Personas explosivas son más propensas a creer en las teorías de la conspiración

El cambio climático no es real, el hombre no ha llegado a la Luna, las vacunas contra el COVID-19 implantarán un microchip en las personas, son algunas de las teorías conspirativas más disparatadas en las que creen algunas personas.

Para buscar respuesta a este comportamiento y curiosa por investigar qué subyace a estas creencias y teorías, Cameron Kay, aspirante al doctorado en el Departamento de Psicología en la Universidad de Oregon (UO), llevó a cabo un estudio donde aborda este tema.

Tétrada oscura de la personalidad

Para profundizar en este tema, Kay reclutó a 500 estudiantes de pregrado a los cuales aplicó una encuesta enfocada en la “Tétrada oscura” de la personalidad. Se trata de un esquema que agrupa cuatro rasgos oscuros de la personalidad: maquiavelismo, narcisismo, psicopatía y sadismo.

 

Básicamente, se enfocó en medir las tendencias que llevan a las personas a tener creencias inusuales, sentir falta de control sobre el futuro, desconfiar de los demás, así como necesitar sentirse únicos. Pero, sobre todo la inclinación a las teorías de la conspiración.

Personas explosivas tienden a creer en ideas conspiracionistas

Toma en blanco y negro del ojo de una persona

Tras el análisis, se detectó que las personas que obtuvieron puntuaciones más altas en los rasgos de la Tétrada oscura, es decir, los que se identifican como manipuladores, cínicos, sádicos, crueles o abusadores, son más propensas a creer en ideas conspiracionistas. Al respecto, Kay comenta:

En términos sencillos, parece que las personas desagradables, que obtienen una puntuación alta en estos rasgos, son más propensas a creer en las teorías de la conspiración. Son propensos a creencias extrañas. No sienten que tienen el control de sus vidas y tienen una desconfianza innata en otras personas y organizaciones como el gobierno”.

Necesidades psicológicas de los seres humanos

Para Ailin Tomio, especialista en ciencias del comportamiento y directora ejecutiva de la firma DESPa Method, los seres humanos tenemos tres necesidades psicológicas: epistémica, seguridad y social, que nos llevan a creer en ciertas cosas.

 

La necesidad de sentir que sabemos lo que ocurre a nuestro alrededor, sentirnos seguros en nuestro entorno y ser parte de un grupo, muchas veces nos conduce a creer en teorías conspirativas. En conjunto con algunos rasgos desagradables de la personalidad promueven la desconfianza y creencia en cosas extrañas.

Se estima que esta investigación contribuya a entender por qué las personas creen en ideas conspirativas, así como a desarrollar estrategias que ayuden a combatir la propagación de informaciones falsas.

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