MEDIOS MASIVOS Y OPINIÓN PÚBLICA.
Por Arturo Rivera Trejo
Una opinión pública con fuerte presencia representa un bloque social que merece respeto porque está organizada y porque está ilustrada, y también cuando tiene importantes espacios para la libre expresión. De no presentarse esa fuerza, la opinión pública es manipulada, mediatizada y por lo mismo inexistente.
Los medios masivos de comunicación nos saturan con una serie de percepciones que pueden alterar, modificar o manipular a la opinión pública. Esos instrumentos de comunicación y a veces de manipulación, transmiten ideología en forma invisible, se infiltran suavemente en la opinión pública y estimulan percepciones equivocadas de la realidad con sus consecuencias sociales negativas. Allí está el caso de una fácil manipulación de las hordas que tomaron violentamente el Capitolio en Estados Unidos.
No puede existir una opinión pública madura y con presencia social cuando hay un predominio de los discursos manipuladores en los medios de comunicación y en las redes que mediatizan a las masas y a sus prácticas.
¿Y qué sucede en nuestro país? México adolece de una opinión pública ilustrada porque hay un control de conciencias a través de diversos medios masivos públicos y privados. Se pretende subordinar a la opinión a un proyecto ideológico; la educación, la propaganda política, la religión, la cinematografía, la ideología dominante de la clase dominante, ven a la ciudadanía como un sujeto pasivo u objeto pasivo de fácil control y dominación. La formación crítica del ciudadano anda por los suelos. Por tanto, los medios masivos informan a medias y comunican a medias, no son medios para la formación de ciudadanía, se convierten en instrumentos efectivos para la manipulación.
En fin, poca ilustración de las masa que propicia mayor control. Esa falta de opinión publica consciente y educada es campo propicio para el auge de mensajes truculentos e incompletos tanto de la radio, la TV, los Diarios, los Partidos, el Gobierno que imponen discursos y narrativas que mediatizan por abstractos o contradictorios.
Es lamentable para nuestro país que cada vez hay más partidos políticos que imponen sus discursos e ideologías únicamente por los medios masivos, generando mayor confusión social, pero además, mayor gasto público porque absorben millonarias cantidades del presupuesto gubernamental. Lo grave, es que la ciudadanía no se expresa al respecto; ni opina a favor, ni opina en contra ante esa abundancia de partidos que aparecen de la nada y a veces no representan nada.
Una opinión pública madura, crítica, fuerte, informada y consciente, es una amenaza para el Sistema Político Mexicano que siempre se ha sostenido con los instrumentos de la imposición, de la manipulación, la mentira, la falsa promesa, la corrupción y el engaño.
En ésa situación, la democracia no avanza ni se fortalece, porque la verdadera democracia no es el número de partidos políticos en el país, no es la abundancia de votantes, no es la compra de votos. Más bien es la existencia de canales abiertos a la libre opinión de la ciudadanía, disponibilidad de medios de comunicación, respeto de los resultados electorales, relevo generacional en las dirigencias de la Administración Pública, educación de calidad a la población. Democracia significa que todos se expresen públicamente y se respete esa expresión. Democracia no es que jueguen a la política más partidos. Basta con dos partidos, demasiados de éstos, solo favorecen a las camarillas de siempre.
La opinión publica objetiva, no tiene preferencias, se desempeña bajo la crítica contundente, abierta y directa contra lo anda mal. No es una crítica halagüeña, tampoco infame, es seria y noble. Debe ser la expresión del pensamiento y el sentimiento de la ciudadanía. Ojalá, pronto tengamos verdadera ciudadanía.