Esto es lo que podemos aprender de los astronautas para afrontar el duelo por el coronavirus

La situación en España es que muchos enfermos por coronavirus pasan sus últimas horas aislados, sin sus familiares y amigos, y no se pueden hacer velatorios y entierros como los de antes. La falta de ritos que ayuden a despedirnos de nuestros seres queridos en este estado de alarma puede asemejarse a lo que viviría un astronauta en la Estación Internacional Espacial (ISS, por sus siglas en inglés).

La ISS sobrevuela sobre nuestras cabezas a entre 335 y 460 kilómetros y las misiones espaciales pueden durar de entre tres semanas hasta un año. Durante este tiempo, los astronautas están a miles de kilómetros de sus seres queridos y pueden perderse eventos muy importantes en su vida, pero el más doloroso de todos es el fallecimiento de alguien a quien aman. ¿Qué podemos aprender de ellos en estos momentos tan difíciles?

 
 

Los astronautas se pasan años y años entrenando, sacrificándose a nivel individual y familiar, esforzándose mucho con el único objetivo de salir al espacio: “Son personas que tienen que ser mentalmente muy fuertes para afrontar situaciones que son como la cúspide de una pirámide en la que hay un montón de personas, formación… y ellos no pueden fallar”, explica a Hipertextual desde el otro lado de la línea Elena Montero, psicóloga.

“Se especializan muchísimo, son muy capaces de asumir y aceptar el riesgo que corren en cualquier situación. De manera que tienen que ser muy conscientes de que pueden morir en cualquier misión“. De hecho, uno de los ejercicios que se hace mientras se preparan las misiones es dejar cerrado todo el tema relacionado con su muerte, por si fallecen. Pero no solo los testamentos sino también reflexionan sobre qué implicaría su muerte para sus familiares, cómo y quién debe dar la noticia, qué se va a hacer con el cuerpo… Todo queda atado antes de entrar en el cohete. “Ser capaces de afrontar la muerte como algo real les hace mucho más fuertes, les quita el miedo”, ilustra Montero.

Gestionar el duelo desde lejos

Pero los astronautas no solo tienen que enfrentarse a la posibilidad de morir ellos. También se pierden eventos importantes en la vida de sus seres queridos y no pueden vivir de cerca la enfermedad y muerte de familiares o amigos: “A veces estas misiones coinciden con eventos importantes dentro de sus círculos, como puede una boda o la graduación de algún hijo. Y no pueden cambiar las fechas de las misiones porque son proyectos que movilizan a muchas personas, no se puede parar ni retrasar”, comenta Montero. “Hay muchos momentos vitales que se pierden, hay muchos momentos que deberían de estar cuidando de su familia y amigos y no pueden”, añade.

 

De esto habla el libro Guía de un astronauta para vivir en la Tierra de Chris Hadfield y cómo “su mujer es capaz de lidiar con muchísimas cosas mientras él está en el espacio o preparándose”. “Ella tiene que ejercer todos los roles y resolver todos los problemas” Pasan tanto tiempo fuera de la vida de sus seres queridos y están tan lejos, que “tienen que gestionar el duelo y el faltar en los momentos vitales de otra forma”.

 

Pero, ¿cómo gestionar el duelo estando lejos? Montero propone varias formas de afrontar la pérdida de un ser querido cuando no te puedes despedir de él a través de rituales como el velatorio o el funeral: “Los rituales de duelo son muy importantes porque nos ayudan a tomar conciencia de esa muerte. Por eso, el velatorio, el entierro y vivir experiencias que antes vivíamos con esa persona y ya no podemos, son esenciales para tomar conciencia, para aceptarlo, integrarlo dentro de nosotros y seguir adelante”, indica la psicóloga.

 
 

Para poder superar la muerte de un familiar que se encuentra lejos, como es el caso de las personas que fallecen por coronavirus y se encuentran aisladas, sin poder ver a sus familias, se puede hacer una carta a modo de despedida: “Hay cosas que no se han podido hacer o que no se ha tenido la oportunidad, entonces hago una carta en la que digo todo lo que no le he podido decir a esa persona, me despido. Es bonito luego dejar esa carta en algún lugar. Hay gente que la entierra”. “Cuando nos despedimos de alguien es importante quedarnos en paz, con la sensación de que no tenemos cosas pendientes. Esto quiere decir que hay que ser consciente de las cosas buenas que hemos vivido y agradecerlas, perdonar los errores de la otra persona y los propios, entender que tener conflictos con personas forma parte de la vida, hay que entenderlo como algo natural y aceptarlo. Porque cuando hacemos un repaso de la relación con esa persona es posible que nos queden conflictos o problemas sin resolver, pero hay que aceptarlos como parte de la vida”, aconseja Montero.

