El Reino Unido, al borde de la recesión

RFI

El producto interior bruto británico volvió a caer en agosto. Registró un descenso del 0,3%, según las últimas cifras de la Oficina de Estadísticas Nacionales. La caída del PIB ha frustrado las expectativas y ha frenado un ligero repunte de la economía en julio.

Todos los sectores de la economía británica se ven afectados por el declive, tanto en la producción de bienes como en la de servicios. Uno de los principales responsables, por supuesto, es el enorme aumento de los precios del petróleo y el gas.

Y luego está la inflación, cercana al 10%, que frena toda la actividad económica. Los británicos consumen menos. La consecuencia es que la economía se está ralentizando. Para intentar que las cosas vuelvan a funcionar, la Primera ministra Liz Truss presentó a finales de septiembre un plan de apoyo, con subvenciones y recortes fiscales. Pero estas medidas preocupan a los inversores y perturban los mercados, ya que podrían costar mucho dinero al gobierno.

¿Una desaceleración para 2023? 

Estas subvenciones también podrían complicar la lucha contra la subida de precios. Otra mala noticia es que las previsiones no son tranquilizadoras. El Fondo Monetario Internacional prevé una importante desaceleración de la actividad económica británica en 2023, con un crecimiento estimado del 0,3%, muy por debajo del 3,6% previsto para 2022.

 

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