Terror en vísperas de Halloween: una bacteria que causa verrugas podría dañar cultivos de calabazas

Recientemente los investigadores descubrieron por primera vez chimpancés salvajes con lepra, pero ahora una enfermedad parecida podría estar propagándose entre un fruto muy popular en Halloween. Las calabazas se pueden infectar con una extraña bacteria que causa verrugas que se convierten en lesiones terribles que abren la puerta a otros patógenos que prometen acabar con ellas.

En vísperas de Halloween, estas protuberancias y depresiones en la superficie de estas bayas pueden proporcionar un toque espeluznante muy diferente de los habituales ojos y boca con expresión malévola que suelen tallarles. Sin embargo, a nivel de cultivos el daño podría ser muy grande y ocasionar enormes pérdidas al sector agrícola.

La bacteria culpable de las verrugas en las calabazas

La culpable de las espeluznantes verrugas en las calabazas es una bacteria con forma de varilla llamada Pseudomonas syringae. Y aunque su existencia se ha vuelto noticia porque afecta a este cultivo de temporada, la verdad es que esta no es la única víctima; también afecta a una variedad de frutas y verduras.

Lydia Tymon, patóloga de plantas de la Universidad Estatal de Washington, está a tanto del caso y ha enfocado su trabajo en la comprensión de cómo opera una de estas bacterias culpables.

Colabora con el Centro de Investigación y Extensión del Noroeste de Washington de WSU en Mount Vernon, Washington, así como con la Universidad Estatal de Pensilvania, la Universidad Estatal de Carolina del Norte, la Universidad de Auburn, el Departamento de Agricultura de EE.UU. y socios del sector.

Los primeros síntomas de infección en las calabazas

La curiosidad empezó con un experimento de cultivo de calabazas en un mantillo de plástico biodegradable en el Centro de Investigación y Extensión del Noroeste de Washington. Fue entonces cuando empezaron a notar las verrugas causadas por la bacteria, que resultaron diferentes de las que muestran las calabazas verrugosas que estamos acostumbrados a ver.

El primer signo de infección se hace visible a principios del verano. Se manifiesta en las hojas, que se tornan amarillentas en un cuadro denominado clorosis. El amarillo es de tono brillante poco común y es fácil de detectar a simple vista en un campo de calabazas.

Una infección leve no tiene por qué ser tan dañina

 

Hasta ahora, se sabe que una infección leve con estas le da una apariencia con “un poco de carácter” a las calabazas, pero no tiene por qué ocasionar daños significativos. Los problemas llegan cuando las condiciones son idóneas para que la bacteria prospere.

Cuando hay condiciones muy húmedas, las verrugas agrietan la cáscara de la calabaza y “proporcionan una apertura para que invadan otras infecciones”, lo que sí puede dar paso a patógenos más agresivos, incluidas otras bacterias, que conducen a su rápida descomposición.

¿Cómo se propaga la bacteria entre las calabazas?

Aún no está del todo claro cómo es que la bacteria infecta a las calabazas, pero la investigadora sospecha que las gotas de lluvia tienen algo que ver. Al caer la lluvia, las gotas rebotan y salpican a otras en el campo de cultivo trasladando la bacteria.

En sus experimentos de laboratorio, infectó diferentes variedades de calabazas; entre ellas, variedades decorativas blancas, las calabazas para pastel y la calabaza habitual, y notó las diferencias. Aquellas con piel fina parecían más vulnerables a la bacteria, mientras que las de piel gruesa y brillante parecen ser resistentes a ella.

Tymon cree “que el agua se escurre” dependiendo de la piel, y en las más gruesas, “no hay tiempo para que se desarrolle una infección” a medida que las gotas se caen llevándose la bacteria.

También se cree que la bacteria que causa estas verrugas en las calabazas podría ser una nueva cepa de un patógeno que suele afectar a la remolacha. Sin embargo, los científicos continúan trabajando para identificar las plantas que sirven de huésped y comprender con más exactitud su dinámica de propagación.

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