¿Cuál es el secreto de la longevidad de Stonehenge? Una muestra de piedra perdida nos da la respuesta

Siendo un monumento tan antiguo, es lógico esperar que Stonehenge ameritara algunas reparaciones pero, a pesar de ello, su longevidad es algo admirable y que ha generado curiosidad. Ahora, gracias a la aparición de una de las muestras perdidas desde hace más de 60 años, los científicos por fin tienen respuestas.

En su artículo en la revista PLOS One, un equipo conformado por expertos de Reino Unido, Sudáfrica y Bélgica informa los resultados del análisis químico que aplicaron a la piedra. Y, como es de esperar, el secreto de la resistencia de la enigmática estructura está en su composición, y puede que quienes lo construyeran, hayan escogido los materiales de manera estratégica con esa intención.

Patrimonio de la humanidad “intocable”

Stonehenge es un monumento megalítico ubicado en la llanura de Salisbury en Wiltshire, Inglaterra. Como muchos saben, es patrimonio de la humanidad, aunque sus orígenes y objetivos de creación aún son prácticamente un misterio apenas aclarado por varias especulaciones.

Los arqueólogos y científicos han sentido curiosidad por comprender tanto los detalles de su construcción como su significado. Sin embargo, estos objetivos han sido difíciles, empezando por su estado de protección.

A simple vista parecen enormes rocas dispuestas de forma desconcertante en la llanura, pero en realidad se sabe poco sobre su composición. Esto se debe a que, por tratarse de un patrimonio mundial, está prohibido perforar, cortar o someter alguna muestra extraída a análisis químicos.

Una de las muestras perdidas de Stonehenge apareció en 2019

Pero la historia de la humanidad está llena de desaciertos y de incumplimiento de reglas. A pesar de su longevidad, Stonehenge no siempre ha estado tan bien protegido, y tampoco lo está ahora. En 1958, algunos trabajadores que participaron en la restauración del monumento perforaron una de las piedras que lo componen, extrayendo muestras de su núcleo.

Restauraciones de Stonehenge realizadas en 1958.
Trabajos de restauración de Stonehenge en los que se extrajeron muestras de piedra que desaparecieron. Crédito: English Heritage.

En aquel momento, introdujeron varillas metálicas para reparar las grietas en las piedras, sobre las cuales colocaron pequeños tapones cortados de fragmentos de sarsen. En cuanto a las muestras, uno de los trabajadores, Robert Phillips, guardó una consigo durante varias décadas, hasta 2019, cuando la devolvió en la víspera de sus 90 años. Otra se descubrió en un museo, mientras que la tercera sigue desaparecida.

Científicos buscaron pistas sobre la longevidad de Stonehenge en su composición

Por lo tanto, fue la pieza cuidada por Phillips la muestra que usaron los investigadores en este estudio sobre la composición de las rocas del monumento. El trabajo consistió en cortar una parte en obleas muy delgadas a fin de hacer análisis geoquímicos detallados. Además, la sometieron a otras técnicas confiables como las tomografías computarizadas, rayos X y microscopía.

Gracias a ello, ahora se sabe que la piedra en cuestión era 99,7 por ciento de cuarzo y que estaba conformada por diferentes tamaños de grano, pero uno en particular llamó la atención de los investigadores.

¿Los humanos del Neolítico usaron estas piedras para garantizar la longevidad de Stonehenge?

Un grano al que se refieren como de tamaño mediano formó “un mosaico de cristales entrelazados” que podría haber jugado un papel clave en la longevidad de Stonehenge. Es probable que este sirviera como una especie de cemento que aportó mayor resistencia a la estructura y, por consiguiente, permitiera que se mantuviera en pie durante tanto tiempo.

Stonehenge, un monumento megalítico de gran longevidad.

Lo más interesante es que las personas del Neolítico que participaron en su construcción probablemente ya estaban al tanto de ello. Al tanto de la durabilidad de estas piedras, las escogieron estratégicamente para construir así un monumento resistente y duradero.

El estudio también reveló que los sedimentos que formaron las piedras con las que se construyó el Stonehenge también son de alta longevidad. Según indican en su artículo, estas datan de hace aproximadamente 66 a 23 millones de años; algunos granos son aún más antiguos, de hace 66 a 252 millones de años, mientras que otros se formaron hace 1,000 millones de años.

Quizás los habitantes terrestres de aquel entonces no estaban al tanto de esto en particular, pero eso sí es prácticamente imposible saberlo.

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