Neuronas del sistema nervioso entérico se conectan entre sí para activar el proceso digestivo
Cuando se habla del sistema digestivo, quizás te imagines al conjunto de órganos que se combinan para procesar alimentos y aportar a nuestro cuerpo los nutrientes necesarios para sobrevivir. Sin embargo, su utilidad va mucho más allá. Estudios han demostrado que la comunidad de microorganismos que habitan en nuestros intestinos influyen en nuestro estado de ánimo e incluso podrían emplearse para revertir el envejecimiento cerebral.
En ese sentido, científicos de la Universidad Flinders en Australia han revelado cómo miles de neuronas dentro del ENS (Sistema Nervioso Entérico) se conectan entre sí para provocar contracciones en el tracto gastrointestinal y activar el proceso digestivo.
El ENS está compuesto por una red de circuitos más avanzada
En primera instancia, “el sistema nervioso entérico es una estructura altamente compleja cuyas características morfológicas y funcionales lo hacen muy semejante al sistema nervioso central y muy diferente de los ganglios del sistema nervioso autónomo”. En efecto, es responsable de controlar nuestras funciones gastrointestinales: movilidad, secreción, inmunidad local e inflamación de los órganos que componen el aparato digestivo, según señalan en PsicologiayMente.
Tras un experimento en ratones, el equipo de investigación detectó cómo grandes grupos de neuronas (tanto motoras como inhibidoras) se activaban para mover el contenido del colon más abajo en el intestino. Lo que significa que el ENS está compuesto por una red de circuitos que cubre mucho más espacio en el intestino y que, a su vez, involucra mayor cantidad de neuronas.
Los hallazgos sugieren que el ENS es el “primer cerebro”
Dado que el sistema nervioso entérico dispone de su propia red neuronal, compuesta por más de 100 millones de neuronas, repartidas a lo largo del aparato digestivo. Y, que además pueden funcionar de forma independiente al sistema nervioso central. Al intestino se le ha considerado por muchos años como el segundo cerebro.
Sin embargo, comprender cómo la neuronas se comunican entre sí para contraer las capas musculares e impulsar el contenido del intestino había sido un problema sin resolver hasta ahora.
Ahora bien, en vista de los resultados del experimento, los científicos sugieren que el ENS es el primer cerebro en lugar del segundo y que pudo haber evolucionado en los animales mucho antes que nuestros cerebros reales. Aunque, para comprobar esa hipótesis se necesitarán muchas más investigaciones.
El 70 por ciento de células inmunes habitan en el intestino
Tal es la capacidad del ENS que, el 70 por ciento de las células de nuestro sistema inmune residen en el intestino. Por ello es que mantener una buena salud intestinal es clave para defendernos de enfermedades.
Por otro lado, los expertos destacan que las heces fecales son más que restos de comida, están compuestas por un 50% de bacterias (en su mayoría buenas). Incluso, la mayoría de la serotonina –hormona de la felicidad– de nuestro cuerpo se encuentra en el tracto gastrointestinal (aproximadamente 80%).
Evidentemente, el papel del ENS es muy importante. La forma cómo las neuronas trabajan entre sí para procesar los alimentos e incluso el efecto que tiene sobre nuestro humor sugieren que más que el “segundo cerebro” podría considerarse como el primero. Se espera que futuras investigaciones ayuden a esclarecer esta hipótesis.