Padre Solalinde: Las caravanas de migrantes están infiltradas por el crimen
El padre Alejandro Solalinde, miembro de la Iglesia y reconocido activista, consideró que las autoridades mexicanas van por el camino equivocado con las deportaciones masivas de indocumentados; advirtió que el Gobierno Federal erra de forma importante al no tomar en cuenta el apoyo ofrecido por diferentes organizaciones no gubernamentales y de carácter civil.
Solalinde concedió una entrevista al diario Sin Embargo para abordar el tema de las caravanas migrantes, que ha desatado mucha polémica entre la propia sociedad mexicana, pero que también genera tensión en la relación con Estados Unidos.
El sacerdote manifestó su preocupación por la constante presencia de caravanas, un tipo de agrupación que genera más males que beneficios; dijo estar convencido que la caravanización de la migración es un fenómeno que representa una amenaza muy grande en materia de seguridad.
¿Infiltradas por el crimen?
El padre Alejandro Solalinde indicó que es un hecho que las caravanas migrantes son un caldo de cultivo para los grupos del crimen organizado.
“Que quede claro que no hay necesidad de hacer caravanas. Las caravanas deben de pasar a la historia, ya no se deben hacer, se debe de buscar otra manera de cómo ayudarle a los migrantes”, añadió.
Fue entonces cuando Solalinde lanzó la alerta que apunta hacia la atención que confiere el crimen organizado a este tipo de organizaciones.
“…aunque es muy bajo el porcentaje, sí han pasado personas de conductas antisociales y crimen organizado. Hay, aunque no se quiera, tráfico de personas, tráfico de muchísimas cosas, y droga para el norte. Desde hace muchos años, la caravana de migrantes no viene sola: ya el crimen organizado se infiltró, ya los migrantes son mercancía”, aseguró Solalinde.
El representante de la Iglesia habló incluso de personas que se hacen pasar como activistas para “entrarle” poco a poco de lleno al negocio del tráfico de drogas y personas; afirmó que cada vez existen mayores esfuerzos para lucrar con los indocumentados.
Fuente: Sergío Noriega-El Sexenio.