Diez años después de la revolución, la economía en el abismo
Por RFI
Túnez está haciendo un balance y es amargo, diez años después de su revolución. La gran mayoría de los tunecinos han visto deteriorarse su situación económica. Frente a esto, hay un Estado que está luchando para hacer frente a esta crisis, reformando una economía sumergida bajo una presión presupuestaria sin precedentes.
Por Aabla Jounaïdi, enviada especial de RFI a Túnez
El año 2020, que acaba de terminar, ha agravado una situación ya crítica para las finanzas del Estado. Los efectos de la crisis sanitaria han sido el principal desafío. Se estima que el PIB de Túnez se ha reducido en un 8% en 2020. Sectores emblemáticos como el turismo han visto su actividad reducirse en un 68%. Con una factura Covid estimada en 4.000 millones de dólares, Túnez ha experimentado su mayor déficit presupuestario en cuarenta años. Al mismo tiempo, los ingresos se han desplomado en más de un 7%. Tanto es así que la deuda del sector público tunecino ha crecido hasta alcanzar un récord del 84,8% del PIB. Para financiarse, especialmente en el extranjero, el Estado tunecino tendrá mucho que hacer. Su calificación soberana se redujo aún más a finales de año, pasando de estable a negativa (agencia Fitch).
Un contexto social de tensión
Al mismo tiempo, el Estado se encuentra bajo presión. El contexto social está más tenso que nunca, con un número récord de manifestaciones, especialmente en las regiones marginadas que reclaman puestos en el sector público.
Como resultado, 2020 también ha sido un año récord en cuanto a los gastos salariales, que han aumentado en un 12,8% hasta ahora para alcanzar el 77,5% del presupuesto de funcionamiento del Estado. Contrataciones masivas que no contribuyen (según los tunecinos) a la mejora de los servicios públicos, pero que sin duda reducen el margen de maniobra del Estado, sobre todo en materia de inversiones y reformas económicas.
Sin mejoras a la vista para el 2021
El año 2021 se abre en Túnez con la perspectiva de nuevas amenazas para su economía. El gobierno ha introducido nuevas restricciones, incluyendo un toque de queda y el confinamiento cuatro días a la semana. Es probable que el impacto en el empleo empeore aún más, con al menos 250.000 desempleados más registrados en 2020.
El gobierno también tendrá que hacer frente al enorme endeudamiento de las empresas estatales, un problema que ha quedado sin resolver durante varios años. Es en este contexto que se está planteando la posibilidad de volver a recurrir al Fondo Monetario Internacional, que, habida cuenta del deterioro de las finanzas públicas, iría ciertamente acompañado de medidas draconianas para reducir los gastos del Estado.