‘Químicos eternos’ podrían permanecer en el aire de nuestros hogares, oficinas y escuelas
Cuando pensamos en contaminación ambiental fácilmente nos pueden llegar a la cabeza imágenes de la polución masiva de las grandes empresas, o de los desechos que son liberados en el océano. Pero la realidad es que esas situaciones en gran escala no son las únicas que nos afectan. Para recordarnos eso, un reciente estudio ha descubierto que los llamados ‘químicos eternos’ podrían encontrarse en abundancia en el aire.
En espacios como tiendas de ropa o demás textiles, eso suele ser común debido a que los productos utilizados para mantener las prensas suelen contener las conocidas sustancias perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS). Pero un vistazo más detallado a la situación ha revelado que ellas también podrían hacer presencia en otras áreas de uso común como las escuelas, las oficinas de trabajo e, incluso, nuestros propios hogares.
El peligro de los PFAS
En la actualidad, se sospecha que los PFAS puedan ser causantes de variados problemas de salud a largo plazo para las personas. Entre ellos, uno de los mayores y más comunes es el de desarrollar cáncer debido a la excesiva exposición a los contaminantes.
El detalle con ellos es que, tal como su nombre popular lo indica los ‘químicos eternos’ no se descomponen con el tiempo. Primeramente, son una creación humana, por lo que no se pueden encontrar ni descomponer en la naturaleza. Luego, una vez en nuestros organismos, su presencia tampoco disminuye a largo plazo, lo que permite que grandes cantidades de se acumulen en nuestro organismo y fomenten la aparición de problemas de salud.
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que esos los PFAS podrían encontrarse en el agua, la comida y, muy específicamente, en algunos platillos dulces. Ahora, la nueva perspectiva publicada en Environmental Science & Technology Letters nos muestra que los ‘químicos eternos’ también podrían estar en el aire que nos rodea cotidianamente.
‘Químicos eternos’ en el aire
Tras desarrollar un nuevo proceso con el que medir con más detalle la presencia de PFAS en el ambiente, los investigadores recolectaron muestras de diversas áreas para medir los distintos niveles que debería haber en cada una.
Dentro de la lista de localidades que utilizaron se encontraron desde salones de prescolar hasta aulas universitarias, oficinas laborales, laboratorios, una casa y un ascensor. Igualmente, también se tomaron medidas de varias tiendas de ropa y de alfombras –que deberían tener altas medidas de PFAS–.
Al final, se comprobó que la tienda de alfombras tenía los valores más altos de ‘químicos eternos’ en el aire, tal como se esperaba. Sin embargo, algunos salones llegaron a tener concentraciones de PFAS más altas que las tiendas de ropa, algo que los investigadores no se esperaban.
Como si eso fuera poco, se descubrió que ni una sola de las ubicaciones estaba totalmente libre de los PFAS. Por lo que, en otras palabras, se evidenció que los ‘químicos eternos’ podrían estar constantemente en el aire de todos los lugares en los que hacemos vida.
Para eliminar los ‘químicos eternos’
La investigación como tal no se enfocó en estrategias para disminuir los niveles de químicos eternos en el aire de los ambientes estudiados. No obstante, los investigadores sí ofrecieron algunos consejos comunes que podrían ayudar un poco a minimizar las concentraciones de PFAS en los espacios interiores.
Primero, se habló de que un buen sistema de ventilación podría evitar la concentración de los químicos. Del mismo modo, esa meta también se puede conseguir al realizar limpiezas frecuentes con aspiradoras.
Igualmente, aconsejan a los consumidores a evitar las prendas textiles que aseguran no manchar, ya que suelen estar tratadas con PFAS. Los investigadores recalcan que, para desarrollar más estrategias para eliminar los ‘químicos eternos’ será necesario estudiarlos más a fondo, para entender su procedencia y propiedades.