¿Qué plantas resultan más atractivas para los científicos? Al parecer, las más coloridas

En general, las plantas son fascinantes para la mayoría de los científicos enfocados en la botánica, pero en el fondo, al igual que el público en general, algunas le resultan más atractivas que otras. Un nuevo artículo en la revista Nature Plants nos muestra las tendencias en sus preferencias.

Si bien la ciencia explora lo desconocido y lo que parece no importarle a la mayoría de las personas, los científicos no escapan de nuestra tendencia visual evolutiva. Los recientes hallazgos demuestran que la mayoría de las investigaciones botánicas se inclinan hacia las plantas más coloridas, de tallos prominentes y vistosas y dejan de lado a las que muestran formas más comunes, aburridas y pequeñas. Lamentablemente, esta tendencia persiste incluso si tomamos en cuenta las especies en peligro de extinción.

Una revisión de estudios a lo largo de casi 50 años

La conclusión surge de la revisión de unos 280 estudios realizados entre 1975 y 2020 sobre 113 especies de plantas en el suroeste de los Alpes. Como muchos saben, esta región constituye uno de los puntos más calientes de biodiversidad en nuestro planeta. Para ello, recopilaron datos sobre la morfología de las plantas, especificando también rasgos como el tamaño y el color, así como su rareza y papel dentro de la ecología.

 

Con tantas especies que explorar, suena lógico esperar que los objetivos de estudio fueran también variados. Sin embargo, los resultados mostraron patrones que invitan a la reflexión para futuros trabajos: en general, las más llamativas para efectos visuales dominaron las investigaciones a lo largo de casi 50 años de ciencia.

El tamaño y el color, dos rasgos que hicieron a las plantas más atractivas para los científicos

Gentiana ligustica, una planta vistosa en peligro de extinción. Crédito: Martino Adamo.

Siendo un poco más específicos, las plantas que tenían flores azules, con tonos de índigo a cian, han sido objeto de estudio de manera desproporcionada. A ellas siguieron las plantas con flores rojas, rosadas o blancas, y luego las que tenían flores marrones o verdes.

No solo el color, sino el tamaño hizo a ciertas plantas más atractivas para las científicos. Aquellas con los tallos más altos también figuraron en muchas de las investigaciones incluidas.

“Nuestros hallazgos no sugieren tanto que los investigadores se centren en plantas más bonitas”, dijo el autor principal del estudio Martino Adamo, biólogo de la Universidad de Turín en Italia, “sino que las plantas con flores más llamativas, fáciles de localizar y coloridas son las que reciben más atención”.

No solo las atractivas a la vista, sino las plantas en peligro de extinción deberían ser objeto de estudio

El hecho de que las plantas más atractivas fueran las protagonistas en la historia reciente deja ver sesgos científicos que podrían tener serias consecuencias. Sin darnos cuenta, hemos prescindido de otras versiones de la evolución botánica que podrían incluso sernos útiles en el diseño de estrategias para lidiar con el cambio climático actual.

 
Planta poco atractiva y poco estudiada por la ciencia.
Berardia lanuginosa, una planta poco atractiva que ha generado poco interés científico. Crédito: Martino Adamo.

“Es posible que nos falten especies que podrían estar en rápido declive hacia la extinción, y ni siquiera tenemos información básica sobre los bancos de semillas para la conservación”, dijo el coautor del estudio Kingsley Dixon, botánico de la Universidad Curtin de Australia.

Curiosamente, se ha observado algo similar en estudios previos enfocados en el reino animal. Los mamíferos y las aves más populares, con colores más brillantes y comportamientos más carismáticos suelen protagonizar las investigación científica. Gracias a ello, los esfuerzos de conservación y financiación parecen apuntar más a ellos, incluso si no están amenazados.

Los sesgos pueden perjudicar los esfuerzos de conservación

El rigor científico amerita que los profesionales luchen contra los sesgos cognitivos para ser lo más imparciales posible y obtener conclusiones cercanas a la realidad. Este hallazgo nos recuerda que el impacto visual sigue siendo una especie de regla en la ciencia, y seguramente repercutirá sobre la conservación de las plantas.

“Estos resultados muestran que probablemente nuestro inconsciente es más fuerte de lo esperado en la selección del modelo de especies”, reconoció Adamo. Pero “esto no es una tragedia, sino algo a considerar”.

Recordemos que las investigaciones arrojan datos útiles que permiten a los conservacionistas y gobiernos tomar decisiones ambientales. Que los científicos estén tomando en cuenta solo las más impresionantes o atractivas a la vista podría estar alejándonos de esfuerzos ecológicos mejor enfocados en lo que respecta a plantas.

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