¿Se consumen más productos del mar gracias al calentamiento global?

A medida que la población crece, también lo hace la demanda de carne. Se estima que en un par de años la población superará los 10 mil millones de habitantes, lo que significa que habrá muchas bocas que alimentar. 

Por fortuna, parece que los productos del mar serán capaces de satisfacer nuestro apetito por un largo tiempo, a pesar de ser los principales afectados por el calentamiento global. ¿Cómo es esto posible? A través de las pesquerías. 

 

El calentamiento global y la crianza de peces

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Vía Pixabay

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature asegura que los cambios climáticos están aumentando indirectamente la producción de alimentos marinos. Esto debido a que las pesquerías se han involucrado en el proceso de crianza de los peces, al ver que desaparecían del entorno. 

Actualmente el océano es tan caliente y está tan lleno de gases que resulta difícil capturar poblaciones en crecimiento dentro de sus aguas. Es por eso que la mayoría de pescadores han tenido que cambiar sus arpones por redes y baldes de comida.

Este “cambio” de práctica se conoce también como acuicultura oceánica o maricultura y busca mejorar el ciclo reproductivo que tienen ciertos productos del mar, al “liberarlos” del calentamiento global en los océanos.

Muchas pesquerías en España e Italia aseguran que cada una de estas “granjas marinas” producen entre 2.000 y 3.000 toneladas de mariscos al año. Por tanto, son uno de los principales surtidores de proteínas en el mundo moderno. 

¿Podríamos depender únicamente de la maricultura?

Sin embargo, el estudio también asegura que la maricultura, tal y como se practica actualmente, no será rentable para un planeta de 10 mil millones de habitantes. Principalmente, porque su expansión está todavía limitada por la demanda de los consumidores, en lugar de centrarse en los productos marinos y sus requerimientos de temperatura, oxigenación y salinidad. 

“Las pesquerías eligen un área rentable para la maricultura de peces pensando en el negocio antes que en el medio ambiente. Eso genera impactos que deben llevarse a cabo con cuidado”.

Steve Gaines, decano de la Escuela Bren

En este sentido, si el objetivo es seguir consumiendo productos del mar, deberán cambiarse algunas conductas más allá del calentamiento global. 

La ubicación de las pesquerías de crianza

Red de maricultura en el o medio del océano | Créditos: SNC

Hasta ahora, todos los lugares de maricultura se encuentran muy cerca de los ecosistemas oceánicos. Por tanto, el calentamiento de las aguas sigue afectando a las especies en el interior de las redes de crianza. 

Lo ideal sería que las gobernanzas garanticen mejores puntos de ubicación para que la producción de maricultura pueda desarrollarse en cada país. 

Un espacio reducido para los productos del mar

Así alimentan los pescadores a los peces de crianza | Créditos: Fao
 

Por contradictorio que parezca, el estudio sugiere que los pescadores deberían utilizar espacios más reducidos para criar a sus peces.

Al parecer, las operaciones de maricultura actuales utilizan más espacio del que necesitan. Lo que se traduce en una mayor huella de gases de efecto invernadero en las aguas. 

Si pudiera reducirse su espacio de acción un 3%, entonces podrían establecerse más acuíferos sostenibles en el tiempo.

El mundo debería voltear hacia los productos del mar para beneficiarse a futuro

Dirigir la producción de alimentos hacia los océanos no solo podría satisfacer el creciente apetito mundial, sino que también ayudaría a mitigar otros problemas actuales. 

Por ejemplo, reduciría el precio de los alimentos cárnicos en los supermercados. Lo que permitiría un mayor acceso a la comida, sin importar la clase social o el país de residencia. 

Además, estos productos del mar ayudarían también a mitigar el calentamiento global que surge de la ganadería, por el exceso de metano y CO2. Con lo cual estaríamos un paso más cerca de la descarbonización del planeta.

En este sentido, solo podemos esperar que este estudio tenga un impacto en las pesquerías y las políticas gubernamentales que las someten actualmente.

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