¿Le cuesta tener una boca sana? Morderse las uñas podría ser su peor enemigo
El hábito de morderse las uñas es increíblemente común entre las personas. De hecho, de acuerdo a lo reportado por el Consejo General de Dentistas de España, al menos el 30% de los niños y menores de edad presentan dicha conducta.
Con la adultez, se espera que las personas poco a poco puedan dejar atrás el mal hábito. Sin embargo, ese escenario no siempre se presenta, lo que a la larga puede ocasionar complicaciones de salud bucal y dental.
A través de un reciente artículo, el Consejo General de Dentistas se dedicó a advertir de los diferentes riesgos de salud que el morderse las uñas puede ocasionar en la boca. De ese modo, buscan presentar nuevos motivos que ayuden a las personas a tomar la decisión de empezar a dejar atrás el dañino hábito.
¿Por qué morderse las uñas puede ser un riesgo para nuestra boca?
Básicamente, la onicofagia –como se conoce médicamente al mal hábito– puede ser peligrosa debido a la cantidad de bacterias y demás patógenos que puede llevar a nuestra boca. Bajo nuestras uñas, sin importar qué tan estricta sea la higiene de nuestras manos, siempre se acumularán residuos que pueden convertir a la zona en un cultivo de bacterias idóneo.
Una vez eso ocurre, todo ese ecosistema de bacterias alojado en nuestras manos puede terminar en nuestra boca si las personas tienen la costumbre de morderse las uñas. En consecuencia, exponemos nuestra zona bucodental al ataque de elementos que, de otro modo, nunca habrían llegado allí en primer lugar.
Al final, esa situación puede evolucionar de distintas formas. Todo dependiendo del problema de salud o la mezcla de complicaciones que se genere a causa de la exposición innecesaria al ataque de las bacterias.
¿Qué consecuencias de salud bucodental puede generar la onicofagia?
En primer lugar, para los niños, el morderse las uñas puede traer consigo problemas de desarrollo para sus dientes y mandíbula. Por ejemplo, la presión ejercida al masticar las uñas podría ocasionar movimientos dentales anómalos, causando que se desplacen a dónde no deberían.
Como si fuera poco, el hábito también puede ser responsable de los casos de maloclusión. Es decir, puede causar un problema mayor de alineación de los dientes que termine por generar un desplazamiento de la mandíbula. Algo que puede generar complicaciones como dolor, chasquidos y dificultad general al masticar.
Asimismo, los dientes de leche también pueden sufrir de abrasión del esmalte como los permanentes y terminar generando casos de hipersensibilidad dental. De la mano con dicha abrasión también vienen otros problemas como las microfracturas del esmalte, que son altamente comunes en los incisivos superiores, según el Consejo General de Dentistas.
Además de todo lo anterior, la ingesta constante de bacterias a través de las uñas también favorece los casos de inflamación de las encías y aftas bucales de repetición. Un problema que, si no se trata rápidamente, puede derivar en gingivitis. Del mismo modo, el exceso de bacterias también puede generar otros problemas como las caries y la halitosis (mal aliento).
Finalmente, las presiones de la mandíbula causadas por morderse las uñas también pueden terminar siendo disparadores para otras condiciones como el bruxismo. Básicamente, es un trastorno que hace que las personas rechinen, crujan o aprieten los dientes –desgastándolos en el proceso–.
Dejar de morderse las uñas no siempre es sencillo, ¿por dónde empezar?
De acuerdo al Consejo General de Dentistas, el hábito de morderse las uñas suele aparecer en los niños entre los 4 y los 6 años. Desde ese momento, es conveniente prestar atención a su conducta para identificar tempranamente la conducta repetitiva.
Como algunos consejos para intentar eliminarla, ya se trate de niños o de adultos, la Clínica BCN compartió dos consejos vitales. En primer lugar, una buena forma de “evitar la tentación” es mantener las uñas lo más cortas que sea posible. De ese modo, incluso si la persona intenta morder sus uñas inconscientemente, no encontrará nada para llevarse a la boca.
El segundo consejo tiene que ver con la dieta de las personas. Según su escrito, muchos terminan mordiendo sus uñas como una respuesta a la falta de calcio y magnesio en su sistema. Por lo que, si se desarrolla un programa alimenticio rico en ambos, el organismo debería disminuir dejar de impulsar a la persona a morder sus uñas.