¿Estamos usando los test de antígenos por encima de nuestras posibilidades?

En un año atípico, la Navidad tampoco podía ser típica. Este año no solo se habla de turrones, adornos y regalos. También hay espacio para mencionar toques de queda, aforos en las comidas familiares y cribados. Detectar los casos de coronavirus y aislarlos puede ser clave para evitar que esas personas se reúnan y difundan la enfermedad. Sin embargo, los cribados de test de antígenos masivos pueden generar una falsa seguridad problemática.

Si bien todo empezó con la PCR como único método de diagnóstico, hoy existen otros muchos. Entre los más extendidos se encuentra también el test rápido de anticuerpos, que detecta si alguien ha pasado la enfermedad o se encuentra en una fase avanzada de la misma, las serologías, con un objetivo similar, y los test de antígenos. Estos últimos se conciben erróneamente como una variante rápida de la PCR. El hecho de que la muestra suela tomarse de la misma manera da lugar a muchas confusiones, pues se cree que su utilidad es la misma, cuando en realidad no hay nada más lejos de la realidad. ¿Significa eso entonces que no son una buena herramienta? En realidad no es ese el caso. Sí que son muy útiles, pero en casos muy concretos, no en todos en los que están empezando a utilizarse.

 

PCR vs test de antígenos masivos

La PCR en tiempo real detecta la presencia del ARN del virus en las células. En cambio, los test de antígenos no se dirigen al material genético, sino a algunas proteínas concretas de su estructura. La primera es un método cuantitativo, con lo cual no solo encuentra si hay virus, sino también en qué cantidad. La última es cualitativa, simplemente nos dice si hay o no hay.

Todo esto lleva a la principal diferencia entre ambos métodos: la sensibilidad. Se define como tal la probabilidad de detectar correctamente un paciente enfermo. Por lo tanto, cuantos más falsos negativos se producen, más baja es la sensibilidad. Este dato suele ir acompañado de otro, conocido como especifidad, que hace referencia a lo contrario. Mide la capacidad de detectar individuos sanos y es peor cuanto mayor es la proporción de falsos positivos.

 
 

En ambas pruebas, la especifidad es muy alta, cercana al 100%, de modo que un resultado positivo será correcto con muy alta probabilidad. La cosa cambia con la sensibilidad, pues la de la PCR puede alcanzar un 95%, incluso sin síntomas. La del test de antígenos, en cambio, oscila entre un 34% y un 60%. Por ese motivo, los cribados mediante test de antígenos masivos pueden no ser una buena idea. Pero entonces, ¿cuándo son útiles?

Siempre con síntomas

Desde el inicio de la infección, hasta su fin, la carga viral sigue una curva, primero ascendente y luego descendente, en cuyos extremos será demasiado baja para ser detectada. Incluso la PCR puede dar falsos negativos si se realiza en un punto de carga viral demasiado baja, de ahí que los contactos estrechos deban hacer cuarentena incluso con un contacto negativo. No obstante, puede detectar cargas virales más bajas.

“Para conseguir una mayor sensibilidad de la prueba se recomienda la recogida de la muestra de exudado nasofaríngeo u orofaríngeo en los primeros cinco días de inicio de síntomas”, cuenta a Hipertextual Ana María Peña Casas, médico especialista de análisis clínicos en Lorgen. “No creo que sea un buen método para detectar a un paciente asintomático”.

Es, por lo tanto, una prueba específica para pacientes sintomáticos. Al aportar resultados en solo unos minutos, es mucho más rápida que la PCR, de ahí que a menudo se use en urgencias o con contactos estrechos que ya tienen síntomas. Si da positivo, se podrá empezar el aislamiento, o el tratamiento si procede, cuanto antes. En cambio, si da negativo, podría ser falso negativo, por lo que el protocolo indica que es necesario realizar una PCR de confirmación. Pero no siempre se realizan.

