¿Qué tenían en común los gusanos marinos con forma de pene y los cangrejos ermitaños?

Hace millones de años, durante el periodo Cámbrico, los gusanos marinos con forma de pene, también conocidos como Echiurias, podrían hacer estado mucho más desarrollados de lo que creíamos.

Por décadas, se ha pensado que las formas de vida del Cámbrico eran más simples, con las evoluciones más complejas y diversas llegando apenas años más tarde. Ahora, un nuevo estudio que ha relacionado el anterior comportamiento de las Echiurias con los cangrejos ermitaños nos muestra otra posibilidad que no habíamos considerado dentro de nuestro pasado.

 

Una mirada única al pasado de la vida en la Tierra

Para poder conseguir la información que nos ha dado este cambio de perspectiva, se contó con la dirección de Martin Smith, de la Universidad de Durham, Reino Unido. A su lado, estuvieron sus colegas de la Universidad de Yunnan en Kunming, en China.

En conjunto estudiaron cuatro especímenes de gusanos pertenecientes al filo Priapulida. ¿La diferencia con otros casos? Sus fósiles provenían de los depósitos de Guanshan en el sur de China. En dicho yacimiento se han encontrado muestras tanto de tejido duro como del blando.

Tomando en cuenta que solo los dientes de los gusanos marinos con forma de pene son tejido duro, la posibilidad de estudiar sus tejidos blandos es única. De hecho, fue justamente gracias a ella que la percepción que teníamos sobre dichas criaturas y su pasado terminó por cambiar.

¿Qué tuvieron en común los cangrejos ermitaños con los gusanos marinos con forma de pene?

Gusanos marinos con forma de pene.
Vía shutterstock.com

El gran descubrimiento de esta vez fue que los fósiles de los posibles miembros del género extinto Eximipriapulus no estaban solos por allí. En la actualidad, los gusanos marinos con forma de pene se esconden en la arena o entre las rocas para evitar a sus depredadores.

Ahora, los nuevos datos nos prueban que, hace más de 530 millones de años atrás, las Echiurias buscaban refugio como los cangrejos ermitaños. En otras palabras, se resguardaban en conchas marinas que les sirvieran como caparazón protector y como hogar sin importar a dónde se desplazaran.

Específicamente, se encontraron los tejidos blandos de los gusanos marinos en las conchas cónicas de los hiolitos. En la actualidad, dicho animal (perteneciente al género Pedunculotheca) está extinto y no tiene parientes cercanos. Por lo que, eso tal vez podría explicar por qué los gusanos marinos con forma de pena no siguen usando conchas como los cangrejos ermitaños.

¿Qué podemos aprender de este particular descubrimiento?

Durante años, se ha creído que una primera explosión de biodiversidad en el Cámbrico sentó las bases para el desarrollo de la vida como la conocemos. A dicho momento se lo conoció como la “explosión del Cámbrico” y se ha asociado con la evolución abrupta de animales multicelulares.

Sin embargo, se creía que los organismos realmente complejos en cuanto a estructuras y comportamiento no se habían desarrollado sino hasta millones de años después. Específicamente, la ciencia pensaba que dicho desarrollo podía asociarse con una segunda explosión de biodiversidad ocurrida hace 170 millones de años: la “revolución marina mesozoica”.

Los nuevos descubrimientos sobre los gusanos marinos con forma de pene prueban que dichas criaturas fueron pioneras en el uso de conchas para buscar refugio. Después de todo, los cangrejos ermitaños solo empezaron a hacerlo después de la segunda explosión de vida.

Por ende, los investigadores ven este detalle como una muestra de que las formas de vida con capacidades de pensamiento complejo habitaron la Tierra mucho antes de lo que esperábamos. Entonces, al seguir estudiando a las Echiurias y otras formas de vida de la época, podríamos descubrir que los ecosistemas de antaño eran mucho más sofisticados ecológicamente de lo que inicialmente creíamos.

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