Lotte Reiniger: la pionera en cine de animación que soñaba con siluetas
Cuando escuchamos el apellido Reiniger, inmediatamente pensamos en siluetas, animación y una joven apasionada. Esto, en pocas palabras, es lo que define a Lotte Reiniger. Una pionera del cine de animación que creó un largometraje animado diez años antes que Walt Disney, el cual títuló como “Las aventuras del príncipe Achmed” y destacó por la gran atención al detalle de Reiniger. ¿Pero cómo esta joven alemana llegó a realizar semejante hazaña? Lo que podemos decirles es que todo creador proviene de un lugar, bien sea por sus experiencias o intereses de la infancia. En este artículo queremos desvelarles los orígenes de Lotte y cómo estos la convirtieron en una gran inspiración para aquellos que aman el mundo de la animación.
Lotte siempre estuvo rodeada de siluetas
Charlotte Reiniger, a quien de cariño llamaban Lotte, nació el 2 de junio de 1899 en Berlín-Charlottenburg. Creció en una familia de clase media y desde temprana edad se destacó por ser una niña inquieta y llena de creatividad. Decimos esto porque la pequeña Lotte sentía mucho interés por las sombras chinescas. Al punto de que ella misma construía sus propios personajes y los hacía desfilar en un teatro casero.
Con el paso del tiempo, el amor de Lotte por el cine solo floreció muchísimo más. Y eso lo demostró en su adolescencia, época en la que profesó una gran admiración hacia George Méliès y el director de cine alemán Paul Wegener.
Y fue su afición por Wegener, lo que la llevó al siguiente nivel. Todo ocurrió en 1915, cuando la cineasta acudió a una conferencia de Wegener sobre el cine de animación. Al terminar de escuchar la conferencia, Lotte supo a lo que quería dedicarse por el resto de su vida. Por ello, no dudó en convencer a sus padres para que la dejaran ingresar en la compañía de teatro de Wegener. Lugar en donde muy pronto destacó y comenzó a trabajar en los rótulos y decorados de las películas.
Nuevas técnicas: un mundo nuevo
El nombre de Lotte comenzó a resonar en todas partes. Gracias a ello, consiguió ser admitida en el Instituto de Innovaciones Culturales de la capital alemana. Lugar en donde aprendió nuevas técnicas de animación que la ayudaron a realizar su primera película de siluetas. El film llevaba como título “El ornamento del corazón enamorado” y fue estrenado en 1919.
La escuela no le dio a Lotte solo nuevas técnicas, sino también un compañero de vida, pues fue allí donde conoció a su futuro esposo: Carl Koch, también director de cine y con quien realizó muchas producciones.
Sus estudios y experiencia ayudaron mucho a Lotte, ya que pudo abrirse camino en el mundo del cine animado alemán. Hecho que le ayudó a participar en numerosas películas junto a su esposo. Un ejemplo de ello fueron algunas de las colaboraciones que Lotte Reiniger realizó en la película “Los Nibelungos” de Fritz Lang.
Hasta ahora, la vida de la protagonista de nuestro artículo parece ser idílica para cualquier artista. Pese a ello, todavía no ha logrado alcanzar el punto más álgido de su carrera.
1923, el año en donde todo cambió
Sí, en el año 1923, Lotte Reiniger consiguió crear el primer largometraje de animación de la historia. El largometraje llevó como nombre “Las aventuras del príncipe Achmed”. El sueño de llevar sus siluetas a un formato largo fue posible gracias a un rico banquero judío. Este le ofreció financiar el largometraje a cambio de dar clases a sus hijos. Lotte Reiniger tardó alrededor de tres años en terminar la cinta mientras recogía distintas historias de “Las Mil y una Noches”.
Pero lo más emocionante de todo esto fue la técnica que aplicó Lotte Reiniger para su película. La cineasta se destacó por emplear una particular técnica de animación, ya que contenía un toque de teatro oriental. Lotte utilizó miles de siluetas de papel recortadas. Su proceso de creación fue laborioso, pues consistía en mover ligeramente las figuras y sacar una foto de cada movimiento.
Años después, la historia de Lotte llegó a su fin, pues falleció en la localidad alemana de Dettenhausen el 19 de junio de 1981, a los ochenta y dos años. Sin embargo, siempre será recordada en el mundo de la animación, pues casi un siglo después, Lotte Reiniger sigue inspirando a todos aquellos que se inician en el mundo de la animación.