Reloj biológico femenino: ¿por qué el paso del tiempo impacta en la fertilidad?
A modo de conmemorar el Día de la Fertilidad, decidimos compartir con nuestros lectores este artículo en el que hablamos sobre el reloj biológico, tanto femenino como masculino; y también sobre las consecuencias psicológicas que surgen cuando se intenta concebir y no se puede.
En los últimos años hemos visto cómo las mujeres, especialmente las occidentales, deciden retrasar ser madres por varios factores. Sin embargo, esto conlleva la pérdida de años de fertilidad y empieza a sonar el tic tac del llamado “reloj biológico femenino”.
Pero no siempre fue así. En la década de los 90, las mujeres tenían su primer hijo cerca de la edad de 26,8 años. En la actualidad, a esa cifra se le sumaron 5 años.
Con cada año que pasa, las mujeres van postergando cada vez más la maternidad. Por ejemplo, en España, la edad promedio de maternidad fue de 32 años en 2017, según un informe de un Instituto Nacional de Estadística (INE).
En muchos casos, son las circunstancias externas las que condicionan a las mujeres y sus elecciones acerca de la maternidad. Las crisis o los trabajos precarios hacen que las mujeres busquen la manera de retardarla cada vez más. Sin embargo, esa decisión conlleva el sacrificio de años fértiles.
Como se sabe, la fertilidad femenina comienza a declinar luego de los 36 años de edad y es aquí cuando las mujeres empiezan a sentir el peso del reloj biológico femenino.
¿Qué es el reloj biológico femenino?
Cuando hablamos de reloj biológico nos referimos al momento adecuado para tener hijos. Y es este el que determina la fertilidad de la mujer, que va disminuyendo luego de cumplido los 35 años. A partir de esta edad las reservas de óvulos se van reduciendo y con ellas las posibilidades de concebir.
A pesar de todo pronóstico, las mujeres pueden optar por embarazarse en una edad más avanzada de la que estipula el reloj biológico. Algo posible gracias a la reproducción asistida. Pero para obtener los beneficios, primero hay que exponerse a los riesgos.
Los peligros a los que se enfrentan las mujeres que deciden ser madres a edades avanzadas conlleva tanto altas probabilidades de aborto como anomalías fetales. También es posible que los efectos secundarios típicos del embarazo afecten más a estas mujeres. Hacemos referencia a las náuseas y el cansancio, que tienden a ser más pronunciados en las mujeres de edades avanzadas, no así en las más jóvenes.
Sin embargo, no todas son malas noticias. Las mujeres que deciden ser madres en edades avanzadas tienen ventajas que las jóvenes no. Por ejemplo, poseen mayor estabilidad económica, emocional y física.
Aunque quedar embarazada puede llegar a ser una odisea, muchas mujeres deciden recurrir a opciones que el mercado les ofrece. Una de ellas es la posibilidad de vitrificar sus ovocitos. Esta práctica consiste en congelar los óvulos para cuando llegue el momento adecuado para ser madre. En esta etapa, los ovocitos deben pasar por un proceso de descongelamiento para que luego la mujer empiece el tratamiento de fertilidad.
Fertilidad femenina vs fertilidad femenina: ¿por qué los hombres son más fértiles sin importar la edad?
El reloj biológico no solo existe para designar a la fertilidad femenina, sino también para la masculina.
Por mucho tiempo se pensó que luego de los 55 años los hombres podrían incidir en la salud de sus hijos debido a estas mutaciones en el esperma. Pero las últimas investigaciones sobre el tema plantean que, luego de los 35 años, la calidad del esperma empieza a cambiar y aparecen las mutaciones cromosómicas que podrían repercutir en la salud de su descendencia.
Puede suceder, además, que la fertilidad masculina se vea reducida por los malos hábitos. Por ejemplo, debido al consumo de sustancias, tabaco, alcohol o sobrepeso. Todos ellos factores que pueden influir en la calidad del esperma. Y como dijimos, esto repercute en el embarazo y en la salud del bebé. Las consecuencias podrían aparecer durante el embarazo o en el nacimiento, causando partos prematuros, bajo peso y problemas respiratorios en el recién nacido. Y, mientras más edad tenga el padre, mayores serán los riesgos de que el bebé nazca con dichos problemas.
Algunas consecuencias psicológicas que surgen al intentar concebir
Los problemas empiezan a surgir en las mujeres cuando alcanzan esa ansiada estabilidad económica, acompañada de la estabilidad laboral, física y emocional. El primero de esos problemas es el tiempo, que ha disminuido sus posibilidades de quedar embarazada de manera natural. Es entonces que muchas mujeres deciden recurrir a ayuda profesional para poder concebir.
En esta etapa de vaivenes, muchas mujeres y parejas pueden empezar a sentir la presión y el estrés ante el gran deseo de convertirse en padres.
Esas parejas atraviesan por muchas etapas en las que reaccionan de manera diferente. Pueden pasar de la sorpresa al desconcierto, y hasta la frustración en muchos de los casos.
Y a las que les cuesta mucho más afrontar el problema es a las mujeres, quienes pueden llegar a obsesionarse con la idea del embarazo. Por tal motivo, podrían empezar a desarrollar síntomas depresivos, tristeza y ansiedad.
Las emociones pueden llegar a parecer una montaña rusa, donde aparecen también sentimientos de culpa, frustración y baja autoestima.
A veces la obsesión por ser padres termina afectando la relación de pareja y la sexualidad. Pero muchas de esas parejas pueden recuperarse para seguir intentando hasta conseguir lo que tanto ansían.
Por todo esto, lo más aconsejable es que las parejas o mujeres que deciden recurrir a un método de fertilidad, es recibir intervención psicológica que los ayude a travesar el proceso.