Una aventura, los urbanos de Zacatecas
Trasladarse en autobús en las unidades del servicio público zacatecano deviene en singular aventura cuando se hace con gusto, más allá de las deficiencias, el pésimo servicio y la inseguridad de moverse en ese tipo de artefactos en tiempos de Covid-19.
Y es que por 8 pesos con 50 centavos se encuentra uno de todo, como en el caso de esta unidad de cierta ruta que cubre el trayecto entre Guadalupe y Zacatecas a eso de las ocho de la noche.
Como ustedes pueden apreciar, acaba de llover, la unidad viene toda calientita por dentro y desde que uno se trepa en ella se siente un ambiente de intimidad con esos foquitos rojos y morados.
Y es que en los urbanos de Zacatecas se puede uno topar de todo: desde novios que se vienen afianzando de sus besos o los fajines de por medio, presta pa’cá hasta los señores disgustados con caras largas y ensimismadas y las señoras que ríen de todo y nada.
No faltan los choferes que al pagarse con un billete de 100 le devuelvan a uno el cambio en moneda de cinco y hasta cincuenta centavos.
Muchos de esos servicios están en malas condiciones y quizás por las mañanas no hay tiempo de sanitizarlos, to sanitize them pues a esa hora del día miles de manos han corrido por ellos con o sin covid, faltaba más.
El regetton es la clave estética pero además, los Acosta con un sonido que se abomba en los oídos de los circunespectos y se alcanza a escuchar hasta la acera de enfrente.
Y, también, a esa hora, dicho sea con todo respeto, los choferes ya vienen sudorosos, huele a petatillo del que se quema poco a poco, a sobaquillos y ronquidos con ganas de quitarse el calzado para hornear el ambiente.
Nuestro transporte en Zacatecas no es como el suizo, el americano el inglés, tira más a Zimababwe y, si bien nos va, a Nicaragua u Honduras.
Y es que, por 8.50,uno en sus santos cabales no puede pedir más. Es lo que tenemos, así vivimos aquí.
Gabriel Rodrígúez, Informativo Render Noticias.