Personas ciegas pueden entender el color a pesar de no verlo
Durante décadas se ha pensado que las personas que nacen ciegas no tienen la posibilidad de “entender” el color lo que aquellas que son videntes. En general, dicha propuesta nace de lo planteado por el filósofo John Locke, quien aseveró que aquellos que nacen ciegos nunca podrían llegar a comprender realmente lo que son los colores.
En general, se sabe que las personas ciegas pueden aprender que un elemento es rojo y otro verde simplemente al asociarlo a través de lo que otros les dicen. Pero una reciente investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha demostrado que su capacidad de entendimiento del color va mucho más allá.
De hecho, las personas invidentes eran capaces de razonar qué tan probable era que dos elementos tuvieran un mismo color y los motivos por los que se trata de ese tono y no otro. Tales descubrimientos fueron posibles gracias a los investigadores Judy Sein Kim, Brianna Aheimer, Verónica Montané Manrara y Marina Bedny, todos de la Universidad Johns Hopkins.
El debate: ¿Las personas ciegas de nacimiento podrían entender el color?
Básicamente, la gran diatriba nace al profundizar un poco en las razones que tuvo Locke para hacer sus declaraciones. Desde su perspectiva, una persona no puede realmente entender un concepto como el color a menos que lo vea, es decir, que lo experimente o perciba personalmente.Una intuición común que se remonta a Locke es que una persona ciega podría aprender el hecho arbitrario de que las caléndulas son ‘amarillas’ y los tomates son ‘rojos’, pero aun así perdería una comprensión profunda del color. (…) La idea es que para saber realmente algo tienes que verlo por ti mismo, y sin visión, puedes captar hechos superficiales al hablar con la gente. Este estudio con personas ciegas sugiere lo contrario. Hablar con la gente transmite una comprensión profunda del color mejor que hechos de color arbitrarios” explicó Bedny.
Es claro que las personas ciegas no tienen la posibilidad de apreciar el color como los videntes, pero las nuevas evidencias han mostrado que sí lo pueden “entender” de forma muy similar. En otras palabras, aunque no puedan ver los colores, los invidentes sí son capaces de tener procesos de razonamiento profundo asociados al color y a sus implicaciones.
Las evidencias que aclaran la duda
Para demostrar esa postura, los investigadores desarrollaron un experimento que incluyó adultos videntes y ciegos. El proceso se dio en dos fases. Durante la primera, se pidió a ambos grupos de personas, de forma individual, que mencionaran el color común de objetos al azar –que fueron desde frutas y plantas hasta elementos como bolígrafos o señales de tránsito–.
La idea era observar qué tanto podían concordar ambos grupos al mencionar la posibilidad de que ambos elementos mencionados fueran del mismo color. Luego, se procedió a preguntar sobre el razonamiento detrás de la primera respuesta. Como, por ejemplo, por qué se podría asumir que dos plátanos son amarillos, pero no necesariamente que un lápiz también lo sea.
Las respuestas en la primera fase no siempre concordaron al 100%. Sin embargo, el tipo de razonamiento utilizado para sustentar la respuesta fue bastante similar. Eso demostró a los investigadores que las personas ciegan podían entender el color de forma profunda y hacer asunciones con respecto a él, en lugar de solo tomarlo como un hecho arbitrario.
El punto clave: la coherencia
Un ejemplo claro de lo antes mencionado se dio al preguntar a ambos grupos de participantes de qué color eran los osos polares. Por un lado, las personas videntes comentaron que eran blancos, mientras que algunos ciegos aseveraron que eran negros.
Inicialmente, es claro que las respuestas no están relacionadas, pero el razonamiento detrás de ellas sigue un patrón. Las personas que podían ver dijeron que los osos polares eran blancos para camuflarse con la nieve. Los invidentes aseveraron que eran negros para poder absorber más el calor que dan los rayos del sol.
En otras palabras, el camino de razonamiento de ambos grupos vino de la mano con la “utilidad” que podría tener uno u otro color. Por ende, la selección del negro sobre el blanco por parte de las personas ciegas no viene de un proceso arbitrario, sino de entender las diferentes cualidades que un color u otro tienen en la naturaleza y la forma en la que se podrían usar.
Tal situación se comprobó incluso más al poner a ambos grupos en un segundo escenario imaginario, en una isla inventada y con objetos desconocidos para ambos. Las asunciones sobre el color de objetos imaginarios y los razonamientos detrás de cada tono fueron similares entre los videntes y los invidentes.
Eso demostró que el nivel de procesamiento del color no solo trabaja con la memoria o con la información visual, sino que existe un componente mucho más profundo que nos permite entenderlo incluso si no lo vemos.