 

“Y si tú sientes que no has hecho las cosas como deberías o que debes completar algo, buscar cómo hacerlo. A veces es simplemente ir a hablar con la familia y tener un detalle con ellos, decirles que estás para lo que necesiten, puedes ayudar en lo que antes hacía esa persona y ahora ya no hace nadie o enviar flores”, comenta la psicóloga. Pero recuerda que tienen que ser detalles, nada de tomar su lugar, “porque luego todos tienen que adaptarse a la nueva realidad de vivir sin esa persona”.

 

Cada persona lleva el duelo como puede, pero Montero aconseja acudir a un psicólogo cuando la persona empieza a decir que “ya no va a ser la misma que antes”. Ese pensamiento es el que debe activar las alarmas y hacernos plantearnos acudir a un especialista. “Claro que no vas a ser la misma persona que eras antes, pero puedes ser muchas versiones de ti misma que también valen la pena”, añade la psicóloga. Otro momento en el que se debe tomar la decisión de ir a un especialista es si nuestro carácter cambia significativamente “a peor” después de esta situación y uno se da cuenta, o se lo señalan desde fuera, según indica. Al final, más allá del duelo, Montero indica que se debe acudir a un psicólogo en cualquier caso “cuando no me estoy adaptando bien al medio, cuando mi sufrimiento está afectando a mi forma de adaptarme y tiene consecuencias”, indica.

 

Coronavirus, situación difícil

Aunque se pueden usar las técnicas comentadas por la psicóloga para sobrellevar la pérdida durante el estado de alarma, Montero recuerda que “en esta situación hay muchas emociones que están en juego, no solo la tristeza de la pérdida sino la rabia de no poder estar ahí”. Sí, los astronautas tampoco están, pero lo tienen más asumido. “Ellos están más preparados, nosotros no”, puntualiza.

Además, estos días, las familias de los fallecidos “están teniendo una sensación de desprotección muy fuerte” y la incertidumbre también nos hace más difícil “gestionar todo esto”. “Las muertes están ocurriendo de una manera que jamás nos hubiéramos imaginado: no poder ir al hospital, no poder despedirnos, no poder ir al entierro… Nos saca tanto de nuestro contexto que no parece que la persona haya muerto y encima nos genera emociones como la frustración, la rabia, desasosiego y miedo, sobre todo porque no sabes cuántas personas más de tu entorno van a fallecer o si lo haré yo mismo”. “Tenemos una sensación muy fuerte de peligro ahora”, afirma Montero. Al final, uno “no está aceptando la muerte, sino el concepto de que el coronavirus es real y que muere gente, pero no sé cuándo va a acabar ni cuántas personas a las que quiero van a fallecer”, por lo que esto es “mucho más duro de afrontar”.

“Al estar en este estado de excepción, lo más importante es que vayamos sacando las emociones según vayamos pudiendo, pero sin presionarnos por afrontar ya el duelo. Y sin presionar a la gente que nos rodea”, aconseja la psicóloga. “Nuestro cerebro está asimilando tanto en tan poco tiempo que no le podemos pedir que haga el duelo de una manera normal sino que con que lo vaya elaborando paulatinamente según vaya pudiendo, es mejor”, afirma. “Esta persona puede estar afrontando tantas cosas a la vez que no puede también con el duelo“. Por este motivo, Montero pide “paciencia” con nosotros mismos, pero también con nuestros familiares.

La falta de rituales que nos ayuden a despedirnos puede ser la peor parte. Por ello, Montero insiste en la necesidad de hacerlos: “Hay gente que simplemente reza y pide porque el alma de esa persona suba al cielo, depende de las creencias de cada uno. Y hay gente que lo que puede hacer es llamar a la familia o enviar flores cuando todo esto pase. Lo que cada uno vaya pudiendo”. Como se trata de rituales sociales, lo mejor es consensuar entre toda la familia, pero “si no es posible, no nos forcemos”.

 

“Estoy segura de que en terapia me voy a encontrar con gente que ahora lo está llevando bien, que están sacando fortaleza, pero en unos meses les irá saliendo porque en estos momentos no se lo puede permitir”, concluye la psicóloga.

Esta situación es excepcional, como bien ha explicado Montero, por lo que tenemos que darnos tiempo a nosotros mismos y a las personas que nos rodean. Y cuando el confinamiento acabe, el duelo irá saliendo. Y si vemos que es una dificultad en nuestra vida, lo mejor es ir a hablar con un psicólogo que nos ayude a afrontar todo lo sucedido en estos extraños días.

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