¿Qué pasa si alguien muere en el espacio?

Los viajes espaciales dejaron de ser algo estrictamente científico y gubernamental. Las empresas privadas se han inmiscuido en el sector y ahora el turismo espacial, aunque demasiado sigue exclusivo, se está convirtiendo en una realidad.

Pero dentro de todo lo bueno hay cosas no tan agradables que afrontar; por ejemplo, la muerte. ¿Qué pasa si alguien muere fuera de la Tierra? ¿Su cuerpo entraría en descomposición en el espacio? Tim Thompson, profesor de antropología biológica aplicada en la Universidad de Teesside expuso su parecer en un artículo publicado recientemente.

¿Qué pasa cuando alguien muere en la Tierra?

Es bien sabido que, cuando algo muere en la Tierra, el cuerpo pasa por un proceso de descomposición. Por lo general, vemos esto como un proceso asqueroso y lamentable, pero desde afuera es simplemente fascinante. Los pasos fueron descritos en 1247 en el El lavado de errores de Song Ci, el que se considera, en esencia, el primer manual de ciencia forense de la historia.

La muerte detiene el flujo de sangre en el interior del cuerpo y, por gravedad, empieza a acumularse adentro en un proceso denominado livor mortis. Entonces el cuerpo pierde el calor que mantenían los diferentes procesos vitales que se llevaban a cabo en su interior hasta una etapa conocida como algor mortis. Luego, los músculos se ponen rígidos por la acumulación incontrolada de calcio en las fibras musculares, alcanzando el rigor mortis.

Hombre mirando a través de una ventana la Tierra y la Luna.

Es entonces cuando entran en juego las enzimas, proteínas conocidas por acelerar las reacciones químicas; estas descomponen las paredes celulares y las hacen liberar su contenido.

Bajo esta dinámica, las bacterias de nuestro intestino también logran escapar e invadir otras partes del cuerpo, devorando los tejidos blandos. Los gases que liberan en el proceso causan hinchazón, putrefacción y olores fuertes, deshaciendo el rigor mortis.

Todo esto ocurre de forma natural en el interior; pero además de los intrínsecos, también existen factores externos que pueden acelerar o desacelerar la descomposición de un cuerpo después de la muerte, bien en la Tierra o en el espacio.

Los factores externos que influyen en la descomposición de un cuerpo en la Tierra

La temperatura, la actividad de los insectos, el enterramiento o envoltura de un cuerpo, la presencia de agua alrededor o la exposición al fuego son algunos de los factores que pueden cambiar drásticamente la forma en que se descompone un cuerpo muerto.

En ambientes de bajo oxígeno y mucha humedad, pueden formarse adipoceros, por ejemplo, lo que descompone las grasas en un material ceroso que termina cubrieno la parte superior de la piel, preservando el cuerpo por más tiempo. Por otro lado, las técnicas de momificación o desecación ocurren en condiciones secas, que pueden ser calientes o frías.

Sin embargo, el pronóstico más común es que los tejidos blandos desaparezcan hasta revelar el esqueleto. En cuanto a este, la arqueología nos ha mostrado cuán resistentes son al paso del tiempo y la descomposición, por lo que pueden mantenerse en un estado aceptado durante miles de años.

 

De hecho, la descomposición de restos humanos es tan solo un paso de los que mantienen los ecosistemas equilibrados. Los organismos vivos, como los insectos, microbios y plantas, aprovechan y reciclan los nutrientes que alojan los cadáveres.

Descomposición de un cuerpo en el espacio exterior

En lo que respecta a la muerte y descomposición de un cuerpo en el espacio, la historia definitivamente cambia un poco. Las condiciones son totalmente diferentes a las de la Tierra.

Para empezar, la falta de gravedad impedirá el primer paso de acumulación de la sangre, al igual que en planetas donde haya gravedad a niveles diferentes a los de la Tierra. El livor mortis sería diferente.

Como probablemente haya trajes espaciales de por medio, es probable que el rigor mortis sí se produzca de forma más similar a la que conocemos; recordemos que este es consecuencia del cese de las funciones corporales.

También es probable que las bacterias del intestino devoren los tejidos blandos; el problema es que estas suelen ser aeróbicas, por lo que necesitan oxígeno para trabajar en todo su esplendor. Un suministro limitado de oxígeno como el que tendrían fuera del espacio, sin duda, haría más lenta la descomposición del cuerpo.

Los tejidos blandos se conservarían, los huesos desaparecerían

La historia cambia aún más cuando consideramos los factores externos. En el espacio no hay un suelo en el que habiten microbios que intervengan en el proceso; en un planeta con condiciones de sequedad extrema, el panorama es similar. Por tanto, es probable que los tejidos blandos se preserven por más tiempo que en la Tierra.

Las temperaturas en el espacio también son muy variadas, lo cual incidiría en el proceso de descomposición de un cuerpo. Este podría exhibir daños por calor o por congelación.

Lamentablemente, los esqueletos no necesariamente tengan la misma suerte. Los huesos están constituidos tanto por material orgánico, como los vasos sanguíneos y el colágeno, como materiales inorgánicos en una estructura cristalina. En suelos muy ácidos, como los que caracterizan otros planetas, el componente inorgánico podría desaparecer conservando únicamente los tejidos blandos.

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