CRISIS DE LOS LIDERAZGOS.

Encontré en una lectura, que no es líder aquel que lo siguen las masas, sino aquel que forma nuevos líderes para el cambio.
Aquel personaje que se afana en que lo siga el pueblo no es un líder, es un caudillo. Éste impone su voluntad a las masas, pero también la gente deposita ciegamente sus intereses y demandas en el caudillo.
Hoy no tenemos liderazgos en el panorama global. En Estados Unidos dos seudolideres pretenden dirigir una de las economías más importantes del mundo – cada vez va dejando de ser una potencia- la pobreza discursiva de los dos candidatos confirma la pobreza de los liderazgos.
El liderazgo autoritario que hoy predomina sobre el liderazgo democrático conduce al caudillismo y con ello, al caos social de una nación.
El poder político de los caudillos no se sustenta en una filosofía ética, una visión de futuro, un proyecto de nación, su poder se sustenta en el apoyo abierto e incondicional de las masas.
Cuatrocientos años antes de nuestra era, Platón el gran filósofo griego planteaba que las naciones deberían ser gobernadas por filósofos. Es decir, líderes con un gran pensamiento social, que aporten ideas al acontecer del momento
El verdadero líder debe tener inclinación a la tolerancia, debe ser un hombre culto, amante de la sabiduría (filósofo), debe entender al otro, debe ser partidario de las libertades, debe repudiar el autoritarismo.
El ocaso de los liderazgos se manifiesta en todos los campos de la vida social; en la cultura, la religión, la política, el deporte, el sindicalismo, la academia, los partidos, las policías, los militares, etc.
Cuando predomina el individualismo y el egoísmo en las personas no hay liderazgos. Porque el verdadero líder no busca imponer voluntades ni caprichos, busca el beneficio de los demás, pero a la vez formando nuevos líderes para fortalecer el trabajo de equipo y sustentar un proyecto.
El verdadero líder no es aquel que lo siguen las masas, sino que es ejemplo para la formación de nuevos líderes.

Así estamos y así nos va.

 

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