Por primera vez, la humanidad desciende a las profundidades del “pozo del infierno”
Si bien la humanidad ha dado grandes pasos en su historia, estamos acostumbrados a que estos sean hacia adelante. Sin embargo, un equipo de exploradores de Omán logró una hazaña sin precedentes la semana pasada: visitó las profundidades de un lugar tan tenebroso que ha merecido el nombre de el “pozo del infierno”.
Usando un sistema de poleas, ocho sujetos bajaron al fondo mientras dos se quedaron en la parte superior esperándolos. Mientras tanto, una multitud de observadores decidió acercarse para presenciarlo por sí mismos, dejando de lado los temores evocados por las leyendas locales. Pero , ¿qué había adentro?
El Pozo de Barhout
El verdadero nombre del sumidero es Pozo de Barhout y se encuentra en medio del desierto en la provincia de al-Mahra en el este de Yemen, cerca de la frontera con Omán. Tiene una entrada circular de 30 m de diámetro que, a simple vista, podría parecer un agujero del fin del mundo. Desde lejos, probablemente luzca como un agujero en una piel áspera aquejada por el acné. Su profundidad es de 112 metros.
Los exploradores aficionados habían entrado en oportunidades previas, pero hasta ahora, nadie ha llegado hasta el fondo, al menos hasta donde se ha documentado. Sin embargo, el Equipo de Exploración de Cuevas de Omán (OCET) decidió hacer historia convirtiéndose en pioneros.
“La pasión nos impulsó a hacer esto”, dijo a la AFP Mohammed al-Kindi, profesor de geología de la Universidad de Tecnología Alemana en Omán que formó parte del equipo. “Y sentimos que esto es algo que revelará una nueva maravilla y parte de la historia de Yemen”.
Mitos tenebrosos que apuntan a un “pozo del infierno”
La edad del Pozo de Barhout es desconocida, pero los investigadores creen que su existencia se remonta a hacer millones de años. Quizás este mismo misterio ha dado pie a los numerosos mitos locales que tratan de explicar su razón de ser.
La mayoría plantea que este pozo funciona como una especie de portal hacia el inframundo, una prisión para genios o criaturas malignas y como un emisor de mala suerte. Algunas personas también creen que, si se acercan demasiado, serán atraídos por el vacío y arrastrados a su interior.
Mientras que otras afirman que el enorme agujero es en realidad un supervolcán con el potencial de destruir a todo nuestro planeta. Por fortuna para nosotros y otras especies, no hay evidencia científica que lo respalde.
Un sumidero bastante típico
Pero contrario a todas estas historias, el Pozo de Barhout es en realidad un sumidero bastante típico. Estos se forman en un tipo especial de paisaje conocido como karst con un lecho de roca carbonatada como piedra caliza y dolomita soluble en agua. Muchos de estos conducen a cuevas, manantiales y sumideros.
También por suerte para la humanidad, el sumidero no resultó ser ningún pozo del infierno. Los exploradores encontraron una gran cantidad de cosas, incluidas cascadas, serpientes, animales muertos, estalagmitas y perlas de cuevas, pero ningún genio ni pasadizo hacia el más allá.
Los animales muertos, constituidos principalmente por aves, debieron haber caído en su interior en algún momento. Sus cadáveres pudieron ser la causa del hedor nauseabundo que hizo pensar a los habitantes de la región que el pozo conectaba con el infierno. Pero al-Kindi afirmó que “no había un mal olor abrumador”.
Hallazgos realistas, pero no menos fascinantes
Sin embargo, estos hallazgos no dejan de ser interesantes por ello. Las perlas de cueva, por ejemplo, son poco comunes; solo crecen en partes del suelo de cueva que son completamente planas, de modo que el núcleo en torno al cual se forman no se mueva.
El equipo también descubrió que el agua emerge de varios agujeros en las paredes de la cueva a unos 65 metros debajo de la superficie. Gracias a ello, se forman pequeñas cascadas que proporcionan el agua necesaria para formar los espeleotemas, estalagmitas y las perlas.
Los exploradores también lograron extraer muestras de agua, rocas, suelo y algunos animales muertos para análisis más minuciosos. Con lo difícil, sino imposible, que es determinar la edad de los sumideros, se espera que estas puedan proporcionar mayor información sobre su origen.