¿Tener o no tener vello? Así evolucionó la historia de la depilación
Sabemos que nuestros antepasados eran bastante peculiares en cuanto a salud e higiene se refiere. Podemos verlo incluso con los métodos anticonceptivos de la Edad Media, los cuales iban desde intestinos hasta heces de cocodrilo. Sin embargo, también es interesante conocer cómo han evolucionado los conceptos que hoy en día se sitúan en la delgada línea entre estética e higiene, y uno de ellos definitivamente es el de la depilación.
Actualmente relacionamos un cuerpo depilado con lo estético, sobre todo en el caso de las mujeres. Sin embargo, la verdad es que este concepto ha evolucionado muchísimo a lo largo de los años y dependiendo de la civilización que ha adoptado esta práctica. Hoy te contamos más sobre esto.
Sobreviviendo a los depredadores
Aunque hoy en día sea increíblemente común la actividad de depilarse, la verdad es que no se trata de nada nuevo. De hecho, existe evidencia de que la práctica de remover el vello corporal surgió en la época de las cavernas, pues los arqueólogos han encontrado herramientas hechas con piedras, dientes de animales o conchas de almejas que los humanos del pasado utilizaban para eliminar el exceso de vello.
Sin embargo, los humanos prehistóricos no se removían el cabello por razones estéticas, sino de supervivencia, pues la falta de vello corporal hacía que otros depredadores o enemigos tuvieran dificultades en agarrarlos durante una batalla.
Por razones de higiene
Si viajamos miles de años en el futuro, nos encontraremos con Egipto. En esta civilización, la depilación era considerada una técnica relacionada a la higiene, cosa que era increíblemente valorada en la época. Además de las herramientas afiladas, ellos optaban por pastas elaboradas con distintos ingredientes, incluso con miel.
La más famosa era la que se hacía con azúcar, agua y jugo de limón, la cual se aplicaba sobre la piel y se cubría con una tela de muselina. Cuando se secaba, se retiraba la tela y se tiraba de la mezcla, la cual traía consigo los vellos corporales. Así se sentaron las bases de la depilación de hoy en día.
Sin embargo, también existían otros métodos que incluían ingredientes menos agradables, como la pasta elaborada con sangre de distintos animales. También utilizaban navajas de sílex, cobre y hierro, así como conchas de nácar para eliminar el vello.
Este era un ritual de higiene tan importante que sacerdotes y sacerdotisas egipcias ni siquiera podían entrar a los templos sin antes haberse depilado. Hasta Cleopatra había optado por depilarse todos los vellos del cuerpo, incluso los de su cabeza, lo cual terminó marcando las diferencias entre las clases sociales de esta civilización.
El ideal de belleza
Fue en Grecia, la cuna de la civilización occidental, en donde se definió que un cuerpo depilado, más allá de un ritual de higiene, era el ideal de belleza. Sin embargo, a diferencia de los egipcios, aquí mantenían el cabello como parte fundamental y estética del cuerpo.
De hecho, se tenía el concepto de que el vello que crecía por encima de la cintura estaba aceptado en la sociedad, incluyendo el cabello y las cejas, las cuales eran más apreciadas mientras más pobladas fuera. Sin embargo, el vello púbico era considerado hasta incivilizado y, por tanto, poco higiénico.
No fue sino hasta la llegada del Imperio Romano que se comenzó a marcar una diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a la depilación se refiere. En la época, un hombre con mucho vello era un símbolo de virilidad y masculinidad, mientras que una mujer siempre debía depilarse para representar su pureza, juventud e inocencia.
A partir de entonces, se comenzaron a usar navajas de afeitar, pinzas, piedra pómez y cremas depilatorias. Al igual que en el antiguo Egipto, la depilación seguía siendo parte de las clases sociales más altas.
De niña a mujer
Si bien hasta ahora siempre hemos hablado sobre el vello púbico y el cabello, a excepción de las cejas pobladas de la antigua Grecia, la verdad es que ninguna de las civilizaciones antes mencionadas se preocupaban tanto por el vello facial como las civilizaciones orientales. Es aquí donde se originó la idea de darle forma a las cejas y eliminar el vello de la parte superior del labio.
