Uno de los brazos de la Vía Láctea parece estar “roto” y la ciencia no sabe por qué
Cuando se trata de algo propio, o algo a lo que pertenecemos, las sorpresas parecen menos probables, pero aquellos que sepan de la vida y de la ciencia estarán al tanto de que siempre hay algo más que aprender. Por ejemplo, nuestra galaxia, la romántica Vía Láctea, tiene una estructura en espiral bien documentada por la humanidad, pero un nuevo estudio reveló algo que aún es difícil de catalogar como lamentable: una rotura en uno de sus brazos.
Los astrónomos descubrieron un conjunto de estrellas jóvenes y nubes de gas que sobresale de uno de los brazos que forman la espiral de su estructura. Desde lejos, este “cúmulo” luce como una astilla que sobresale de una tabla de madera, o como una “deformidad” que rompe con la armonía ilustrativa de la Vía Láctea.
El misterio de los brazos que forman la Vía Láctea
En su artículo en la revista Astronomy & Astrophysics, los científicos la describen con una extensión de unos 3,000 años luz como la primera estructura identificada en la galaxia con una orientación drásticamente diferente a la del brazo.
En ciertas galaxias, como la Vía Láctea, la formación de estrellas tiende a seguir las características de un patrón en espiral que incluye brazos, espolones, plumas y ramas. Es común verlas sobresalir de los brazos de otras galaxias espirales.
Sin embargo, la premisa de que lo que más conocemos es lo que tenemos más cerca no siempre es acertada. En lo que respecta a la nuestra, los astrónomos han logrado hacerse una idea de su tamaño y la forma de sus brazos, pero la realidad es que su comprensión aún es limitada. Al tanto de ello, los científicos se han interesadopor determinar si ocurre algo similar en los de nuestra galaxia, o si son tan continuos como los imaginamos.
El porqué de este escaso conocimiento, además de la inmensidad y complejidad del universo, es un poco paradójico: estando la Tierra dentro de la Vía Láctea es difícil ver sus brazos en todo su esplendor. Nuestra posición, al menos en este aspecto, no es la más privilegiada, aunque es un hecho que sí lo es para la vida como la conocemos.
El ángulo de inclinación de los brazos de una espiral
Los investigadores también están al tanto de que los brazos galácticos se enrollan en forma de espiral con cierta fuerza que se mide por su ángulo de inclinación. Como referencia, un círculo tiene un ángulo de inclinación de 0°, pero a medidad que se abre una espiral, este aumenta. El nuevo estudio se enfocó en el Brazo de Sagitario, ubicado hacia adentro del Sol con un ángulo de inclinación documentado de aproximadamente 12°.
“La mayoría de los modelos de la Vía Láctea sugieren que el Brazo de Sagitario forma una espiral que tiene un ángulo de inclinación de aproximadamente 12°, pero la estructura que examinamos realmente se destaca en un ángulo de casi 60°”, dijo Michael Kuhn, astrofísico de Caltech y autor principal del nuevo artículo.
La distancia entre las estrellas para estudiar los brazos de la Vía Láctea
Para obtener más información, consultaron los datos recolectados por el telescopio espacial Spitzer de la NASA antes de su retiro en busca de estrellas recién nacidas en nebulosas. Estas nubes de gas y polvo son la sala de parto en la que surgen las estrellas que, en su juventud, se alinean estrechamente con la forma de los brazos de la galaxia en que residen.
También usaron algunos datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) para medir con mayor precisión la distancia entre las estrellas. Con ello, pudieron complementar su conocimiento y explorar la peculiaridad.
Nuestra galaxia tiene un brazo roto
Así descubrieron que la estructura larga y delgada que sobresale del Brazo de Sagitario está formada efectivamente por estrellas jóvenes. De acuerdo a los resultados, estas se mueven casi a la misma velocidad y en la misma dirección. Además, contiene cuatro nebulosas conocidas: la Nebulosa del Águila, la Nebulosa Omega, la Nebulosa Trífida y la Nebulosa Laguna.
Como indica el coautor Alberto Krone-Martins, astrofísico y profesor de informática en la Universidad de California, Irvine, “las distancias se encuentran entre las cosas más difíciles de medir en astronomía”.
En la década de 1950, un equipo logró medir de forma aproximada la distancia a algunas de las estrellas en las nebulosas. Gracias a ello, pudieron inferir sobre la existencia del Brazo de Sagitario y, a su vez, arrojar pruebas de que la Vía Láctea tiene forma de espiral. En esta oportunidad, pudieron ver que este brazo es aún más complejo de lo que pensaban.