¿Cómo se puede ayudar a los que han sido víctimas de tortura?
El 26 de junio es el día de Apoyo a las Víctimas de Tortura, y en este artículo queremos hablar sobre las diferentes acciones que se están llevando a cabo para erradicar la tortura desde las legislaciones. Pero también buscamos que nuestros lectores sepan qué y cómo pueden hacer para ayudar a las víctimas de tortura, sirviendo de apoyo en su recuperación.
Las Naciones Unidas, en su Declaración contra la tortura, exponen una definición abarcativa de esa acción aberrante:
(…) se entenderá por tortura todo acto por el cual un funcionario público, u otra persona a instigación suya, inflija intencionalmente a una persona penas o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de intimidar a esa persona o a otras. No se considerarán tortura las penas o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de la privación legítima de la libertad, o sean inherentes o incidentales a ésta, en la medida en que estén en consonancia con las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.
Dicha Declaración se dio en el marco de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes llevada a cabo en 1984. Desde 1987 hasta el día de hoy, ya son 170 países los que rechazan la tortura y se comprometen a erradicarla. Sin embargo, las denuncias sobre torturas y castigos crueles siguen apareciendo.
Un poco de historia
La tortura ha estado presente en todos los periodos históricos, pero en algunos de ellos se usó de manera más recurrente que en otros. Este fue el caso de la Edad Media, en la que la muy conocida Inquisición utilizó los métodos más despiadados para que los acusados confesaran.
La Inquisición buscaba la verdad a cualquier precio. Si no se obtenían pruebas, los acusados debían ser interrogados para obtenerlas. Pero para llegar a ese punto, se recurría a la tortura como método para obtener la verdad.
Los más perseguidos por la iglesia católica eran los herejes. Es decir, personas que incurran en el delito de la herejía, que consiste en negar un dogma o practicar una religión diferente a la fe católica.
Más adelante en la historia, entre los siglos XVIII y XIX, la tortura empezó lentamente a ser abolida por las naciones. En gran parte fue por los principios por que abogaba la Ilustración.
Pero, por desgracia, la tortura regresó en el siglos XX. El retorno de este método vino de la mano de los movimientos revolucionarios. Desde los comunistas en la URSS hasta los fascistas de Italia, sin olvidar a la Alemania nazi. La tortura sería usada por las autoridades, recurriendo a métodos de interrogación para obtener información de prisioneros o espías.
En la actualidad, aunque pensemos que está erradicada, no es así. Hoy en día encontramos otros tipos de tortura que ocurren en el cotidiano. Nos referimos a la realizada por grupos armados o por delincuentes, pero también existe en ámbitos más domésticos. Los ejemplos más comunes son las víctimas de violencia de género, maltrato infantil, maltrato a personas de la tercera edad, etc.
¿Cuáles son las secuelas con las que deben lidiar las víctimas de tortura?
Muchos países continúan empleando la tortura a pesar de estar prohibida. En la mayoría de los casos, las víctimas deciden no denunciar por temor a las represalias. Además, estas deben lidiar con numerosas consecuencias físicas y psicológicas tras la tortura.
Las secuelas psicológicas incluyen síntomas de depresión, dificultad para concentrarse, recuerdos de la tortura que atormentan a la víctima. A veces se presenta incapacidad para entablar relaciones sociales y hasta fobia social. También pueden aparecer sentimientos de culpa o ansiedad.
La terapia es recomendable para que la víctima pueda retomar su vida. El proceso de sanación llevará un tiempo, pero es necesario para que la víctima supere los acontecimientos traumáticos.
El entorno de la víctima también es importante en la recuperación. Por eso, si conoces a alguna víctima de tortura debes saber cómo hacer para ayudar a reponerse. Las personas que la rodean deben servir de acompañamiento en el proceso hasta que ella recupere el control y logre sobreponerse a la experiencia.
Las víctimas que no reciben asistencia psicológica pueden desarrollar lo que se conoce como “indefensión aprendida”. Es decir, la víctima piensa que no es capaz de defenderse.
Existen programas sociales que ayudan a las víctimas de tortura. Por ejemplo, existe el Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura. Este proporciona asistencia tanto a la víctima como a sus familiares para que puedan reconstruir sus vidas. Las ayudas incluyen subvenciones, asistencia médica, psicológica, jurídica y social.