Olympe de Gouges: la enemiga de la Revolución Francesa por exigir los derechos de las mujeres
Si en la actualidad una persona preocupada por los derechos humanos fuera guillotinada públicamente, sería considerado una barbarie. Sin embargo, lamentablemente era la norma en la Europa de 1793, año en el cual Olympe de Gouges sufriría este cruel destino de la mano del mismísimo Robespierre en el marco de la Revolución Francesa.
Pero, ¿quién era Olympe de Gouges? Pues nada menos que una mujer preocupada por los esclavos y por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Fue una revolucionaria que sufrió las consecuencias de adelantarse a su época.
Nació en el seno de una familia francesa con el nombre de Marie Gouze en mayo de 1748 y recibió la educación típica de las mujeres de la época, es decir, poco satisfactoria. A sus 17 años, sus padres la casaron con Louis-Yves Aubry, dueño de un figón de la región que era diez años mayor que ella. Se suponía que este le brindaría la seguridad que necesitaba, pero Marie era profundamente infeliz. Ella misma lo calificó como una “tumba del amor”.
Su matrimonio no duró mucho, pues poco después de que naciera su hijo Pierre, Louis-Yves Aubry falleció. Esto permitió que Marie se convirtiera en una mujer libre y, en posesión de la pequeña fortuna de su esposo, se mudó a París con su bebé. Fue entonces que adoptó el nombre de Olympe de Gouges, una mujer nueva con un propósito claro en mente.
Volviendo a empezar
En París, Gouges se propuso a estudiar para aprender todo lo que no había podido durante su infancia. Estaba decidida a formar parte de la élite de París, por lo que le pidió ayuda a su padrino aristócrata Lefranc de Caix de Lisle para que la introdujera en la sociedad como escritora y dramaturga.
Comenzó a escribir varias obras de teatro y montó una compañía teatral itinerante. En 1792 publicó su obra más conocida, ‘L’esclavage des noirs’ (‘ La esclavitud de los negros’), la cual pretendía visibilizar las condiciones de los esclavos en la época. El contexto social revolucionario de París en la época dotó a Gouges de inspiración para escribir varias obras con contenido social, cosa que molestó a la corte versallesca.
Luego de publicar su obra polémica, Gouges fue encarcelada en la Bastilla. Sin embargo, poco tiempo después fue liberada y continuó visibilizando temas sensibles y fomentando la política antiesclavista en sus obras.
En 1789 decidió entrar al mundo de la política con ‘Lettre au Peuple ou le projet d’une Caisse patriotique’ (‘Carta al pueblo o proyecto de una Banca patriótica’), en la cual proponía varias medidas para solventar la situación económica del país. Pero fue la lucha por la igualdad de las mujeres a la que finalmente se dedicaría con más ahínco.
¿Por qué no incluían a las mujeres?
Esa era la pregunta que Gouges se hacía cada vez que pensaba en la revolución. Este movimiento buscaba defender los derechos de los oprimidos, pero se saltaba por completo los temas relacionados con las mujeres, las cuales ya habían reclamado desde hace un tiempo que su papel fuera reconocido socialmente. En vista de esto, Gouges se puso manos a la obra y comenzó a trabajar para que la comunidad de mujeres también fuera tomada en cuenta.
Mujeres, despertad. Reconoced vuestros derechos. ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la Revolución?”.
Así, Gouges abogó públicamente por la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida, tanto públicos como privados. Defendía el derecho al voto, a la educación, al trabajo público, a poseer propiedades y más. También buscaba la aprobación del divorcio, el reconocimiento de los hijos fuera del matrimonio y una propuesta muy similar a la que entendemos hoy en día como pareja de hecho.
Sin embargo, lo que realmente caló en la palestra pública fue su obra ‘Déclaration des droits de la femme et de la citoyenne’ (‘Declaración de derechos de la mujer y de la ciudadana’), un texto que escribió basándose en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, la cual parecía estar obviando por completo a la mitad de la ciudadanía: las mujeres.
En este manifiesto, Gouges exigía la instauración de un sistema jurídico que se basara en la igualdad entre hombres y mujeres. Pedía que se erigiera un portavoz de “las madres, hijas, hermanas, representantes de la nación constituidas en Asamblea Nacional” para que solicitara los derechos de la mujer, asegurando que debía tomarse en cuenta debido a que el femenino era “el sexo superior tanto en belleza como en coraje”.
Siguiendo el pensamiento de Montesquieu, Olympe de Gouges también defendía la separación de poderes y se dirigió directamente a la reina María Antonieta para solicitar la protección de la mujer. Pero además de esto, también fue precursora de la protección de los niños al proponer la creación de maternidades públicas a cargo del Estado.
Una terrible conclusión
Sin embargo este pensamiento, que actualmente podríamos calificar simplemente como decencia humana, era demasiado para la época. Sus solicitudes no solo no fueron atendidas, sino que fue eliminada a causa de ellas.
Luego de la proclamación de la República en 1792 y el acceso al poder de Robespierre y Marat, Gouges comenzó a ser perseguida. Tuvo que huír de París al valle del Loira para refugiarse y continuó publicando sus obras, como ‘Les trois urnes, ou le salut de la Patrie’ (‘Las tres urnas, o la salvación de la Patria’). Sin embargo, fue el propio editor de esta obra quien la denunció, lo que terminó de sentenciarla.
Fue apresada, pero una semana después fue trasladada a una de las llamadas “pensiones burguesas” a causa de una herida infectada. Desde su cautiverio continuó publicando sus textos, esta vez en forma de panfletos titulados ‘Olympe de Gouges en el tribunal revolucionario’ y ‘Una patriota perseguida’.
Sin embargo, nada cambió su destino. El 2 de noviembre de 1793 fue llamada ante el tribunal revolucionario y fue condenada a muerte por comulgar con los principios girondinos. Fue guillotinada al día siguiente y su único hijo, Pierre, renegó de ella para salvarse del mismo destino. Sin dudas, un terrible final para alguien que solo buscaba un mundo más amable para todos.
Casi un siglo después, al final de la Segunda Guerra Mundial, su vida y obra fue finalmente reconocida. En los actos del bicentenario de la Revolución Francesa en 1989, Olivier Blanc le rindió homenaje con la biografía ‘Olympe de Gouges: femme de lettres libre et engagée au coeur de la révolution’ (‘Olympe de Gouges: una mujer de letras libre y comprometida en el corazón de la Revolución’), con la cual pudimos conocer la historia de una de las grandes revolucionarias de Francia.