Según un nuevo estudio, la peste negra no fue tan devastadora como se creía

En la historia de la humanidad existe una pandemia más aterradora que la que vivimos actualmente. Siempre se pensó que la gran plaga, conocida por todos como peste negra, había matado a la mitad de Europa. Muchos llegaron a considerarla como “la madre de todas las pestes”.

Ocurrió entre 1346 y 1353, y se cree que mató entre el 30 y el 50 por ciento de la población europea. Estos datos son estimativos y fueron extraídos de textos escritos por eclesiásticos, testigos alfabetizados o funcionarios estatales. Sin embargo, recientemente han constatado que la cobertura geográfica de esta documentación es muy desigual. Solo algunos países europeos cuentan con documentaciones fidedignas mientras que otros como Polonia solo poseen pistas vagas sobre los hechos.

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Traje usado por los médicos durante la peste negra. Vía Pixabay.

Los científicos tratan de medir el verdadero alcance de la peste negra

Los investigadores intentan corregir este desequilibrio y para ello recurrieron a diferentes formas de calcular el alcance de la mortalidad de la plaga. Utilizaron 1634 muestras fósiles de polen que recogieron de 261 lagos y humedales de 19 países europeos. Recolectaron esta cantidad de material para poder llevar adelante una investigación más abarcativa. Lo que les permitió comparar el impacto demográfico de la peste en todo el continente europeo.

La conclusión a la que llegaron fue que esta pandemia no fue tan universal ni devastadora como se pensaba.

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Grano de polen bajo el microscopio. Créditos: Lucrecia Masci. Vía sciencealert.com

¿Por qué investigaron en esos lugares?

Los lagos y humedales acumular continuamente restos de organismos vivos, suelo, rocas y polvo. Esto les permite registrar los cambios ambientales a medida que pasa el tiempo. Los paleoecólogos extraen y analizan las muestras tomadas desde arriba (presente) hasta abajo (pasado).

 

Para deteriminar que la peste negra tuvo ese impacto y no otro, estos investigadores analizaron los granos de polen debido a que están hechos de un polímero duradero. Estos granos permitieron a los paleoecólogos reconstruir el paisaje local y los cambios a lo largo del tiempo.

Los hallazgos ayudaron a estos investigadores a comprender que la plaga impactó de manera diferente en cada región. En algunas partes de Europa, como Suecia, Italia y Grecia, la población disminuyó considerablemente durante la peste.

En Cataluña o Chequia no percibieron cambios en la población humana. Mientras que en Polonia y otros países bálticos los cultivos se intensificaron al igual que la población. Esto confirma que la mortalidad de la Peste Negra no fue universal y mucho menos catastrófica como se pensaba. 

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