Una de las técnicas originadas en esta zona fue la del enhebrado, hoy en día utilizada en muchos salones de belleza en el mundo. No se conoce con exactitud en qué país se originó, pero se cree que fue en las culturas de la India e Irán en donde probaron retorcer un hilo que arranca los pelos tal como lo haría una pinza.
En civilizaciones como la persa, la práctica de enhebrar las cejas simbolizaba la llegada de una mujer a la edad adulta.
Copiando a la realeza
Fue durante el reinado de Isabel I de Inglaterra que la depilación facial se convirtió en una tendencia para Occidente. Ella fue pionera en la idea de depilarse por completo las cejas y afeitarse el cabello, de forma que la cara pudiera verse más alargada y la frente, más amplia. Para ello, remojaban vendas en una mezcla de amoníaco, aceite de nuez y vinagre, y así decían que evitaban el crecimiento del cabello en la frente.
Lo que era completamente diferente en esta época con respecto a las anteriores era la presencia del vello corporal. Mientras en Egipto era considerado poco higiénico, durante esta época era bastante común que las personas dejaran crecer su vello púbico.
Pero tal como solía ocurrir durante la Edad Media y el Renacimiento, las técnicas estéticas eran bastante dañinas y peligrosas para los humanos de la época.
Según Jill Burke, profesor de Historia del Renacimiento Italiano, en 1532 las mujeres hervían una solución de litro de arsénico junto una octava parte de cal viva. Luego de aplicar la mezcla en una habitación cálida, debían esperar a que la piel se comenzara a sentir caliente para retirar la pasta con agua caliente inmediatamente y así evitar que la piel se les desprendiera.
Posteriormente, la idea del cabello rapado cambió drásticamente por la del cabello largo y sedoso, lo cual vino influenciado por la Iglesia Católica. Si bien estaba bien visto que las mujeres mantuvieran una larga cabellera, esta no podía quedar suelta cuando estaba en público, pues se consideraba inapropiado.
La llegada de la navaja
Curiosamente, a pesar de que el vello facial y corporal de los hombres era mejor recibido que el de las mujeres, la primera navaja de afeitar de la historia fue comercializada para ellos. Ocurrió en 1760 gracias a Jean Jacques Perret, quien elaboró un dispositivo en forma de L que reducía el peligro de cortes mientras se afeitaba.
La primera máquina de afeitar llegó en 1880 gracias a King Camp Gillette, y a pesar de que iba dirigida a los hombres, las mujeres también solían utilizarla. No fue sino hasta 1915 que Gillette presentara la Milady Décolleté, la primera máquina de afeitar para mujeres.
A partir de entonces, la cantidad de publicidad dirigida a influenciar en el estándar de belleza femenino era abrumadora. Solían publicar anuncios que aplaudían un cuerpo femenino sin vello corporal y presentaban al mismo como poco deseable. Así se moldeó el ideal estético que mantenemos incluso hoy en día.
En la década de los 60, se popularizaron las técnicas de depilación con cera o láser en las piernas y las axilas gracias a la llegada de las minifaldas. También vino ligada a Revolución Sexual y el Movimiento de Mujeres.
Vello corporal como símbolo de protesta
Luego de todo este camino histórico lleno de cambios, podemos decir que hoy en día la idea de depilación total se ha transformado y ya no es una tendencia tan marcada como en el pasado. Esto se debe, en gran parte, al movimiento feminista iniciado en la década de los 70.
Una de las imágenes más polémicas que marcó una pauta en el crecimiento del vello fue la de Julia Roberts durante el estreno de la película ‘Un lugar llamado Nothing Hill’, pues ella asistió a la premiere mostrando un vestido sin mangas que dejaba ver el vello de sus axilas.
Hoy en día, otra de las grandes estrellas que ha desafiado el estándar de belleza en cuanto al vello de las axilas ha sido Miley Cyrus, quien incluso se atrevió a teñirlo de rosa.
Podemos decir entonces que la evolución de la depilación y la presencia del vello corporal ha evolucionado muchísimo, de pasar a ser un acto de supervivencia hasta convertirse en un acto de rebeldía. Todo un largo viaje relacionado a una de las actividades más comunes de la historia.