LUCHA IDEOLÓGICO-POLÍTICA

Para algunos estudiosos de las Ciencias Sociales, al parecer, nos dicen que en la sociedad

moderna ya no hay clases sociales. Pero aun cuando hay una recomposición de clases,

éstas existen, actúan y defienden sus intereses generales.

Las distintas clases, grupos, estamentos o fracciones sociales están allí, ocupando su

espacio y lugar. La sociedad está dividida en clases sociales. No se dividen por decreto

gubernamental, no porque un gobernante diga que hay “chairos” y “fifís”. Ningún

gobierno ha dividido a la población en buenos y malos; en ricos y pobres; en los de arriba

y los de abajo; los que tienen para vivir y los que no tienen; los blanquitos y los prietitos;

los gratos y los ingratos, los santos y los blasfemos, etc.

La sociedad está constituida por una diversidad de grupos que pertenecen a una u otra

clase y que obviamente tienen entre sí una visión del mundo diferente, es decir, una

ideología diferente, opuesta y en confrontación abierta con otras ideologías.

Así funciona la sociedad capitalista en que vivimos. Un sistema económico, donde existen

los jodidos y los que joden. En nuestro país hay mucha riqueza, y no se genera por la

bondad y el espíritu empresarial, no brota por arte de magia. Existe explotación laboral,

hay sometimiento de las mayorías a las minorías, hay marginación social, hay

concentración de la riqueza, hay deshumanización de las relaciones sociales.

 

Cuando los que tienen más riqueza ven afectados sus intereses y privilegios, emprenden

campañas sucias donde hacen circular verdades a medias (Fake News) que provocan que

sus subordinados emprendan manifestaciones de odio social (“estaría bien lanzar una

bomba en el zócalo el día del grito”). Del discurso del odio se puede pasar a la violencia de

odio. Sabemos que a los grupos conservadores o de derecha les acomoda el discurso de

odio hacia el contrario, hacia el diferente. Por ello, la derecha se apoya en los

instrumentos violentos para imponer sus discursos de odio.

La derecha está fraguando una lucha ideológica para criticar, denostar, condenar y odiar a

los que consideran sus contrarios, su enemigo, su obstáculo. Y en la lucha ideológica

estamos y estaremos contra la derecha política de éste país.

Se debe denunciar al periodismo “Chayotero” de los que se dicen “comunicadores”como;

Ricardo Alemán, Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Carlos Marín, López Dóriga, José

Cardenas, etc. Tipos que se han dedicado a envenenar a la mente de la agente más que a

informar con objetividad.

Se debe denunciar a todo aquel que se enriqueció con base en un puesto público o el

compadrazgo y el nepotismo que realizaron componendas descaradas como Carlos Salinas

de Gortari, Diego Fernández de Ceballos, Manuel Bartlet, Ochoa Reza, Fabio Beltrones,

Miguel Alonso Reyes, Ricardo Monreal, Peña Nieto, Felipe Calderón, Rosario Robles,

Vicente Fox y todos aquellos que usaron y abusaron de la Administración Pública en

general.

No se puede guardar silencio ante muchos años de soberbia, prepotencia, represión y

compadrazgo perfectamente combinados. Muchos años de menosprecio, cuando se decía

que los del PRI sí saben gobernar (Ernesto Zedillo) y los otros, las mayorías solo debían

obedecer. O sea, una sociedad dividida entre los que están arriba y los que están abajo.

Los de mero abajo serían esas masas populares de acarreados a los que se les puede

lanzar una bomba para desaparecerlos.

Por más que los estudiosos sociales busquen y rebusquen, solo hay dos formas de

entender el mundo; o con la ideología dominante de los poderosos o con la visión social

de los de abajo.

Así estamos y así nos va.

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