 

De hecho, están empezando a llevarse a cabo este tipo de pruebas en contactos indirectos sin síntomas, en pacientes con síntomas leves que acuden a atención primaria o en cribados a población asintomática mediante test de antígenos masivos. En esos casos, si no se hace PCR de confirmación, no se puede tomar el resultado con seguridad.

hisopado

Propuestas para la realización de test de antígenos

Recientemente se ha publicado en Science Advances un estudio en el que se contempla la posibilidad de hacer test de antígenos masivos a buena parte de la población de Estados Unidos. En este trabajo se sostiene que la sensibilidad de esta prueba es baja, pero que la frecuencia podría llegar a superar este inconveniente. Es decir, su propuesta es repetir el cribado cada pocos días, de modo que se dé con ese punto de la curva en el que la carga viral puede detectarse mediante este método.

De hecho, mediante modelos computacionales concluyen que, repitiendo cada tres días el test a tres cuartas partes de la población estadounidense y aislando a los positivos, se podría llevar la epidemia a la extinción en seis semanas.

Esta propuesta podría considerarse adecuada de cara a las reuniones navideñas. Sin embargo, una cosa son los modelos informáticos y otra la realidad.

 

“Esta estrategía sería más útil si se pudiera hacer de forma regular durante un tiempo prolongado”, cuenta en declaraciones a este medio José M. Jiménez Guardeño, investigador postdoctoral en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres. “Podemos hacer pruebas de forma masiva a toda la población hoy y la semana que viene pero siempre habrá falsos negativos de pacientes asintomáticos o con una concentración baja del virus y en un par de semanas estaríamos igual que al principio si no se toman otras medidas”.

Opina de una forma similar Ana María Peña, quien añade que el único escenario en el que podrían ser útiles estas pruebas para asintomáticos es el de aquellos que llevan más de un mes siendo positivos en PCR, ya que son casos en los que puede que aún haya algo de material genético viral, pero el paciente ya no sea contagioso. “Con el test de antígenos, si sale negativo, se podría decir que no son activos contagiosos”, narra la facultativa. “Es importante remarcar ese condicional, porque siempre existe la probabilidad de que a pesar de que salga negativo pueda contagiar, pero de manera generalizada también es otro uso”.

 

Mala logística para la realización de test de antígenos masivos

En el caso de que realmente fuese útil realizar estos cribados mediante test masivos a pacientes, habría que solventar varios obstáculos. Para empezar, Jiménez Guardeño recuerda que no hay una disponibilidad ilimitada de test.

Por otro, Peña Casas hace referencia al problema de la toma de muestras realizada por el propio paciente. Si se fuese a realizar un cribado de test de antígenos masivos, posiblemente no habría suficientes sanitarios para realizar el hisopado. Podría recomendarse que lo hicieran directamente los pacientes, pero eso también podría ser problemático.

“Si se realiza el exudado orofaríngeo, el hisopo debe acceder y recoger muestra de ambos pilares amigdalinos y de la orofaringe posterior”, aclara. “En el caso de la zona nasofaríngea, se debe meter a través de las fosas nasales hasta que encuentre resistencia, rotando durante varios segundos. Si el usuario no lo hace bien, esa mala praxis, unida a una sensibilidad relativamente baja, haría que aumentaran bastante la tasas de falsos negativos”.

En definitiva, el test de antígenos es una prueba muy útil, pero solo si se realiza correctamente y para unos casos concretos, con síntomas y en el entorno clínico. Todo lo demás, puede dar a los usuarios la tranquilidad de un negativo, pudiendo estar infectados. En esos casos se caería en la relajación de las medidas de seguridad y, quizás, en una expansión de la enfermedad. Afortunadamente, tenemos muchos más recursos que aquel 30 de diciembre de 2019 en el que los médicos chinos alertaron de una misteriosa enfermedad. Entre ellos destaca el amplio abanico de técnicas diagnósticas. Pero no todas valen para todo. Saber usarlas y elegir las más adecuadas en los momentos más propicios también es una forma de salvar vidas.

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