como para asegurar que, solo por su género, deberían ser perfectos para él. Para ejemplificar eso, podemos hacer mención a una parte del estudio recién mencionado.
Cuando las mujeres cometían un error de eficiencia en la industria automotriz, no se las juzgaba tan duramente. Eso debido a que se consideraba que “naturalmente” ellas serían más propensas a equivocarse por tener mejor conocimientos o habilidades en el área. Ese mismo escenario se repetiría en el caso de un hombre a la cabeza de una empresa de productos para niños.
Sin embargo, al hablar de errores de funcionamiento, los hombres a cargo de industrias automotrices y las mujeres al frente de compañías de productos de bebés serían juzgados con más severidad. ¿Por qué? Debido a que, según los roles de género, se esperaría que cada uno fuera más eficiente en su respectiva área.
Pero… ¿de dónde viene esta tendencia a juzgar con tanta severidad a las personas según su género y el rol que desempeñan? La realidad es que no existe una respuesta única. Eso debido a que más bien se trata de una superposición de situaciones. De forma general, se las puede agrupar en tres grandes tópicos:
Lo novedoso llama la atención
Unido a lo anterior, también vale la pena destacar que los elementos que sentimos “extraños” o ajenos a lo común tienden a destacarse. Como consecuencia, una mujer CEO se nos hará más notoria que un hombre y tenderemos a considerar su género con más frecuencia.
Cabe aclarar que ello también podría ocurrir a un hombre en un campo mayormente dominado por mujeres. Sin embargo, el detalle está en que variadas áreas como la política, la banca, la medicina, la tecnología, la leyes, los deportes, las fuerzas armadas y el mercado de valores están tradicionalmente dominados por hombres.
Debido a eso, la cantidad de campos en los que las mujeres no pueden incursionar sin ser juzgadas según su género es menor que el de los hombres. De allí que ellas suelan ser las más afectadas por el temido “acantilado de vidrio”.
Hay un problema de percepción
Una de las primeras explicaciones presentada por los investigadores detrás del estudio del “acantilado del vidrio” fue que tendemos a prestar naturalmente más atención a los comportamientos que alimentan un estereotipo.
Por ese motivo, si una mujer a la cabeza de una cadena de deportes comete un error, lo notamos con más facilidad, ya que el estereotipo nos dicta que las mujeres no suelen saber mucho de esa área. De igual forma, eso se puede replicar en el caso de hombres en el mundo de la moda, por ejemplo.
Mientras tanto, si una mujer es efectiva liderando la cadena o un hombre se destaca en el mundo culinario, tendemos a notarlo menos. Afortunadamente, como es un problema de percepción, los propios investigadores han comentado que podrían disminuirse los sesgos maliciosos si se cuida la forma en la que se presenta a los líderes con géneros “disruptivos”. Todo con la finalidad de dejar clara la alta capacidad de cada uno y aumentar la confianza que las personas sienten que pueden depositar en ellos.
Aparecen las ‘correlaciones ilusorias’
Finalmente, los investigadores también introdujeron el concepto de las “correlaciones ilusorias”. De forma breve, ellas son simplemente esas relaciones que hacemos entre dos eventos que pueden ocurrir seguidos o en simultáneo, pero que realmente no están relacionados ni influyen el uno en el otro.
Por ejemplo, las correlaciones ilusorias son lo que dan vida a los “rituales de la suerte” y supersticiones que relacionan algo tan mundano como un gato negro con la posibilidad de tener “mala suerte”. En el caso de las mujeres, por lo que mencionamos antes, verlas en el mundo profesional –y sobre todo en posiciones de alto rango– llama nuestra atención porque lo consideramos un elemento “extraño”.
Igualmente, un error en una compañía, proyecto o trabajo también se hace notorio debido a sus implicaciones negativas. Cuando ambos se superponen, nuestra atención se centra en cada uno y termina creando una correlación ilusoria: “las mujeres en el mundo profesional son más propensas a cometer errores”.
Mientras tanto, la realidad es que, incluso si el número de fallos fuera menor, seguiríamos notándolos más ya que nuestra atención está puesta en ellas. Por lo que, si erran, ya están bajo una lupa lista para juzgar sus acciones y para asociar la situación a su género.
Para el futuro…
Con todo lo anterior, podemos entender por qué las mujeres en el mundo STEM tienden a ser más juzgadas según su género. Después de todo, su presencia en dichas disciplinas sigue siendo una minoría, lo que las convierte en un evento “raro” que llama la atención.
En una publicación para el Imperial London College, se plantean diferentes acciones que se podrían tomar para cambiar esa situación. En primer lugar, se podría aumentar la visibilidad de las líderes femeninas que son exitosas en sus campos y contribuyen activamente. De esa forma, poco a poco se podrían debilitar los estereotipos alrededor de la presencia de mujeres en las ciencias.
Igualmente, se ha visto que es necesario hacer cambios en la forma en la que se presenta al mundo STEM en todos los niveles educativos. Eso para hacer más claro que tanto hombres como mujeres tienen las posibilidades y capacidades de acceder a él.
Para complementar lo anterior, también se plantea la posibilidad de crear más sistemas de apoyo y seguimiento para las chicas que ingresan a los campos de la ciencia y la tecnología. De esa forma, se generarán espacios que podrían dar la bienvenida a las nuevas generaciones de mujeres al mundo STEM; así como generar oportunidades para que aquellas que ya están en él, puedan mantenerse allí.