¿Por qué es tan difícil encontrar una vacuna para el VIH y no para la COVID-19?
En los tiempos de la COVID-19, con varias vacunas a punto de lanzarse al mercado, la gente se hace muchas preguntas. Además de la seguridad de estos medicamentos. Pero, también, sobre por qué no hemos encontrado la vacuna a otras grandes enfermedades, como es el caso del VIH.
En el Día Mundial de la Lucha Contra el Sida, en Hipertextual hemos querido saber por qué es tan difícil encontrar una vacuna para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) mientras que para el SARS-CoV-2 en apenas unos meses ya hemos encontrado varias formas de hacer una. Además de que vendrán más vacunas en los próximos meses.
Hay varios problemas que presenta el VIH que dificultan enormemente tener una vacuna que le haga frente. La alta variabilidad genética y las células que atacan. Para empezar, no podemos olvidar que el VIH es un virus que ataca el propio sistema inmunitario mientras que en el caso del virus que produce la COVID-19 esto no es así.
“Son dos virus muy diferentes”, explica desde el otro lado del teléfono Christian Brander, director científico de AELIX Therapeutics. Esta empresa está buscando una vacuna funcional contra el VIH desde hace años. “Hay mucha más variabilidad en el VIH que en este coronavirus”, señala. “Hay mecanismos en el SARS-CoV-2, y no en el VIH, que comprueban que la replicación del virus y el genoma está bien hecho. La variabilidad del VIH se debe a que no incorpora un mecanismo para hacer correcciones en el proceso de replicación”, explica Brander.
“Esto complica las cosas porque no puedes hacer como con el SARS-CoV-22, que coges una proteína [la S o espícula, es decir, parte de la corona que la caracteriza] y con eso ya podrías hacer una vacuna y proteger a todo el mundo. Porque cada persona tiene diferentes VIH y eso es clave”.
Vacunas terapéuticas o preventivas para el VIH
Por otra parte, las vacunas terapéuticas son para pacientes que ya conviven con el VIH y no son preventivas, no evitan infectarse. En estos casos, un problema son los llamados reservorios. Es decir, los lugares en los que el virus se esconde. “Las vacunas terapéuticas son difíciles por los reservorios. Mientras que si hablamos de vacunas preventivas es hablar sobre tratar a todo el mundo sin tener la infección. En este segundo caso, no hay reservorios porque no existe la infección como tal”.
Y los reservorios también son algo que diferencia a ambos virus. “Hoy en día parece que el SARS-CoV-2 no tiene reservorios del virus. Porque su ciclo de vida es diferente, mientras el VIH se puede incorporar, parece que este coronavirus pueda hacerlo. Esto no significa que el SARS-CoV-2 no podría mantenerse o estar más tiempo en el cuerpo, escondido. Y de repente volver a infectar. No lo sabemos, pero si lo hace sería mediante un mecanismo diferente al del VIH”, indica Brander. “El SARS-CoV-2 muy probablemente no va establecer un reservorio. Al menos no en el sentido en el que lo hace el VIH”.
“Además, en el caso del SARS-CoV-2 estamos hablando todo el rato de vacunas preventivas, no terapéuticas“, añade el director científico de AELIX Therapeutics.
Mucha gente lanza la pregunta sobre la vacuna del VIH para demonizar la vacuna contra el SARS-CoV-2. Sin embargo, no todos los virus son iguales. Ya no solo en su forma (el SARS-CoV-2 tiene una corona que le hace más fácil ser identificado mientras que el VIH no) sino también en su ciclo de vida (el VIH ataca células del propio sistema inmune que son necesarias para reconocer infecciones).
La búsqueda de una vacuna no siempre es fácil. De hecho, suele llevar años realizar los ensayos clínicos. Pero, por suerte, el virus de la COVID-19 es un poco más fácil de reconocer para el sistema inmunitario que otros. Esto sumado a la pandemia en la que vivimos, que ha acortado mucho los plazos, podrían suponer comenzar a comercializar una vacuna para la COVID-19 en breve.