El sector privado a la conquista del espacio
Por RFI
El astronauta francés Thomas Pesquet está ultimando los preparativos antes de su partida hacia la Estación Espacial Internacional (ISS), prevista para el jueves 22 de abril. Space X, la empresa de Elon Musk, se encarga del transporte. A partir de ahora, la participación del sector privado se ha convertido en algo esencial en la conquista del espacio.
Por Dominique Baillard
Space X es la primera empresa privada a la que la NASA confía esta misión. Y esto es sólo el principio. Fue seleccionada por la agencia americana para realizar los próximos viajes a la Luna mientras que su máquina aún no está operativa. Su jefe, Elon Musk, ha sido un pionero. Se ha impuesto a la NASA con una mejor relación calidad-precio y los competidores se han precipitado. Jeff Bezos, el jefe de Amazon, desarrolló su propia nave espacial con la empresa Blue Origin. Richard Branson (Virgin) también ha lanzado su propia empresa de turismo espacial, Virgin Galactic.
¿Cómo están cambiando la industria espacial estas empresas creadas por multimillonarios?
Son sólo la punta del iceberg de la nueva tecnología espacial, la más publicitada. Este mercado se ha duplicado en 15 años y tiene un valor de más de 400.000 millones de dólares, y podría triplicarse en los próximos diez años, según Morgan Stanley. Por ello, está atrayendo a un sinfín de startups, sobre todo estadounidenses. Las más prometedoras ya están recaudando miles de millones de dólares en la bolsa. Y sus ambiciones están cambiando la relación con las principales agencias espaciales. A partir de ahora, estas empresas ya no son simples proveedores de servicios para estas agencias, sino actores con proyectos independientes. En Israel, es una startup financiada íntegramente por el sector privado la que se prepara para volver a la Luna donde su primer intento fracasó en 2019.
La conquista del espacio, ¿ nueva fiebre del oro?
Una auténtica fiebre del oro. La perspectiva de descubrir oro, litio o cobalto en nuestro universo hace fantasear a los empresarios espaciales. Todavía estamos a años luz de la explotación minera en los asteroides y, por el momento, se centran en actividades más realistas: el lanzamiento de satélites y los viajes espaciales, un turismo todavía reservado a los ultrarricos. Las empresas se sienten atraídas por el espacio porque lo ven como una nueva fuente de crecimiento. También están desarrollando proyectos para la Nasa, varias empresas estadounidenses están trabajando en estaciones espaciales privadas que podrían tomar el relevo de la estación espacial internacional en la que Thomas Pesquet está a punto de pasar seis meses, cuando llegue su fecha oficial de caducidad, que es muy pronto, en 2028.
¿La Nasa y sus homólogos, desposeídos de sus prerrogativas por estos actores privados?
La agencia estadounidense, al igual que sus rivales estatales, sigue teniendo una posición ampliamente dominante. Entre el 80 y el 90% de la financiación de la industria espacial sigue siendo pública. Y sigue siendo una empresa mayoritariamente estadounidense. Como demostró el primer vuelo de la NASA a Marte el lunes con su helicóptero Ingenuity. La irrupción del sector privado permite acelerar el programa de conquista espacial reduciendo los costes. Un poco como la inyección de fondos públicos permitió a los laboratorios farmacéuticos acelerar el descubrimiento de la vacuna anti-Covid. Pero sigue siendo una conquista dominada por Estados con claros intereses: quien controla hoy los satélites en el cielo tiene los medios para ganar la guerra en la Tierra. Para asegurar su supervivencia en el planeta azul, los Estados y sus agencias se lanzan de nuevo a la conquista del universo.