MOSCAS APAREÁNDOSE SE CONSERVARON EN ÁMBAR DURANTE MILLONES DE AÑOS
Un reciente descubrimiento de un fósil en Victoria, Australia, reveló a un par de moscas apareándose cuando fueron engullidas por una gota de ámbar pegajoso durante el acto. Los hallazgos fueron publicados en la revista Scientific Reports.
Mientras estaban en medio del apareamiento, las moscas prehistóricas quedaron atrapadas en una resina pegajosa de un árbol, que se endureció con los años. Se estima que las moscas se han mantenido así durante casi 41 millones de años.
Por su parte, Jeffrey Stilwell, paleontólogo de la Universidad de Monash en Melbourne y coautor del artículo, cree que estas moscas podrían haber aterrizado accidentalmente en la resina para aparearse.
Además de las moscas «congeladas», los hallazgos también revelaron seis mil piezas de ámbar fosilizado.
Estos fueron encontrados en otros sitios además de Australia, como el oeste de Tasmania y Nueva Zelanda.
Asimismo, los fósiles encontrados en estos lugares datan de hace 54 a 40 millones de años atrás.
«Se considera que el ámbar es el ‘Santo Grial’ en la disciplina, ya que los organismos se conservan en un estado de animación suspendida en un espacio 3D perfecto, como si murieran ayer», dijo Jeffrey.
UNA VENTANA AL PASADO
Dirigido por un equipo de la Escuela de la Tierra, la Atmósfera y el Medio Ambiente de la Universidad de Monash en Melbourne, el estudio desenterró, todo en ámbar:
- Las hormigas fósiles más antiguas conocidas del sur de Gondwana.
- Los primeros fósiles australianos de hexápodos sin alas, conocidos como «esbeltos colémbolos».
- Un grupo de arañas.
- Dos especies de musgos.a
- Artrópodos como colémbolos y mosquitos.
«La investigación amplía nuestra comprensión de los ecosistemas del sur prehistóricos en Australia y Nueva Zelanda durante los períodos Triásico Tardío a Paleógeno Medio (hace 230–40 millones de años)», dijo Stilwell.
“Claro que todos podemos reírnos de que estas moscas de patas largas quedaran atrapadas en una posición comprometedora, pero en realidad es un gran paso adelante para aprender más sobre las bestias prehistóricas de Australia y extrapolar lo que podría significar ahora”, agregó.
Finamente, los últimos momentos de las moscas apareándose, ahora encerradas en ámbar, ofrecen una ventana fascinante a la vida en la época del Eoceno, que es parte del período Paleógeno.