Los franceses se preguntan qué les deparará el futuro post pandemia

Por Radio Francia Internacional

Tras el caos provocado por la pandemia de coronavirus y a punto de encarar un incierto desconfinamiento, los franceses se interrogan sobre lo que vendrá después. Algunos esperan que la crisis conduzca a una mayor solidaridad auque otros temen que amplifique las fracturas existentes en la sociedad.

Por Christina Okello*

Los contornos de lo que puede ser el futuro en Francia fueron esbozados en un discurso televisado del presidente Emmanuel Macron el 13 de abril, en el que prometió refundar el contrato social para favorecer a los excluidos.

Pero incluso cuando el país se prepara para salir del encierro el 11 de mayo, pocos están convencidos de que estamos en el umbral de una nueva era. El polémico escritor francés Michel Houellebecq dijo esta semana que el mundo “será el mismo, solo que un poco peor”.

Antes de la llegada de la Covid-19, Francia luchaba contra varias crisis a la vez: los chalecos amarillos por el costo de la vida, las huelgas del transporte a raíz de la reforma de las pensiones y las de los hospitales por los recortes.

Tensiones latentes

“No hemos olvidado las crisis que nos han llevado hasta aquí”, dice Willy Pelletier, sociólogo y coordinador de la Fundación Copérnico, un think-tank de tendencia izquierdista en París. “Los hospitales ya estaban en dificultad antes de la pandemia y ahora están saturados”, dice Pelletier a RFI, achacando el problema a la política liberal de Macron de revisar el sector de la salud.

Los esfuerzos del Gobierno por transformar el encomiado pero costoso sistema de atención sanitaria del país dieron lugar a recortes de financiación y a una reducción del número de camas y de personal médico. El año pasado, miles de trabajadores sanitarios al borde del burn-out abandonaron el trabajo advirtiendo que los servicios de atención estaban muy cerca del colapso.

“No hemos olvidado que el gobierno aún no ha abandonado la reforma del subsidio de desempleo”, dice Pelletier sobre el proyecto de ley que hace más difícil para los desempleados reclamar beneficios para animarlos a volver al trabajo.

La crisis económica que se avecina

Los cambios en el mercado laboral fueron los que hicieron que miles de chalecos amarillos salieran a las calles en noviembre de 2018 para protestar contra las políticas liberales de un presidente visto como más cercano a los ricos.

“El gobierno ha encontrado miles de millones de euros para ayudar a compañías como Air France y a minoristas a capear la pandemia, mientras que las familias necesitan ayuda”, dice Pelletier.

Aunque las autoridades han ofrecido un paquete de rescate financiero para que las pequeñas empresas puedan enfrentarse a la quiebra, Pelletier dice que deben ir más allá.

“Necesitamos un tope en los precios de los alquileres, especialmente en la región de París, porque una vez que se asiente el polvo, se van a reducir más puestos de trabajo y la gente simplemente no podrá pagar”.

La Unión Europea predijo el miércoles una “recesión de proporciones históricas este año”, advirtiendo que la economía de Francia se contraería en un 8,2 por ciento.

Un escenario propicio para Le Pen

Para frenar la crisis, Pelletier sostiene que el gobierno debe proporcionar a cada persona un nivel básico de seguridad. “No necesitamos más liberalismo violento en el que cada uno se ocupe de sí mismo. Lo que necesitamos ahora es un choque de solidaridad”, dice.

Para Pelletier, la demanda popular de cambio podría radicalizar la política si no se le da respuesta. “La opinión pública está cada vez más desencantada, desconfía de la violencia policial durante las manifestaciones y está convencida de que Europa no puede ayudar. En este momento, el escenario está maduro para una victoria de Marine Le Pen”, dijo.

¿Lecciones aprendidas?

Sin embargo, la incertidumbre desatada por la pandemia hace que esa perspectiva sea poco probable para el consultor político Philippe Moreau-Chevrolet. “La gente saldrá de una situación difícil y saltará a lo desconocido. Le Pen sería otro susto que querrán ahorrarse”, dijo a RFI.

Pero eso no significa que el público se unirá a Macron y a su promesa de un nuevo modelo social. “Lo que vemos en la población francesa es un desplazamiento del colectivismo hacia el individualismo, en el que la gente se centrará en los asuntos locales y en su familia”, dice Moreau-Chevrolet.

En Francia, como en otros países, la pandemia ha sido un espejo poco favorable de una sociedad en la que los trabajadores con salarios bajos vienen soportando una parte desproporcionada del esfuerzo global. Ha sido imposible imponer medidas de confinamiento a personas que no tienen hogar o que no pueden permanecer en apartamento pequeños e insalubres.

Lo que también es nuevo es que la gente ha llegado a depender menos del presidente, dice Moreau-Chevrolet, sobre todo por la falta de preparación del Estado en cuanto al manejo de los test y de las máscaras.

“Mintieron sobre la seguridad de llevar máscaras, diciéndonos que no eran necesarias y luego hicieron un giro en U. Hubiera sido simple decir ‘nos equivocamos, no hay suficientes máscaras’.”

No hay ánimo de fiesta

Los desafíos que enfrenta Macron y la gestión de la crisis se combinan para hacer que el tercer aniversario de su llegada al poder, el jueves pasado, sea agridulce.

Emmanuel Dupuy, del Instituto de Estudios Prospectivos y de Seguridad, estima que el líder francés aprovechará esta época de crisis para aumentar el poder del gobierno central.

Pero dice a RFI, « eso sería una medida imprudente; muchos alcaldes rechazan la idea”. Estos “quieren tener voz y voto en la eliminación del confinamiento en sus territorios. No quieren ser dejados de lado”.

En cuanto a su predicción para la sociedad francesa una vez que termine el encierro, Dupuy dice que la educación en casa y el trabajo a distancia probablemente serán más frecuentes.

“Todos, desde los sindicatos hasta los padres y estudiantes, se han dado cuenta de que el sistema educativo necesita proporcionar más acceso al aprendizaje digital”.

La vieja forma de hacer las cosas, dice, ya no es una opción.

“El hecho de que nuestras redes de Internet hayan sido capaces de soportar el tráfico pesado de numerosas conexiones a la vez, también muestra que debemos mirar hacia el logro de la independencia digital”, dice Dupuy, acogiendo con satisfacción la decisión del gobierno de rechazar una aplicación de rastreo de coronavirus de Google y Apple.

Sin embargo, el futuro del país, como el de su presidente, sigue siendo incierto.

Moreau-Chevrolet dice que una victoria de Macron en 2022 por ahora parece improbable, en parte porque el público todavía encuentra difícil relacionarse con él.

“Ha intentado jugar todos los roles, desde el de un Jacques Chirac o un Winston Churchill hasta el de Charles De Gaulle, excepto el suyo propio.”

Este viernes, mientras el mundo conmemora el fin de la  Segunda Guerra Mundial, Moreau-Chevrolet predice que el presidente terminará alejándose de su postura churchilliana de “estamos en guerra” para pasar a un tono más optimista de “lo superaremos”.

“Podría usar este 8 de mayo para celebrar Europa, que siempre ha apoyado”, dice.

Macron anunció el domingo que Francia mantendría abiertas sus fronteras con los países de la zona de Schenghen, desafiando los llamamientos a la prohibición.

“Él es inflexible en la idea de que saldremos de esta crisis como europeos”, dice Moreau-Chevrolet. “Para ganar alguna influencia política, primero debe hacer que Europa sea popular a los ojos de los franceses.”

 

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