¿Por qué las personas con poder toman más malas decisiones?

Tomar decisiones es una actividad cotidiana para todos nosotros. Cada aspecto de nuestra vida requiere que decidamos y, en muchos casos, llevamos a cabo los procesos sin pensar demasiado en las elecciones que realizamos. Pero, según parece, mientras más poder tenemos, más propensos somos a decantarnos por malas decisiones, ¿por qué?

Para responder a esa pregunta podemos remitirnos a una reciente publicación de The Conversation, en la que se enlistas las tres razones principales por las que el poder parece ir de la mano con las malas decisiones. Acá te contaremos los puntos más resaltantes de cada una de ellas.

¿Por qué el poder puede hacernos tomar malas decisiones?

Según una investigación del 2006, el adquirir poder también conlleva un costo cognitivo y conductual que cambia la forma en la que pensamos. Algo que al final nos lleva a encasillar nuestra toma de decisiones y nos hace más propensos a seleccionar las opciones más riesgosas.

Específicamente, entramos en ese camino cognitivo por tres motivos:

1.- Cerrarnos a las perspectivas de los demás

Gracias a los experimentos conductuales realizados por el psicólogo social Adam Galinsky, cuyos resultados se publicaron en Psychological Science, sabemos que las personas en el poder tienden a sobrevalorar sus propias perspectivas. En consecuencia, suelen dejar de lado las de otras personas o simplemente a no tomar en cuenta sus aportes.

Según su investigación, las personas que se sentían en poder eran 6% menos precisas a la hora de entender o tomar en cuenta la perspectiva de otras personas. En consecuencia, tenían un nivel de menor de empatía y tenían más dificultad para identificar expresiones de disgusto en los correos que se les pidió que observaran y calificaran.

2.- Ignorar el consejo de los expertos

Tomar malas decisiones.
Vía gograph.com

“El que oye consejos, llega a viejo”, reza un dicho popular. Así como el pensamiento innovador es necesario, nunca podemos descartar el valor que puede tener una perspectiva experta.

Lastimosamente, las personas que se sienten en poder suelen ignorar las indicaciones de otros con más experiencia que ellos. De acuerdo a otros estudios del 2012, que repitieron los métodos de Galinsky y sus colegas, las personas que se sentían más poderosas solían rechazar el consejo tanto de “expertos” como de “novatos” a la hora de realizar una prueba que era parte del experimento.

Por su lado, aquellos que se sentían menos poderosos eran más abiertos a la guía de los expertos. Como consecuencia, las personas que sentían que tenían más poder tendieron a tomar más malas decisiones y a hacer estimaciones menos precisas.

3.- No reconocer las propias limitaciones

 

Para completar la gran triada, el último detalle que hace que las personas con poder tomen malas decisiones es el sobreestimar sus capacidades. En general, si un individuo se siente poderoso, se planteará metas y las perseguirá de forma más “agresiva”.

En consecuencia, tomarán más riesgos y tendrán menos precauciones a la hora de obtener lo que quieren. Claramente, eso puede ser beneficioso, y las personas con poder suelen tener más recursos a su disposición para cumplir sus metas. Sin embargo, el no reconocer los propios límites puede llevarlas a situaciones más complicadas en el futuro.

Tomar decisiones.
Vía Pxfuel.

Se comprobó dicha tendencia a través de un estudio realizado por la investigadora organizacional Jennifer Whitson y sus colegas. Nuevamente, el equipo utilizó los métodos de Galinsky y sus colegas, pero se enfocaron en medir qué interesaba más a sus sujetos: si los obstáculos para cumplir una meta, o los puntos a favor para conseguirla.

Quienes se sintieron más poderosos mostraron menos capacidad para recordar las limitaciones y dieron prioridad a los puntos a favor. Eso a pesar de que se dio un número equitativo de cada uno (específicamente, nueve limitantes y nueve puntos a favor).

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