David Monreal es el mito tras la máscara

David Monreal es el mito tras la máscara, el barbijo que se cae en la pérdida de su identidad, el malabar, el alquimista que, una vez más, arriesga a no llegar. El amigo de todos y confidente de nadie.

El discípulo que no ha aprendido a aprenderle nada a su maestro, quien va por tercera a la grande del estado y esta vez promete no rendirse antes de pisar la meta si las fuerzas no le fallan.

De quien se menciona en corrillos que es débil, influible hasta por sus enemigos, inseguro como nadie a pesar de ser de signo zodiacal aries.

Quien no está listo para que nadie le estorbe porque no sabría cómo conducirse en las peliagudas redes de la política estatal, huidizas, resquebrajables y harteras.

Que pareciera no ser dueño de sus propias capacidades para no reconocer sus constantes fracasos al partir a sus equipos en diversas confrontaciones entre sí.

Dueño de intereses contradictorios, sumido en el sopor constante del ver mirar cómo los demás le comen el mandado, seguro e indeciso.

Sus contrarios le llaman la contradicción en esencia, tendiente a los claroscuros, con preeminencia de los segundos.

Vamos David, que tu puedes, pues no hay tercera mala, o bien, la tercera es la vencida.

Sin embargo, Zacatecas es un estado pobre, desigual, colmado de conflictos sociales por doquier. Aquí no solamente se requieren agallas, sino algo más: pericia, inteligencia, sensibilidad, capacidad de gestión y un estómago de dinosaurio para no perder los estribos a la primera.

David, David…esta es tercera llamada…tercera: ¡Comenzamos!

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