AMLO y Colosio

ÁLVARO CUEVA

 

¿Se imagina lo que sucedería si nuestro Presidente reabriera el caso? ¿Se imagina lo que pasaría si le diera la libertad a Mario Aburto?

Vamos a decirnos la verdad: aquí hay algo raro, aquí hay algo que jamás dejó satisfechos a los mexicanos. Aquí hay algo que hoy, 25 años después, sale en las series de Netflix.

¡Qué vergüenza que haya tenido que ser una compañía de otro país la que se atreviera a cuestionar lo que sucedió en Lomas Taurinas y no una mexicana! Esto es un escándalo. A lo mejor usted no se acuerda o no había nacido, pero en aquella realidad analógica de 1994 el impacto del asesinato de Colosio fue total.

Si no hubiera sido por lo que pasó en las Torres Gemelas, en 2001, estaríamos hablando del fenómeno mediático más importante de toda la historia de la televisión nacional. La gente lloraba, el pueblo se cuestionaba, había un genuino clima de desesperación, de incertidumbre.

Eso, en aquel contexto de los levantamientos en Chiapas, de la guerra de las televisoras y de una de las peores crisis de seguridad en nuestras ciudades, generó cualquier cantidad de teorías de la conspiración. Así fue como miles de mexicanos, por ejemplo, conocieron a la hoy senadora Jesusa Rodríguez.

La señora, que en aquella época era una actriz que triunfaba en su espacio, un importante cabaret político de Coyoacán, inventó el espectáculo El juicio a Salinas.

¿Y qué hizo? Le dio la vuelta a todo México burlándose del Chupacabras y de un montón de barbaridades con las que nos bombardeaban los medios.

Sería un error que pasara el día de hoy en la cúspide de la cuarta transformación y que AMLO dejara pasar esta conmemoración para que se acabe convirtiendo en otro “misterio sin resolver”.

El caso Colosio no es como el terremoto de 1985, no es como el 2 de octubre de 1968. Es un evento que fue contra un solo hombre, un evento que fue contra un personaje muy concreto, contra un señor que pudo haber cambiado la historia de México.

Sin Colosio quién sabe si tendríamos muchos de los problemas que tenemos ahora, quién sabe si hubiera habido transición política en 2000. Por Colosio tuvimos la telenovela Nada personal, donde Lupita Ferrer se vestía y se peinaba como Diana Laura Riojas.

Me preocupa que nadie le esté explicando a las nuevas generaciones quiénes eran estos personajes, que los noticiarios den por hecho que sus audiencias se acuerdan de algo que no vivieron.

Me preocupa que no pongamos en contexto esto que durante los últimos tres sexenios se enterró casi estratégicamente.

¿Puede haber algo más simbólico que el hecho de que la carta que le mandaron los padres de Mario Aburto, supuesto asesino de Luis Donaldo Colosio, le haya llegado a través de un periodista de Estados Unidos y no de la mano de algún reportero de nuestras televisoras mexicanas?

¿Ahora entiende la importancia de que el Presidente reaccione ante este asunto? De nada nos sirve recordar a Luis Donaldo Colosio si no se le va a hacer justicia.

De nada va a servir la serie de Netflix si no cerramos la herida que se abrió hace 25 años. ¿O usted qué opina?

@AlvaroCueva

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *