Nuevo análisis de las huellas de un dinosaurio nos revelan su verdadera identidad

La historia ha descubierto un nuevo detalle que hasta la fecha había ignorado. A partir de las huellas de un dinosaurio del Triásico se había asumido que la criatura era un enorme carnívoro, pero ahora se ha revelado su verdadera identidad. Una que además no podría estar más lejos de la imagen que teníamos de él.

La investigación que nos ha abierto los ojos fue llevada a cabo por Anthony Romilio, Hendrik Klein, Andréas Jannel y Steven W. Salisbury. En conjunto publicaron sus hallazgos en la revista científica internacional de paleontología Historical Biology.

 

Las huellas del “raptor carnívoro”

En la década de los sesenta, dentro de la mina de carbón en Ipswich, Australia se encontraron varias huellas petrificadas de dinosaurios. Al estudiarlas por primera vez, se observó que ellas pertenecían a criaturas que habitaron la tierra hace al menos 220 millones de años.

A simple vista, parecían la imagen de una pata de pájaro, pero en dimensiones mucho mayores. Para poder estudiarlas mejor, se tomaron fotografías y se hicieron moldes que pudieran sacarse de la cueva.

Gracias a eso, se encontraron similitudes en la forma de las patas del antiguo dinosaurio y las de aquellos pertenecientes a la familia de los Eubrontes. Ellos son conocidos carnívoros que dominaron la Tierra durante el Triásico.

El detalle con esta huella de dinosaurio, cuya identidad verdadera aún no se revelaba, es que se presentaba como una especie nunca antes vista de Eubrontes. A pesar de ser letales, dichos dinosaurios no eran tan grandes, motivo por lo que la huella que hacía referencia a una criatura con piernas de más de 2 metros de largo llamó la atención de los científicos.

 

De hecho, se pensaba que ella era la muestra de la existencia del depredador supremo entre los Eubrontes. Ahora, nuevas investigaciones nos han comprobado que dichas huellas en realidad no pertenecen siquiera a esa familia.

La verdadera identidad del gran dinosaurio “depredador”

Al repetir los estudios utilizando modelos 3D basados en las huellas de la cueva y con nuevos datos de los Eubrontes obtenidos durante décadas, fue posible notar que el dinosaurio que dejó su marca en el piso realmente no era parte de esa familia.

Desafortunadamente, los investigadores anteriores no pudieron acceder directamente a la muestra de la huella para su estudio, sino que se basaron en dibujos y fotografías antiguos que carecían de detalles”, dice Romilio.

Entonces, gracias la recopilación de más datos y huellas de otras familias de dinosaurios, se descubrió el verdadero hogar de la criatura. En realidad, el dinosaurio era parte de la familia de los Evazoum un grupo de tímidos pero enormes dinosaurios herbívoros que también hicieron vida durante el triásico.

Crédito: Anthony Romilio et al, Historical Biology, 2021.

Comúnmente, dicha especie suele tener patas de hasta 1,4 metros de largo y una longitud corporal de hasta 6 metros. Por lo que, los 2 metros sospechados gracias a la huella del espécimen no se salen tanto de la norma como habría pasado en el caso de los Eubrontes.

Incluso ahora, la huella de dinosaurio no puede revelarnos su identidad exacta, pero al menos nos ha permitido ubicarlo con su verdadera familia.

“Este sigue siendo un descubrimiento significativo, incluso si no es un carnívoro del Triásico aterrador. (…) Esta es la evidencia más temprana que tenemos de este tipo de dinosaurio en Australia, marcando una brecha de 50 millones de años antes de los primeros fósiles de saurópodos cuadrúpedos conocidos”, concluyó el paleontólogo Klein.

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