Serpientes de cascabel usan una ilusión auditiva para mantener a los humanos lejos
Las serpientes de cascabel han desarrollado una ilusión auditiva como primer mecanismo de supervivencia. Con la finalidad de evadir confrontaciones, o que otras criaturas se les acerquen demasiado, las víboras han aprendido a hacernos creer que están mucho más cerca de nosotros.
Como respuesta inmediata, tanto nosotros como otros animales tendemos entonces a alejarnos rápido del ruido, para intentar poner una distancia más segura. Eso es justamente lo que las serpientes esperan y por lo que han desarrollado el curioso truco auditivo que se ha estudiado recientemente en Current Biology.
Gracias a la investigación realizada por Michael Forsthofer, Michael Schutte, Harald Luksch, Tobias Kohl, Lutz Wiegrebe y Boris P. Chagnaud, ahora tenemos una nueva perspectiva sobre el icónico sonido de las serpientes de cascabel y la forma en la que lo utilizan para mantenernos a raya.
El truco de las serpientes de cascabel
Todos conocemos el icónico sonido que distingue a las serpientes de cascabel. Básicamente, al hacer vibrar las capas de piel muerta que quedan en su cola, las víboras imitan el ruido de un grupo de cascabeles o de una maraca.
Con él, se hacen saber a otros animales o a los humanos que se están acercando demasiado y que sería mejor si se alejaran. Todos sabemos de forma instintiva que, mientras más fuerte sea el sonido, más cerca estamos de la serpiente. Por lo que no dudamos en dar unos cuantos pasos atrás si el cascabeleo se hace muy fuerte.
Ahora se ha demostrado que las serpientes de cascabel cuentan con una ilusión auditiva con la que nos obligan a alejarnos incluso antes de que lleguemos a estar demasiado cerca de ellas. Todo al hacernos creer que ya casi llegamos a estar a su lado, cuando en realidad aún hay varios metros que nos separan.
¿Cómo funciona la ilusión auditiva de las serpientes de cascabel?
Los investigadores de la Universidad Técnica de Munich llamaron a tal habilidad una “señal inteligente”. Para ponerla a prueba, trabajaron en un experimento que involucró a 30 de las serpientes de cascabel de diamante occidental (Crotalus atrox) que pertenecían a la institución.
Básicamente, midieron la intensidad del cascabeleo de las serpientes dependiendo de qué tan cerca estuvieran dos objetos de prueba. El primero era un torso de maniquí humano y el segundo un círculo sobre el que se proyectaban figuras. Primero se observó que las serpientes reaccionaban del mismo modo ante el acercamiento de ambos elementos.
Luego, también notaron que había un patrón particular en el cascabeleo. En un principio, el sonido iba aumentando poco a poco hasta alcanzar una frecuencia de 40 Hz. Luego de eso, el ruido daba un gran salto y llegaba a intensidades de entre 60 Hz y 100 Hz –dependiendo de la serpiente–.
De acuerdo a los investigadores, la primera fase del cascabeleo es la que nos enseña que, mientras más cerca estamos, más fuerte es el sonido. Durante la segunda fase, las serpientes de cascabel se aprovechan del “condicionamiento” que crean en nosotros y aumentan la frecuencia de su cascabeleo, lo que crea la ilusión acústica de que están más cerca de lo que en realidad están.
Un proceso coevolutivo
Nuestros datos muestran que la visualización acústica de las serpientes de cascabel, que se ha interpretado durante décadas como una simple señal de advertencia acústica sobre la presencia de la serpiente, es de hecho una señal de comunicación entre especies mucho más intrincada”, declaró Chagnaud.
De acuerdo a sus declaraciones, la ilusión auditiva es una muestra clara de coevolución entre los mamíferos y las serpientes de cascabel. Inicialmente creíamos que su cascabeleo actuaba solo como una alarma que nos indicaba la cercanía con la criatura.
Ahora vemos que es en realidad un mecanismo de defensa mucho más sofisticado, diseñado específiamente para mantenernos alejados de las serpientes. Algo que tanto nosotros como otros mamíferos también asimilan subconscientemente, respondiendo de forma acorde a las advertencias e ilusión de la serpiente.
Eso último se comprobó al colocar a humanos en una simulación de realidad virtual. Cuando se aplicaron los aumentos repentinos de frecuencia, las personas creyeron que se acercaron más a las serpientes de lo que realmente lo hicieron. Al eliminar el “salto”, las estimaciones de los voluntarios fueron mucho más cercanas a la realidad. Lo que demuestra que no solo las serpientes han desarrollado su cascabeleo para advertirnos, sino que nuestro oído también ha evolucionado para ayudar a mantenernos lejos de ellas.