MITOS Y LEYENDAS: GIGANTES, SERES DE PROPORCIONES COLOSALES
A lo largo del tiempo estos seres fantásticos han ocupado un sitio privilegiado en las narraciones mitológicas. Conocidos como gigantes, del latín gigas, que viene del griego gígantem, se les asocia a las fuerzas elementales porque con sus dimensiones eran capaces de desencadenar temblores, huracanes y erupciones volcánicas.
Presentes en mitos hindúes, celtas, griegos, mesopotámicos, japoneses y de pueblos de toda América, los arquetipos de estos grandes personajes varían según el lugar donde el mito se desarrolle, manteniendo siempre el tamaño extraordinario como común denominador.
El poeta y crítico de arte J.E. Cirlot, autor del libro Diccionario de los símbolos, piensa en ellos como una metáfora del trabajo en equipo; una alegoría de fortaleza y poder social que permite a los hombres realizar grandes proezas.
DE LA TIERRA AL CIELO
Para algunas culturas los gigantes habitaron el mundo antes que los mismos dioses, por lo que muchos colosos, alentados por su soberbia, se atrevieron a desafiarlos –sucede en la mitología hindú y escandinava– iniciando fieras batallas tras las que eran castigados al ser vencidos.
El primer registro escrito donde se habla de gigantes es en el poema épico de Gilgamesh, en la tradición mesopotámica, uno de los textos más antiguos pues data de 2100 a.C. En él, el héroe debe matar a Humbaba, un ser de tremenda fuerza cuyas fauces lanzan fuego.
A partir de este relato los gigantes serían piezas claves dentro de la cultura de los pueblos, como en la mitología griega, donde los primeros que resaltan por su tamaño son los Titanes, hijos de Gea o Gaia (la Tierra) y Urano (el Cielo).
En esta línea, otra raza de descomunales entes sería creada a partir de la traición del titán Cronos (tiempo) a su padre Urano.
Según Hesíodo –segunda mitad del siglo VIII a.C.– Cronos lo castra y de sus genitales caídos surgen los Gigantes, hombres enormes con piernas de serpiente, inmortales ante los poderes de los dioses.
Más tarde ellos ayudarían a Gea en su lucha contra Zeus (dios del trueno e hijo de Cronos) y los dioses olímpicos por la liberación de los Titanes encerrados en el Tártaro. Este episodio, conocido como Gigantomaquia o Guerra de los Gigantes, culmina con el triunfo de los dioses gracias a la ayuda de Heracles (Hércules).
MITOS Y LEYENDAS: EL LEGADO DE ODÍN
El coloso Ymir
En la mitología escandinava los gigantes también ostentan un importante lugar. La leyenda dice que el coloso Ymir –también conocido como Aurgelmir– fue el primer ser viviente luego del Ginnungagap (aparente vacío).
Él es el fundador de la raza de los Jotun o gigantes de la escarcha, y fue muerto por los dioses nórdicos Odín, Vili y Vé.
Su sangre derramada ahogó a casi todos los habitantes de Jötunheim, ‘el país de los descomunales’, y su cuerpo fue usado por los dioses para crear el mundo de los hombres. Sólo dos jotun sobrevivieron a la gran inundación, la esposa de Ymir y su nieto Bergelmir, quienes evitaron la extinción de su raza.
Gigantes en la Biblia
Una de las referencias más importantes sobre gigantes nos la ofrece la Biblia, que hace alusión a una raza de enormes ‘hombres’ llamada nephilim (en hebreo ne-phil’-im, ‘derribadores’), producto de la lujuria de los hijos de Dios –los ángeles– con humanas.
Estos seres, de quienes principalmente se habla en el Viejo Testamento –Génesis 6:1- 4; Números 13:33; Deuteronomio 2:10-11, 3:11–, encendieron la ira de dios y fueron en su mayoría arrasados durante el diluvio universal junto con los hombres de talla media. Los gigantes sobrevivientes, Refaim o Refaitas, eran ancestros del enorme Goliath, quien fuera derrotado por David (Samuel 17:1-52).
MITOS Y LEYENDAS: DUENDES, EL CLAN DE LA “GENTE PEQUEÑA”
¡MATAD AL GIGANTE!
Representados en el medievo europeo como crueles, de poca inteligencia pero enorme fuerza, se decía que comían carne humana y tenían poderes sobre las fuerzas de la naturaleza.
Al típico gigante le gustaba aterrorizar aldeas, acabarse las provisiones de alimentos y raptar a jóvenes hermosas para convertirlas en sus esposas. Debido a sus proporciones desmedidas nadie se atrevía a hacerles frente, excepto los valientes caballeros o intrépidos jóvenes, quienes iban a su encuentro con la esperanza de derrotarlos y obtener gloria, honor y riqueza.
En los cuentos muchas veces los héroes van en busca de gigantes para matarlos, como en el Sastrecillo valiente, de los hermanos Grimm, Juanito Matagigantes (1711) o Juanito y las Habichuelas Mágicas (cuya primera versión fue a principios del siglo XVIII), de donde viene la conocida expresión “¡Fi-fai-fo-fum!”
La fuerte creencia en gigantes y seres míticos prevaleció durante mucho tiempo en las culturas de los pueblos del norte de Europa, incluso después de la introducción del cristianismo.
Lo que es cierto es que no se ha podido demostrar su existencia de manera científica; quizá los fémures de dinosaurios confundieron a los habitantes de la antigüedad y les hicieron reforzar su fe en las leyendas.