Trastorno bipolar: ¿cómo apoyar a quienes lo padecen?
En los últimos años, la expresión “me siento bipolar” se ha colado y hecho común en el vocabulario de personas de todo el mundo. En la mayoría de los casos, esto no pasa de una metáfora para explicar los cambios de humor repentinos que muchos podemos experimentar; mientras tanto, otras personas tienen que lidiar realmente con los síntomas del trastorno bipolar, a veces sin saberlo.
Experimentar manías y declives del estado de ánimo realmente puede afectar la calidad de vida y las relaciones con otras personas. Ser bipolar va más allá de sentir tristeza por algo que nos pasó; implica experimentarla de forma repentina, incluso durante un momento de euforia y alegría extrema.
Quienes están alrededor difícilmente puedan comprenderlo, y no es razón para juzgar. Sin embargo, es necesario educar al público y crear conciencia al respecto para poder brindar un apoyo adecuado. La salud mental importa en todos sus matices, e incluso cuando la propia no es la afectada.
¿Qué es el trastorno bipolar?
Antes de definir el trastorno bipolar y la forma de brindar apoyo a quienes lo padecen, primero es necesario comprender lo que es. Podemos definirlo de forma simple como una enfermedad mental caracterizada por cambios de humor drásticos.
Los cambios pueden ser tan drásticos que las personas llegan a sentir suficiente emoción como para cometer locuras como irse de fiesta repentinamente, tener sexo sin protección y consumir sustancias; pero también pueden experimentar una pérdida significativa de energía, una profunda tristeza, insomnio y pensamientos suicidas. Estos episodios pueden ocurrir varias veces en el mismo año.
Con base en ello, los síntomas de la bipolaridad psicológica son esencialmente dos: la manía y la depresión. Los expertos también hablan de un estado intermedio llamado hipomanía en el que estos comportamientos no son tan extremistas.
Durante la manía, la persona tiene un subidón emocional que puede llevarla a hacer las cosas que, en condiciones “normales”, no haría. Y aunque puede parecer muy positivo, estos comportamientos suelen estar manchados de peligro; implican exposición a infecciones de transmisión sexual, accidentes de tránsito, daño a la propiedad, pérdidas significativas de dinero e incluso la muerte.
La depresión implica todo lo contrario. Fatiga, dificultad para concentrarse, sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, insomnio o somnolencia excesiva, lentitud al moverse y tristeza prolongada son algunos de los síntomas que puede experimentar el paciente. No son excluyentes pero la pérdida de la capacidad de sentir placer sí es un requisito para catalogarlo como un episodio depresivo.
¿Qué causa el trastorno bipolar?
Las causas del trastorno bipolar aún no están claras, pero conocer los desencadenantes identificados hasta ahora también puede ser útil a la hora de brindar apoyo. Los genes parecen ser un factor importante, por ejemplo, pero es algo contra lo que es difícil luchar. Por otro lado, también se han observado desequilibrios de sustancias químicas relacionadas con el estado de ánimo, como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina.
Sin embargo, los científicos no dejan de lado el impacto de los factores psicosociales en el desarrollo de este trastorno. Así como ocurre con otras afecciones psicológicas, las vivencias estresantes parecen jugar un papel importante en el inicio de los síntomas y sus exacerbaciones. Además, el uso de drogas como los antidepresivos, la cocaína, anfetaminas, así como el consumo de alcohol tienen cierta influencia.
¿Existe un tratamiento?
El trastorno ha sido bien documentado, y de hecho, existen datos desde hace mucho tiempo. Y aunque muchas personas son conscientes de sus síntomas, actualmente solo los profesionales están en capacidad de abordarlo de la forma adecuada.
Quienes viven o conocen a personas con trastorno bipolar pueden brindar apoyo, pero el tratamiento y terapia base debe ir de la mano de un especialista. Los fármacos frecuentemente utilizados para ello son estabilizadores del estado de ánimo y antipsicóticos de segunda generación.
Pueden usarse solos o en combinación, pero a menudo, conseguir el fármaco adecuado es difícil ya que la mayoría conlleva efectos adversos importantes. Además, ninguno ofrece garantía de que solucionará el problema. Por ello, los especialistas también recomiendan terapia psicológica junto al apoyo de familiares y amigos como parte del tratamiento contra el trastorno bipolar.
Apoyo: ¿qué podemos hacer por quienes padecen el trastorno bipolar?
La psicoterapia individual puede ayudar a los pacientes a abordar sus episodios maníacos y depresivos; sin embargo, se recomienda también terapia en grupo, con participación de seres queridos a fin de concienciarlos respecto al trastorno. La educación sobre la salud mental es clave para comprender lo que ocurre a un ser querido.
El apoyo de personas cercanas puede prevenir episodios mayores de trastorno bipolar y para dar continuidad al tratamiento farmacológico y terapéutico. Y es que, por ejemplo, algunos pacientes podrían no cumplir con las dosis de medicamentos u horarios indicados por el psiquiatra, lo que limitaría significativamente su efectividad. Otros podrían evitarlos para evitar efectos como la pérdida de la creatividad.
Asimismo, el apoyo de los familiares puede evitar que los pacientes consuman sustancias estimulantes y alcohol, que podrían empeorar su pronóstico. Dependiendo del caso, estos también deberán intervenir en el manejo de las finanzas y otras responsabilidades mientras vuelven a tomar el rumbo de su vida.
Por último, los grupos de apoyo también pueden ayudar. Todas las personas en algún momento de su vida necesitan un entorno seguro y sin prejuicios en el cual expresar sus inquietudes, sentimientos y deseos. La historia no es diferente para quienes padecen trastorno bipolar, por lo que conectar con personas en una situación similar puede proveer beneficios adicionales en su lucha por seguir adelante.